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MÁLAGA

Estas versiones han sido tomadas de Mujeres 2000 y Mujeres 2003 
Dentro de las sección 8 de marzo. Día internacional de la Mujer de Averróes. Red Telemática Educativa de Andalucía

Mantienen el texto original, pero al ser aquellos de una gran extensión (cada provincia ocupando en formato PDF entre 6 y 16 mega)  dificultaba su acceso. Esa versión original tiene una imagen de cada una de las personas biografiadas.

Cristobalina Fernández de Alarcón [1576-1646] Mª Dolores Ramos. Universidad de Málaga.

María Rosa Gálvez de Cabrera [1768-1806] Mª Teresa Vera Balanza .Universidad de Málaga

Amalia Heredia Liverm o re [1830-1902] Mª Dolores Ramos. Universidad de Málaga

Suceso Luengo de la Figuera [1864-1931] Mª Teresa Vera Balanza .Universidad de Málaga

Isabel Oyarzábal Smith [1878-1974]  Rosa María Ballesteros García. Universidad de Málaga.

Victoria Kent Siano [1892-1987] Rosa María Ballesteros García. Universidad de Málaga.

María Zambrano Alarcón [1904-1991]  Mª Teresa Vera Balanza .Universidad de Málaga

Amparo Rviz de Lvna  Mª Teresa Vera Balanza .Universidad de Málaga

Francisca Carrillo Salas [1903-2002]  Diego Gutiérrez Téllez, director del C.E.I.P. Juan Carrillo de Ronda (Málaga)

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Cristobalina Fernández de Alarcón [1576-1646]

Durante siglos la mujer ha estado sometida a la voluntad masculina, su voz ha sido silenciada y sus facultades han permanecido ocultas o apenas desarrolladas, constituyendo sus únicas salidas el matrimonio o el convento. Sin embargo en los periodos de renacimiento cultural han surgido voces que reivindicaban la ilustración de las mujeres como un bien general para toda la sociedad. A finales del siglo XV y en el transcurso del siglo XVI se desarrollaron planteamientos humanistas como los de Luis Vives, que en su obra De institutione Faeminae Christianae (1514) recogía la teoría igualitaria de Erasmo de Rotterdam según la cual «la inteligencia no tiene sexo». El Renacimiento abrió pues las puertas de la ilustración al sexo femenino hasta el punto de contar con dos mujeres en las primeras universidades españolas:las de Alcalá de Henares y Salamanca. Sor Teresa de Cartagena, Luisa de Padilla, Isabel de Liaño o Sor María de Santa Isabel defendieron los postulados igualitarios porque «quien dio el alma a la mujer la dio al hombre, y que no es de otra calidad éste que aquella, y que a muchas concedió lo que negó a muchos», argumento que constituye el ideario de las dos grandes feministas de aquella época: María de Zayas y Sor Juana Inés de la Cruz.

Precisamente entre los rasgos que caracterizan a la escuela literaria antequeranogranadina de finales del siglo XVI se cuentan la profunda formación humanística de sus integrantes, la apertura a las nuevas corrientes poéticas que circulaban en el cambio de siglo y la presencia de varias mujeres: Luciana e Hipólita Narváez, Catalina Trillo y sobre todo Cristobalina Fernández de Alarcón, objeto de este perfil biográfico, la poeta más importante del grupo.

Hija natural de un escribano, la escritora vino al mundo en Antequera en 1576, siendo educada por su tía Beatríz de Rivera y algunos preceptores -entre los cuales se cuenta el horaciano Juan de Aguilar, al que se le considera su maestro- que cuidaron de manera especial su formación en gramática y latín. Este interés por el conocimiento de las lenguas clásicas originó la formación de un colectivo femenino conocido en la época con el nombre de «las latinas», al que pertenecieron entre otras Francisca Nebrija, Lucía Medrano, Beatriz Galindo y Lucía Sigea. La trayectoria vital e intelectual de Cristobalina Fernández de Alarcón corresponde a la de una mujer del estamento social alto pero no necesariamente nobiliario, con una cierta capacidad de acción y un aceptable reconocimiento en la esfera pública, avalado desde las normas de la perspectiva de género y siguiendo los cánones de la época, por dos matrimonios: el primero, fracasado, con el comerciante malagueño Agustín de los Ríos; el segundo con un estudiante de ascendencia portuguesa, Juan Francisco Correa, del que nacieron dos hijos. Un camino diferente siguió su relación platónica con el poeta de la escuela antequerana-granadina Pedro Espinosa, que le inspiró su «Canción amorosa», composición donde afloran profundos sentimientos:

«Cansados ojos míos, ayudadme a llorar el mal que siento». Un camino intransitable para los dos enamorados si tenemos en cuenta la retirada de Pedro Espinosa a la ermita de la Magdalena tras el segundo matrimonio de la escritora.

Pasado el tiempo, al enviudar de Juan Francisco Correa, Cristobalina Fernández de Alarcón abandonó Estepa, donde había residido, para instalarse de nuevo en Antequera en compañía de su hija.

La obra de Cristobalina Fernández de Alarcón está vinculada a la escuela poética a la que perteneció, caracterizada por la influencia humanista, la elección de temas religiosos o que rozan el misticismo, pero también de temas profanos, descritos de manera viva y colorista. Como suele suceder cuando se trata de la producción literaria femenina, a pesar de la fecundidad de la autora, glosada por su maestro Juan de Aguilar, no es mucho lo que nos ha llegado de su obra. Al parecer la falta de cuidado hizo que se perdieran muchas de sus composiciones, que fueron muy estimadas por Lope de Vega en la visita que hizo a la ciudad de Antequera en 1602, llegando a considerarla como la «musa antequerana» o la «sibila de Antequera» en la Silva III del Laurel de Apolo, y posteriormente alabadas por Bartolomé Gallardo y Serrano Sanz.

Pedro Espinosa incluyó dos de las canciones amorosas de la escritora en la obra Flores de poetas ilustres, publicada en 1605. En la segunda parte de la misma Juan Antonio Calderón incorporó otros dos poemas suyos. Cristobalina Fernández de Alarcón está representada también en el Cancionero antequerano, recopilado por Ignacio Toledo Godoy en 1627-1628, con un soneto y también con las composiciones marianas que envió a las Justas Literarias de Granada de 1626, con motivo de la festividad de la Virgen del Carmen. Su poema más famoso lo forman las quintillas que compuso al ser beatificada Santa Teresa en 1615.

