MI VIDA EN MELILLA

Cuando vino el Sr. Obispo

Misión en Melilla

De Miguel Moya. 4 de Marzo de 1951

Para Agustín de la Hoz

Vi por primera vez al Señor OBISPO EN EL CENTRO MISIONERO DE San Nicolás de Bari. El centro es una escuela grande, unitaria. Situada lindando un barrio pobre, cerca del fuerte Reina Regente y la Cañada de la Muerte, lugares límites de la Melilla guerrera de un ayer no demasiado lejano.

La iglesia improvisada es sencilla. Le da nombre la imagen de un obispo muy en purpurina con su ínfula y báculo: San Nicolás de Bari. Sobre el altar un crucifijo de mediano tamaño y a los lados dos pequeñas litografías; estampas virginales: una de la Inmaculada, otra borrosa. Un ángulo del frente lo ocupa un púlpito improvisado, el otro el confesionario, en realidad un solo tablero para que puedan confesar las mujeres. Sillas y bancos, algunos hechos de fortuna, apilando tablones. En el púlpito hay un micrófono y en la puerta el altavoz. Nada más. Este modesto centro fue el primero que visitó en Melilla el Iltmo. Sr. Obispo de Málaga, llegado para finalizar las misiones y hacer su visita pastoral.

No se le esperaba. Se armó un poco de revuelo mientras los misioneros tranquilamente se acercaron a besarle el anillo. Se arrodillo en el altar y nos guió los rezos. Luego subió al púlpito.

…Es el primer centro - comenzó - que visito en Melilla…esta preferencia por lo modesto es característica de D. Angel Herrera Oria, obispo de Málaga, a cuya diócesis pertenece Melilla.

Lo distintivo del hablar de Angel Herrera, es la precisión y la profundidad.

Usa la palabra exacta y jerarquiza el valor de cada párrafo. La profundidad se refiere o busca un fin moral e inmediato…

Nos dijo en San Nicolás….El éxito de las misiones se debe…, "al fondo cristiano del pueblo melillense…, a la labor de los misioneros…, a las oraciones de los que han estado rezando