Pero la gloria de las Letras duró poco para las mujeres. El avance de la Contrarreforma supuso un dique para la emancipación ilustrada. La muerte de Cristobalina Fernández de Alarcón, acaecida el 16 de septiembre de 1646, podría considerarse simbólicamente como broche de una etapa dorada para la literatura femenina andaluza.

 B i b l i o g r a f í a

ALONSO, D. ; FERRERES, R. (eds.) Cancionero antequerano , recogido por los años de 1627 y 1628 por Ignacio de Toledo y Godoy. Madrid, CSIC, 1950.

DÍAZ DE ESCOVAR, N. «Hijos ilustres de Antequera. Cristobalina Fernández de Alarcón». Nueva Revista, Antequera, septiembre de 1933.

PAREJO BARRANCO, J. A. «Cristobalina Fernández de Alarcón» (157?-1646), en M. ALCOBENDAS (ed.), Málaga. Personajes en su Historia. Málaga, Arguval, 1986.

SÁNCHEZ MONTERO, E. En Femenino Plural. 5. La mujer y las Letras. Córdoba, Diputación de Córdoba, 1999.

Mª Dolores Ramos. Universidad de Málaga.

 

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María Rosa Gálvez de Cabrera [1768-1806]

Poetisa. Nació en Málaga o en Macharaviaya (Málaga) en 1768, hija adoptiva (natural, opina Díaz de Escovar) de Antonio de Galvez, coronel del ejército, y de Mariana Ramírez de Velasco, y sobrina de José de Galvez, ministro de Carlos III.

Ejemplo de mujer ilustrada en una época de cambios profundos, el mismo año de su nacimiento (el 14 de agosto) Carlos III proclama la Real Cédula donde se daba la normativa para escolarizar, en el ámbito nacional, a la población femenina sin recursos económicos; una ley bastante restrictiva aunque significaba un importante comienzo aunque de lento desarrollo.

Contrae matrimonio con José Cabrera Ramírez, que al poco fue nombrado agregado de la legación de España en Estados Unidos, trasladándose ambos a Washington. Allí frecuentaron la compañía de la rama de los Gálvez con responsabilidades en América: Matías y su hijo Bernardo. El matrimonio no duró mucho y María Rosa regresa a Madrid donde comienza la etapa más «escandalosa» de su vida: su presunta relación con el primer ministro de Carlos IV, Manuel Godoy y Alvarez de Faria. Esta circunstancia le valió el menosprecio de los autores de su época y de los críticos del XIX.

Cultivadora de la poesía, entre sus mejores composiciones destacan una Oda a la campaña de Portugal, otra A la Beneficencia que dedicó a la condesa de Castroterreño, otra A la campaña de Bonaparte en Italia, la Descripción filosófica del Real Sitio de San Ildefonso, la poesía La noche y los versos sáficos A Quintana.

Pero sin duda, la vocación de Mª Rosa de Galvez se inclinaba por el teatro; así como autora dramática, escribió Bion, ópera lírica en un acto, El egoista y Los figurones literarios, comedias en tres actos, las tragedias en un sólo acto Saul y Safo, y otros dramas de extensión mayor como Florinda, Blanca de Rossi, Amnon, Zinda, La delirante y Ali Bek. También las comedias Un loco hace ciento -que luego llegaría a libreto de ópera-, Catalina o la bella labradora. Así mismo, colaboró en la prensa madrileña de la época, en Variedades de Ciencias, Literatura y Artes y en La Minerva o El Revisor General.

Si el divorcio de María Rosa de Gálvez fue motivo de escándalo, el escarnio llegaría cuando en 1803-1804, por orden del ministro Ceballos -y con la intermediación de Godoy- la Imprenta Real publicara sus Obras poéticas en 3 tomos sin los abonos correspondientes y algunas de sus obras dramáticas se incorporaron al volumen Teatro Nuevo Español. Siempre la sospecha, las críticas a su conducta, eclipsaron su obra hasta bien entrado este siglo.

Su producción dramática estuvo influenciada por los cánones neoclásicos que dominaron la literatura castellana del XVIII y XIX, aunque, según Enrique del Pino, ya se ven componentes románticos en su obra: la exaltación trágica, la pugna del yo con el nuevo entorno, la búsqueda de escenarios exóticos y lejanos (Oriente, la Antigüedad). Sus circunstancias vitales, sus planteamientos literarios modernistas le granjearon la enemistad de sus contemporáneos, así como la manifestación pública de sus opiniones respecto a la cuestión teatral. Afirmaba en la «Advertencia» del segundo volumen de sus Obras poéticas, que defendía el género dramático criticando a los que rehuían de las obras originales dedicándose en exclusiva a las traducciones y adaptaciones -cuya calidad, en la época, era también bastante mediocre-. Ella se consideraba la primera mujer, entre las españolas, que se había dedicado al género dramático y esta actitud orgullosa de la que hacía gala a pesar de la modestia que se le «exigía» a su sexo, le trajeron la censura y el silencio. Ante una obra incomprendida, los críticos respondieron con argumentos morales, tachándola de «licenciosa y frívola».

B i b l i o g r a f í a

 CARMONA GONZÁLEZ, Mª. A. Escritoras andaluzas en la prensa de Andalucía en el siglo XIX. Cádiz, Servicio  de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1999.

DÍAZ DE ESCOVAR, N. Galería de malagueñas. Apuntes para una obra biográfica de las mujeres, hijas de esta Provincia, o residentes en ella, que se han distingudo por su talento, piedad, valor, ilustración. Málaga, Tip. La Equitativa, 1901.

JIMÉNEZ MORALES, Mª. I. Escritoras malagueñas del siglo XIX. Málaga, Universidad, 1996.

 Mª Teresa Vera Balanza .Universidad de Málaga

 

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Amalia Heredia Liverm o re [1830-1902]

Es un lugar común en el ámbito de la historia contemporánea española hablar de las élites de poder de la Restauración como un círculo cerrado desde el que se controlaban prácticamente todos los resortes de la vida política, social, económica y cultural del país; reflexionar sobre sus prácticas endogámicas, los matrimonios concertados entre familias de similar condición y los negocios ampliados, compartidos, en los que acaban confluyendo siempre los mismos apellidos. Un ejemplo claro de esta circunstancia y de estas prácticas sociales lo ofrecen en Málaga las tres grandes familias oligárquicas, Larios, Loring y Heredia, emparentadas entre sí y conocidas popularmente como el «clan de la Alameda», en clara referencia al lugar donde habitaban, el más prestigioso de la ciudad.

Pero a pesar de lo mucho que se ha publicado sobre estas familias, desconocemos en gran medida la trayectoria individual y colectiva de las mujeres que a ellos pertenecían. Uno de los mejores exponentes de esas trayectorias femeninas se refleja en el retrato biográfico de Amalia Heredia Livermore, décima hija del matrimonio formado por el industrial y hombre de negocios Manuel Agustín Heredia e Isabel Livermore Salas.

Nacida en Málaga en 1831, la futura marquesa de Casa-Loring recibió una educación acorde con los principios familiares y las normas de la clase social a la que pertenecía: ayas, institutrices francesas, preceptores, ambiente refinado, una fuerte socialización en la fe católica, viajes al extranjero e inclinación por las bellas artes, haciendo gala desde la infancia de una inteligencia y dotes de mando heredadas, al parecer, de su padre. Su matrimonio con Jorge Enrique Loring Oyarzábal, en 1850, constituye una muestra de las prácticas endogámicas mencionadas.

Tras su boda, Amalia Heredia Livermore transformó su residencia La Concepción, ubicada a la salida de Málaga, en un jardín botánico, en lugar de reunión de importantes tertulias políticas, en una réplica del «parlamento» ubicado en la madrileña Carrera de San Jerónimo y en sede de una importante colección arqueológica, que fue depositada en un templete clásico construido para tal fin. La labor asistencial y benéfica fue otra de las preocupaciones que llenó la vida de la Marquesa de Casa Loring, financiando con otras damas de la oligarquía el Hospital de San Julián y colocando, en 1862, la primera piedra del que había de ser el futuro Hospital Civil, ambos en la ciudad de Málaga. Consciente de la importancia de la educación femenina y resistiéndose a enviar a sus hijas al extranjero, en una clara diferenciación de género en relación con sus hijos, fundó el Colegio de La Asunción, regido por la Religiosas Agustinas del mismo nombre y destinado a las jóvenes malagueñas de la alta sociedad.

Durante el Sexenio Revolucionario el matrimonio Loring-Heredia optó por una solución monárquico-liberal, trasladándose a Madrid poco antes de la restauración borbónica, un proceso en el que tuvo mucho que ver el político malagueño Antonio Cánovas del Castillo, amigo del matrimonio. Igual que ocurrió en Málaga, la residencia madrileña de Amalia Heredia Livermore fue sede de frecuentes tertulias políticas a las que acudían lo más selecto de la sociedad de la época, además de políticos conservadores como Cánovas, Silvela y Dato, utilizando la marquesa este espacio de sociabilidad para intervenir indirectamente en los asuntos públicos, ya que como mujer no tenía acceso directo a ellos. Al parecer era tal su inclinación por la política que tenía por insustanciales a los hombres que no se dedicaban a ella. La larga estancia de Amalia Heredia Livermore en Madrid, casi media vida, se vio salpicada por sus viajes a Málaga, donde solía pasar algunas temporadas. Tras convertir el casamiento de sus hijos en auténticas operaciones de reagrupamiento social y financiero, la marquesa de Casa Loring abrió al público su colección arqueológica, el Museo Loringiano, instando a su cuñado Manuel Rodríguez de Berlanga a llevar a cabo el catálogo de la misma. Así mismo contribuyó al mantenimiento del Patrimonio Histórico-Artístico de la Alhambra, amenazado por el incendio que afectó al patio de los Arrayanes y la Torre de Comares en 1890, y puso en marcha la Capilla del Colegio de la Asunción en 1891. La muerte le sobrevino de repente en 1902, «en los momentos en los que parecía más llena de actividad y animación». Atrás dejaba sus innumerables actividades benéficas y caritativas, su defensa del patrimonio artístico, su papel como mecenas y su forma comprometida de actuar -la única posible en una mujer de su clase social- con la ideología política conservadora.

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 DÍAZ DE ESCOVAR, N. Galería de Malagueñas. Apuntes para una obra biográfica de las mujeres, hijas de esta provincia, o residentes en ella, que se han distinguido por su talento, piedad, valor e ilustración. Málaga, La Equitativa, 1901.

HEREDIA GRUND, Mª. P. Memorias de una nieta de Don Manuel Agustín Heredia. Doña María Pía Heredia Grund. Madrid, Rivadeneyra, 1955.

RAMOS RANDO, E. Mª. Amalia Heredia Livermore. La mujer como promotora de la cultura y de las artes.

Málaga, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Málaga, 2000.

SÁENZ DE MELGAR, F. (dir.), Las mujeres españolas, americanas y lusitanas pintadas por sí mismas. Estudio completo de la mujer en todas las esferas sociales. Sus costumbres, su educación, su carácter. Influencia que en ella ejercen las condiciones locales y el espíritu general del país al que pertenece. Obradedicada a la mujer por la mujer y redactada por las más notables escritoras hispano-americanas-lusitanas bajo la dirección de la señora doña..., e ilustrada con multitud de magníficas láminas dibujadas por don Eusebio Planas. Barcelona, Ed. Juan Pons, 1881.

 Mª Dolores Ramos. Universidad de Málaga.

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Suceso Luengo de la Figuera [1864-1931]

Mª del Buen Suceso Luengo de la Figuera nació en Móveda de Toro, provincia de Zamora, el 19 de noviembre de 1864. Maestra y escritora, fue Directora de la Escuela Normal de Maestras de Soria hasta 1890, fecha en la que fue trasladada a la Escuela Normal de La Habana, donde ocupó su cargo hasta 1898. En su juventud alternaba su tarea docente con la participación en certámenes literarios provinciales como los Juegos Florales de Soria donde fue galardonada. Suceso Luengo nunca abandona la escritura y durante los ocho años que reside en La Habana colabora en periódicos y revistas literarias como El Fígaro, El Hogar, La Unión Constitucional, El Comercio, y el diario mejicano La Epoca y fue redactora de E l Diario de la Marina.

En 1917 publica en Madrid su obra poética Pasajeras, donde mistificación, sublimación y misticismo paisajístico, junto con la vuelta a sus raíces castellanas, la sitúan muy cercana al movimiento noventayochista.

De vuelta a España, arriba con el sinsabor de la derrota y la certeza de que la falta de cultura y la incompetencia iban unidas. Presa de la nostalgia, crea en Málaga un club llamado Paslófofilo, entre cuyos objetivos se encontraba la exaltación del patriotismo en las mujeres, la divulgación de la literatura latinoamericana y la fundación de nuevos clubes tanto aquí como en Ultramar. Sus propósitos era convertir a Palos de Moguer -lugar de partida de las naves que descubrieron América- en un lugar culturalmente ideal, lleno de bibliotecas, museos y palacios. Este club, del que se tiene constancia en Málaga entre 1915 y 1916 estaba vinculado a la Escuela Normal de Maestras y a la Cámara de Comercio.

El nombramiento de Suceso Luengo como directora de la Normal fue muy bien acogido en la ciudad y en su propio círculo profesional donde cuenta con colaboradoras muy cercanas como Teresa Aspiazu, Aurora Larrea y la directora de la Escuela Anejaa la Normal, Francisca Luque de Pezzi. También las instituciones locales colaboraron con sus proyectos y esa colaboración fue re c í p roca. Suceso Luengo fue vocal de la Junta Provincial de Protección a la Infancia, la Junta de Primera Enseñanza, la Junta de Instrucción Pública y la Comisión ejecutiva organizadora de la Fiesta del Arbol.

Políticamente estaba situada dentro de la línea reformista liberal-conservadora.

La biografía de Suceso Luengo está unida a la ruptura del papel adjudicado por la sociedad de entresiglos a una mujer burguesa. La formación y cultura recibidas le permiten no sólo ejercer una profesión, lo que le supone la independencia económica, sino la capacidad de expresión y reflexión y la capacidad de inculcar esos valores entre sus alumnas.

El discurso educativo de Suceso Luengo, está marcado por la crisis del 98 y se manifiesta en el convencimiento de que educación y cultura son armas redentoras de los pueblos e impulsoras del progreso. Sigue pues la línea de Rosseau, Pestalozzi, Spencer, Labra, Posada,... y de las precursoras del feminismo español: Concepción Arenal y Emilia Pardo Bazán. Pero sin duda la huella más profunda de su práctica docente se encuentra en la corriente de ideas que inspiran el catolicismo social; visita periódicamente las Escuelas del Ave María del Padre Manjón en Granada donde éste enseñaba a niños marginados del Sacromonte en su propio medio de pobreza, al aire libre y con una metodología intuitiva. Tanto Manjón como Giner coincidían en un aspecto: la finalidad de la educación no es instruir, sino formar hombres completos. Esta es la línea de pensamiento que asume Suceso Luengo para el colectivo al que ella imparte su docencia: las mujeres.

Contradictoria también, Suceso Luengo no oculta su admiración por Concepción Arenal y Emilia Pardo Bazán.

Entre el ideal de perfección católico y el reformismo conservador, Suceso Luengo elabora un corpus teórico que edita en 1902 denominado Pedagogía Social. En él plantea la educación «de todos por todos»; una idea utópica que traslucía la necesidad de la clase dominante de ordenar, normalizar, encauzar y hacer productiva a la población, utilizando a la escuela como aparato socializador.

Pero donde es más notoria la labor de renovación pedagógica de Suceso Luengo es en su ámbito de acción: la Escuela Normal de Maestras. Actividades -incluida la gimnasia sueca, visitas y excursiones-, laboratorios para el estudio práctico de las Ciencias, Biblioteca, exigencia de metodologías propias para cada asignatura, especialización del profesorado, concentración de materias, reducción de horarios…

Todo ello plasmado en el Anteproyecto de Organización de Escuelas Normales de Maestras, elaborado por la biografiada y por Teresa Aspiazu en 1903.

Consciente de que la igualdad jurídica y el derecho al trabajo de las mujeres pasaban por el acceso a la cultura y el conocimiento, Suceso Luengo contrajo el compromiso de luchar contra la ignorancia. Se trata, no obstante, de un feminismo económico que tiene como meta concreta la de incorporar a las mujeres solteras de clase media al mundo del trabajo productivo; es pues un planteamiento reformista que, sin embargo, rompe con los parámetros sociales al uso al proponer un nuevo modelo y nuevas expectativas de vida para las mujeres.

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BADILLO BAENA, R. Mª. Feminismo y educación en Málaga: el pensamiento de Suceso Luengo de la Figuera (1898-1920). Málaga: Universidad, 1992.

DÍAZ DE ESCOVAR, N. Galería de Malagueñas. Apuntes para una obra biográfica de las mujeres, hijas de esta provincia, o residentes en ella, que se han distinguido por su talento, piedad, valor e ilustración. Málaga, La Equitativa, 1901.

 Mª Teresa Vera Balanza .Universidad de Málaga

 

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Isabel Oyarzábal Smith [1878-1974]

Periodista, escritora, dramaturga, traductora, folklorista, actriz y diplomática. Nació en Málaga el día 12 de junio de 1878. Su padre se llamaba Juan Oyarzábal y Bucelli y su Madre Ana Smith y Guithrie. La madre supo educar a su hija con una libertad y perspectiva impensables para la mayoría de la clase social a la que pertenecían.

Su padre era un hombre más conservador, aunque tolerante, debido quizás a su educación en el extranjero. A Isabel, la conciencia de clase se le despertó a una edad muy temprana. Alumna de las monjas de la Asunción, daba clases en la «escuela de las niñas pobres», hijas de las familias que vivían en las barracas del monte Gibralfaro. A cambio, los padres debían asistir a misa para corresponder a este servicio y a las ayudas de víveres y ropas que la burguesía les proporciona.

Este chantaje no es admitido por Isabel y así se lo hace saber a su padre.

Su primer trabajo fue como profesora de español para una familia en Sussex. Isabel calificó este trabajo como «llave del futuro». Por entonces murió el padre e Isabel, más unida que nunca a su madre, soñaba con ser actriz. No iba a tardar en cumplirse ese deseo. En un homenaje a la actriz María Tubau, en Málaga, Isabel conoció a Ceferino Palencia, hijo de la actriz y futuro marido suyo. Contó sus deseos a la actriz, quien decidió hacerle una prueba. A pesar del escándalo social que produjo esta decisión, Isabel marchó en compañía de su madre a Madrid, donde debutó por primera vez en la obra Pepita Tudó, Pero su nuevo trabajo de actriz no la impidió seguir escribiendo. Con su amiga Raimunda Avecilla, y con su hermana Ana, editó una revista, La Dama y la Vida Ilustrada. Fue corresponsal de la revista inglesa Laffan News Bureau y colaboradora del periódico The Standard. Se inició como conferenciante en el Ateneo madrileño hablando de la influencia de Sir Henry Irving en el teatro inglés.

En 1909 se casa con Ceferino Palencia, de quien adopta el apellido. El matrimonio tuvo un hijo y una hija. Sus colaboraciones crecen en las revistas españolas Blanco y Negro, El Heraldo, Nuevo Mundo, La Esfera.

En 1918 comienza su militancia feminista en la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME), de la que llegó a ser presidenta. En 1920 asistiría como delegada al Congreso de la Alianza Internacional para el Sufragio de la Mujer

(Ginebra), como Secretaria del Consejo Supremo Feminista de España. Su sección del diario El Sol, «Crónicas Femeninas», las firmaba como Beatriz Galindo. A esta faceta de mujer triunfadora se le oponía su fracaso matrimonial. A los adulterios del marido respondió con la intensificación de su trabajo feminista. Por primera vez, tuvo la oportunidad de conocer un ateneo obrero cuando la invitaron a dar una conferencia sobre la educación de las mujeres en la Casa del Pueblo, sorprendiéndose de la inteligencia natural de la clase trabajadora.

Muy lejos de esta actividad son sus conferencias sobre folklore y moda en ciudades como Montreal, Miami, Nueva York o San Francisco, recogidas en un libro titulado E l traje re g i o n a l de España (1926). Su sensibilidad también la llevó a publicar y dar c o n f e rencias sobre los problemas de la infancia: El alma del niño (1921). En 1926 es vicepresidenta, con Victoria Kent,del Lyceum Club Femenino. A finales de 1920 su participación en la vida política se intensifica. En 1929 preside la Liga Femenina Española por la Paz y la Libertad y se especializa en Derecho Internacional. Fue la única mujer que formó parte de la Comisión Permanente de la Esclavitud en las Naciones Unidas. En 1930, consiguió entrar en la cárcel y fotografiar al Comité Revolucionario Republicano. Sus fotografías se publicaron en el D a i l y H e r a l d de Londres.

En 1931 su candidatura aparece en las listas del Partido Socialista. Su implicación con la República es total: Consejera Gubernamental de la XV Conferencia Internacional del Trabajo (Ginebra, 1931), vocal del Consejo del Patronato del Instituto de Reeducación Profesional, delegada en la Sociedad de Naciones... En 1933 gana por concurso-oposición una plaza de Inspectora Provincial y re p re s e n t a al gobierno de la República en la Sociedad de Naciones. Actuó como ministro plenipotenciario (hecho insólito para una mujer) en nombre de la República, en el seno de las Naciones Unidas. Se implica también en el Comité Mundial de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo. En 1935 asiste como representante de los trabajadores a la Conferencia Internacional del Trabajo, en Ginebra (no quiso aceptar re p re s e n t a r

a un Gobierno «autoritario»). Declarada la guerra, en 1936, pasa a formar parte de la Comisión de Auxilio Femenino. En Octubre de ese año es nombrada Ministro Plenipotenciario de segunda clase y se le destina a Estocolmo. Su labor durante esos meses se desarrolló en una febril actividad en pro de la República.

En abril de 1939 abandona la embajada y se dispone, con toda su familia, liberada ya de los campos de concentración franceses, a iniciar su exilio en México.

Continuó con su actividad creativa y su militancia activa feminista. Murió en México, en 1974, un año antes que el dictador. Durante todos los años que duró su exilio conservó como un talismán tres cintas con los colores republicanos que quedaron prendidas de sus manos cuando embarcó en el puerto noruego que la llevaba a su destino de exiliada, junto a tantos españoles.

 B i b l i o g r a f í a 

DOMÍNGUEZ PRATS, P. Voces del exilio. Mujeres españolas en México, 1939-1950, Comunidad de Madrid, Dirección General de la Mujer, Madrid, 1994.

PALENCIA, I. I Must have Liberty, Longman, Green and Co., Inc. New York-Toronto, 1940.

—, Smouldering Freedom. The Story of the Spanish Republicans in Exile, Longman, Green and Co., Inc. New York-Toronto, 1945.

—, En mi hambre mando yo . Libro Mex, Editores, México, D.F., 1959. RODRIGO, A. Mujer y Exilio. 1936, Compañía Literaria, Madrid, 1999.

 Rosa María Ballesteros García. Universidad de Málaga.

 

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Victoria Kent Siano [1892-1987]

Abogada, diputada republicana y escritora. Victoria, nacida en Málaga el día 3 de marzo en el malagueño barrio de «Lagunillas», tenía sangre británica heredada de su padre, un comerciante afincado en Málaga. Fue la única hija entre cuatro hermanos varones. Sus primeros estudios los realizó en su ciudad, primero con profesores particulares y después en la Escuela Normal de Maestras, en la que tuvo como profesoras a las feministas Suceso Luengo de la Figuera y Teresa Aspiazu.

Obtuvo su titulación en 1911 y en 1917 se trasladó a Madrid, a la Universidad Central, donde cursó sus estudios de abogacía. Fue la pionera en muchas cosas.

Para empezar, fue la primera alumna inscrita en la Residencia de Señoritas, una institución creada por la Junta de Ampliación de Estudios, que dirigía María de Maeztu, feminista, fundadora en 1926 del Lyceum Club Femenino. Victoria, y la también malagueña Isabel Oyarzábal, formaron parte de este grupo de mujeres, compartiendo la vicepresidencia del mismo.

De su compromiso con la causa feminista Victoria ya había dado pruebas en 1919 adscribiéndose a la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME), fundada en 1918 por María Espinosa de los Monteros, para promover la educación y la igualdad legal femenina y que en 1920 cristalizó en la creación de la Juventud Universitaria Femenina (JUF). Victoria Kent fue la representante de dicha asociación en el Congreso Internacional de la Federación Internacional de Mujeres Universitarias (Praga, 1921). En 1924 se doctoró en Derecho y al año siguiente ingresó en el Colegio de Abogados de Madrid. Sus primeros trabajos como abogada los efectuó para el Sindicato Nacional Ferroviario. Esos primeros años profesionales coincidieron con la dictadura de Primo de Rivera (1923-1929). Su posición política se acercaba a las tesis socialistas moderadas. En 1928, en colaboración con las políticas feministas Clara Campoamor y Matilde Huici, entre otras, fundo el Instituto Internacional de Uniones Intelectuales. Un año después comenzó a militar en el Partido Republicano Radical Socialista. Fue una de las tres diputadas, junto a Clara Campoamor, del Partido Radical y Margarita Nelken, del PSOE. Esta postura más moderada se puso de manifiesto con el famoso debate por el voto femenino, iniciado tras la proclamación de la Segunda República en 1931. El debate enfrentó a Victoria Kent, que, recelosa como la mayoría de los republicanos, lo rechazó, temerosos de la influencia clerical y a Clara Campoamor, diputada del Partido Radical. Como ya es historia, el resultado se inclinó a favor de las tesis de la segunda. Por otro lado, Victoria Kent, se había hecho famosa, profesionalmente, por la defensa de su correligionario Álvaro de Albornoz. También en esto fue la primera. Tras la victoria republicana en las elecciones del 14 de abril de 1931, fue nombrada directora general de Prisiones (de nuevo, la pionera). Su trabajo en esta misión fue revolucionario. Una de sus primeras medidas fue suprimir grilletes y cadenas (con los que mandó erigir un monumento a Concepción Arenal), suprimir la obligatoriedad de asistir a misa y permitir la libertad de prensa para los presos.

Por estas, y otras medidas progresistas, se vio en la necesidad de dimitir, ante la falta de apoyo en junio de 1932. Su siguiente compromiso fue como vocal del Patronato de Protección de la Mujer. En 1934 entró a formar parte del partido Izquierda Republicana, liderado por Manuel Azaña.

En 1936, en las listas del Frente Popular, consiguió su escaño por Jaén. Al estallar la guerra civil, actuó como inspectora en los frentes cercanos a Madrid. Inició un programa de guarderías en la zona republicana. En 1937 fue destinada a la embajada española en París. En 1939, desde esta sede, rescató a muchos españoles retenidos en los campos de concentración franceses. La invasión alemana la sorprendió allí. Estuvo casi un año refugiada en la Embajada mexicana. Ayudada por la Cruz Roja, y con nombre falso, pudo burlar a la Gestapo. Estas experiencias fueron la base de su libro Cuatro años en París, 1940-1944, editado en 1947. Con otros exiliados, fundó la Unión de Intelectuales Españoles (1944). En 1945 asistió al Congreso Internacional Femenino. En 1948 se trasladó a México, donde trabajó como profesora de Derecho Penal. Colaboró con el gobierno mexicano en la creación de la Escuela de Capacitación para Funcionarios de Prisiones. En 1950 marchó a Nueva York como funcionaria de la ONU. En 1951 fue nombrada ministra delegada en N.Y. del gobierno republicano en el exilio. En 1954 empezó la publicación de la revista Ibérica, trabajo al que se dedicó por completo hasta 1974.

En 1977, muerto el dictador, la escritora viaja a España. Murió en Nueva York, en la casa compartida con su amiga y mecenas, la hispanista Louise Crane.

B i b l i o g r a f í a

ALCALDE, C. Mujeres en el franquismo. Exiliadas, nacionalistas y opositoras, (Pról. de M. Vázquez Montalbán), Flor del Viento Ediciones, Barcelona, marzo, 1996.

DOMÍNGUEZ, P. Voces del Exilio. Mujeres españolas en México (1939-1950), Dir. Gral. De la Mujer, Comunidad de Madrid, 1994.

FAGOAGA, C. La voz y el voto de las mujeres, 1877-1931, Icaria, Barcelona, 1985.

GARCÍA MÉNDEZ, E. La actuación de la mujer en las Cortes de la II República, Ministerio de Cultura, Madrid, 1974.

Mujeres en la Historia de España. Enciclopedia biográfica, Cándida Martínez, Reyna Pastor, Mª José de la Pascua y Susanna Tavera, (dirs.), Planeta, Barcelona, 2000.

RAMOS PALOMO, Mª. D. Victoria Kent 1892-1987, Ediciones del Orto, Madrid, 1999.

RODRIGO, A. Mujeres de España. Las silenciadas, Círculo de Lectores.

—. Mujer y Exilio. 1936, Compañía Literaria, Madrid, 1999.

TELO, M. Concepción Arenal y Victoria Kent. Las prisiones. Vida y Obra, Instituto de la Mujer, Madrid, 1995.

Rosa María Ballesteros García. Universidad de Málaga.

 

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María Zambrano Alarcón [1904-1991]

El juego entre ocultación y visibilidad

marca el modo de la presencia,

lo que implica una manera de entrar

en el espacio y de fluir en el tiempo.

El 22 de abril de 1904 nace en el municipio de Vélez Málaga, María Zambrano, primera hija de Blas José Zambrano y Araceli Alarcón ambos maestros que prestan su servicio en la Escuela Graduada de este municipio. A la edad de 5 años se traslada a Segovia donde su padre enseña Gramática Castellana en la Escuela Normal y frecuenta la compañía de Antonio Machado con el que colabora en la fundación de la Universidad Popular. En 1921, María inicia sus estudios de Filosofía en la Universidad Central de Madrid donde será alumna de Ortega y Gasset, J.M. García Morente, Julián Besteiro y Zubiri y formará parte de la tertulia de la Revista de Occidente; sus años formativos lo serán no sólo en el plano académico sino en el personal y en el político: forma parte de la Federación Universitaria Española (FUE), colabora con los periódicos madrileños El Liberal y La libertad y con El Manantial de Segovia, y participa en la constitución de la Liga de Educación Nacional.

Enferma de tuberculosis, el reposo consiguiente es físico que no intelectual. De él nace el primer libro de María Zambrano: Horizonte de liberalismo (El nuevo liberalismo) (1930) y su incorporación como profesora a la Universidad Central de Madrid, al Instituto Escuela y a la Residencia para Señoritas, a la vez que ve llegar con júbilo el advenimiento de la II República. En sus escritos a partir de 1933 vemos aparecer el germen de todo el pensamiento de nuestra filósofa: la reflexión sobre la pérdida de contacto con la tierra, la prolongación -desde Ortega- del tema de la «deshumanización de las artes» y la reflexión sobre los despojos abandonados por la conciencia, con un indiscutible fondo nietzscheano.

Poco después del estallido de la Guerra Civil, María Zambrano se casa con Alfonso Rodríguez Aldave, que acaba de ser nombrado secretario de la Embajada española en Santiago de Chile con quien parte hacia su destino donde publica la primera versión de Los intelectuales y el drama de España como respuesta a su creciente angustia. Por ello mismo y con la premonición de que la guerra está perdida regresa a España y colabora, desde Valencia, con la República atendiendo las labores de Propaganda e Infancia y escribiendo junto a otros intelectuales en la revista Hora de España. A partir de ahí, el exilio; pasa a Francia con su hermana y su madre y c o m p a rten el camino con Machado. Desde allí a México pasando por New York y La Habana, por último es contratada como profesora de Filosofía en la Universidad de San Nicolás de Hidalgo, Morelia, Michoacán, donde publica Pensamiento y P o e s í a en la vida española y Filosofía y Poesía. Su estancia en México se alternará con visitas académicas a Cuba y Puerto Rico (donde asiduamente ofrece cursos y seminarios en la Asociación de Mujeres Graduadas) hasta que se traslada, en 1943 a este país, luego a París y en 1949 a México, La Habana y en 1953 a Roma... en todos estos re c o rridos María se integra perfectamente en el grupo de exiliados españoles y confraterniza con la intelectualidad de la época. De este período datan Persona y democracia (1959), La tumba de Antígona (1967) entre o t ros muchas colaboraciones y artículos literarios y filosóficos.

En 1980 se traslada a Ginebra. Comienzan los reconocimientos oficiales a una María Zambrano que se debate sobre el regreso. El 20 de noviembre de 1984, María Zambrano llega a Madrid.

Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 1981, Doctora Honoris Causa por la Universidad de Málaga en 1982 y Premio Cervantes en 1989, entre otros notables reconocimientos, celebran su retorno. Su producción intelectual es amplísima y sirvan de ejemplo: El pensamiento vivo de Séneca (Buenos Aires, 1944), La agonía de Europa (Buenos Aires, 1945), Hacia un saber sobre el alma (Buenos Aires, 1950), El hombre y lo divino (México, 1950), La tumba de Antígona (México, 1967), Claros del bosque (Barcelona, 1977), De la Aurora (Madrid, 1986), Notas de un método y Delirio y Destino (Madrid, 1989), Los bienaventurados (Madrid, 1990), Al parpadeo de la luz (Málaga, 1991), Los sueños y el tiempo (Madrid, 1992).

María Zambrano fallece el 6 de febrero de 1991, su pensamiento y su memoria perviven.

B i b l i o g r a f í a

 María Zambrano, el sueño creador. Málaga: Diputación Provincial de Málaga-Consorcio para el Centro Asociado de la UNED en Málaga- Fundación María Zambrano, 1999.

ORTEGA MUÑOZ, J. F. María Zambrano. Su vida y su obra. Málaga: Junta de Andalucía, Consejería de Educación y Ciencia, 1992.

ZAMBRANO, M., La tumba de Antígona; Diótima de Mantinea. Málaga: Litoral, 1984.

 Mª Teresa Vera Balanza .Universidad de Málaga

 

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Amparo Rviz de Lvna

Poseedora de ese triple carácter de oficio, industria y arte, nuestra biografiada es ceramista. Aunque nacida en Sevilla, pronto se traslada a Talavera de la Reina (Toledo) donde comienza a trabajar la arcilla en el taller familiar fundado por su abuelo Juan Rviz de Lvna Rojas (1908) y continuado por su padre, el ceramista y pintor Juan Rviz de Lvna Arroyo. En 1962 se traslada con su familia a Málaga y desde muy joven comienza a exponer sus obras -especialmente figuras infantiles y Belenes- en Madrid, Talavera, Ciudad real, Málaga, Sevilla,… y en Francia, Suiza y Canadá.

En Amparo Rviz de Lvna se aprecian influencias varias. La de la cerámica sevillana, concretamente la del Betis, que son tipos generales, sobre todo lebrillos y platos blancos esmaltados, con dibujos azules y marrones, con figuras grandes en formas muy semejantes a las de Talavera. La de loza de Triana, más rudimentaria, que es roja y sin vidriar. La influenciada por el renacimiento italiano, propagada por la Península a través de Sevilla y Talavera de la Reina, que lleva barniz de plomo o estaño, para que resulte blanca y brillante, con dibujos en colores, predominando el azul. Estas son las influencias, la amalgama que da origen a su trabajo.

La tradición de Talavera data de 1222, cuando Fernando el Santo otorga privilegios para la creación de barrerías. Desde el siglo XVI se fabrican azulejos de cuenca y cuerda seca, sustituidos después por los de técnica italiana, y los platos y cuencos azules sobre esmalte blanco con dibujos basados en animales y cenefas vegetales.

Engarzando la tradición de la cerámica de Talavera y la sevillana, los Belenes de Amparo Rviz de Lvna agrupan la iconografía del nacimiento con los utensilios cerámicos más populares. Los Belenes de Rviz de Lvna siempre son verticales: emergen de un plato o un barreño, de una teja, de un ladrillo -que hacen la vez del lecho de musgo sobre el que se asienta el Nacimiento- y asciende vertical e incluso espiralmente hasta rematarla con la composición principal. En principio resultaron extraños al público, pero muy pronto fueron alabados por la crítica que vio en ellos una originalísima renovación de una de una de las composiciones artísticas más sencillas. También la crítica han querido ver en la obra de Amparo Rviz de Lvna el sincretismo entre la composición belenística tradicional y el aire andaluz que nos recuerda la multitud de romerías que se celebran en nuestra región; los Belenes ascendentes recuerdan pues el peregrinaje romero, una actividad lúdica de recuperación de valores perdidos, de igualitarismo social y de permisividad. Y como tal, los belenes constituyen una oportunidad para el encuentro: la de los personajes tradicionales y la de elementos novedosos ligados a la tradición andaluza, también la de la fauna y la vegetación andaluza que configuran el referente espacial de la ceramista.

Desde 1980 se hace cargo del taller familiar, donde ahora trabaja ya la cuarta

generación de ceramistas.

En 1990 fue incluida en la Catálogo General de Artistas Iberoamericanos y en la Enciclopedia General de Pintores y Escultores Españoles del Siglo XX.

Sus obras se exponen en el Museo de Artes Decorativas de Madrid, en el Museo de Bellas Artes de Málaga, en el Museo de Cerámica de Barcelona, en el Museo de Cerámica de Valencia, en el Museo Chateau de La Batisse en Clermond Ferrand (Francia), en numerosas colecciones particulares entre las que se encuentra la colección de S. M. la Reina.

 B i b l i o g r a f í a

«La obra de Amparo Rviz de Lvna», en Kylix, nº 2, Málaga, diciembre 1999 - enero 2000, pp. 83-89. RVIZ DE LVNA, Amparo. Catálago. Málaga, Exposición.

 Mª Teresa Vera Balanza .Universidad de Málaga

 

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Francisca Carrillo Salas [1903-2002]

Nace doña Francisca Carrillo Salas el 29 de septiembre de 1903, en el bonito pueblo de la serranía rondeña de Casares (Málaga), paisana, por tanto, de Blas Infante, padre de la Patria Andaluza. Hija del matrimonio formado por D. José Carrillo Guerrero y Dª. Nemesia Salas González, su abuelo paterno fue el ilustre pedagogo rondeño D. Juan Carrillo Sánchez, titular del Colegio Público que lleva su nombre desde el 22 de septiembre de 1928. Por línea paterna es sobrina del Ilustrísimo rondeño D. Francisco Carrillo Guerrero, hijo predilecto de su ciudad natal e Inspector Nacional de Enseñanza Primaria, quien, en 1925, promovió la construcción del Grupo Escolar que lleva el nombre de su padre, Juan Carrillo, y fundó el único comedor escolar para las clases más humildes que, en esos difíciles tiempos, existía en Ronda. De acuerdo con su sobrina, Dª Francisca Carrillo Salas y con sus parientes más cercanos, D. Francisco Guerrero lanzó la idea de fundar una asociación de amigos y protectores del Colegio Juan Carrillo con el sugerente nombre de “Sembradores del bien”.

Su abuelo paterno, Juan Carrillo, obligó a todos sus hijos a estudiar, primero Magisterio y después la carrera que quisiesen; por eso, el padre de Francisca, tras obtener el título de maestro, terminó en Granada la licenciatura de Derecho e hizo las oposiciones a Juez de Instrucción. La infancia de Dª Francisca transcurre entre Ronda, donde su padre ejercía como ahogado defensor de la Audiencia, y el pueblo serrano de su madre, donde pasaba sus vacaciones.

Trasladado su padre como juez a Manacor, la familia fija su residencia en esta ciudad de Baleares. Es aquí donde Francisca cursará los estudios correspondientes a la carrera de Magisterio, con brillantes calificaciones, y donde empezará su trayectoria profesional como maestra de Enseñanza Primaria. Aquí, en contacto con su alumnado, descubrirá esa vocación por la docencia que le ha sido transmitida de generación en generación.

Su ilusión por la enseñanza no tardará en ponerse a prueba. Destinada en Asturias, ejerce su magisterio en distintos pueblos, pequeñas localidades que le obligan atrasladarse en caballerías superando todo tipo de incomodidades y los rigores del crudo invierno asturiano, para estar en contacto con su alumnado.

Después de la Guerra Civil, consigue una plaza en Madrid y ejerce como directora de varios centros públicos, hasta su jubilación a principio de los años setenta.

A partir de su jubilación se dedica por entero al cuidado de su tío Francisco, ya mayor y enfermo, que moriría en Madrid en el año 1975. Durante el tiempo que dedicó a cuidar a su tío Francisco tuvo tiempo de conocer las intenciones del que había sido su mentor, no sólo en el campo de la enseñanza, sino en el de esa calidad humana, tan especial, que transmitía D. Francisco Carrillo.

Desde que murió su tío, se dedicó en cuerpo y alma a atender las necesidades del alumnado y de las familias del Colegio Público “Juan Carrillo” en todo aquello para lo que se la requería, apoyando económicamente todos los proyectos que desde el Colegio se le presentaba.

Toda esta ayuda y apoyo culminó con lo que fue su gran ilusión, y así, el día 19 de Marzo de 1994 se constituyó legalmente ante notario, en escritura pública, la Fundación “San Francisco de Asís,” llamada así en recuerdo de su tío Francisco, con un capital inicial de 15.000.000 de pesetas (90151.82 Euros) aportado íntegramente por ella, capital que, pocos días después de fallecer, se ha visto incrementado en algo más de 48.080,97 Euros (8.000.000 de pesetas).

La Fundación “San Francisco de Asís” tiene recogidos en sus estatutos los siguientes fines:

- Dotar aquellas actividades benéficas y asistenciales que conduzcan a la satisfacción de necesidades concretas, favoreciendo a personas que se encuentren marginadas o desatendidas, tales como minusválidos físicos o psíquicos, ancianos, niños, enfermos y personas que estén en situación de grave necesidad.

- Prestar ayuda, mediante bolsas de estudios, a los antiguos alumnos y alumnas del Colegio Público “Juan Carrillo” de Ronda, y que se encuentren en seminarios o instituciones religiosas preparándose para el sacerdocio o la vida religiosa.

- Proporcionar material de enseñanza al alumnado del Colegio Público “Juan Carrillo” de Ronda, tanto a nivel individual como colectivo, así como ropas, becas para comedores escolares, medicinas, etc. a aquellos alumnos o alumnas del citado colegio, cuyas familias se encuentren en grave situación económica.

Dª Francisca Carrillo Salas falleció en Madrid el día 11 de Octubre de 2002 a la edad de 99 años.

Por su importante labor educativa y social, el Excmo. Ayuntamiento de Ronda, recogiendo el sentir unánime de la Asociación de Padres y Madres, que lleva su nombre, del Consejo Escolar, del Claustro de Profesores-as y de la Fundación, acordó en sesión extraordinaria del día 21 de Junio del año 2000, por unanimidad , nombrar a Dª Francisca Carrillo Salas Hija Adoptiva de la Ciudad de Ronda.

Bibliografía

Información

- Ronda Semanal, 19-10-2002, Ronda.

Archivo del C.E.I.P. Juan Carrillo

· Escritura Pública de la Fundación Benéfico-Asistencial S. Francisco de Asís

· Libro de Actas del Excmo. Ayuntamiento de Ronda

 Diego Gutiérrez Téllez, director del C.E.I.P. Juan Carrillo de Ronda (Málaga)

 

 


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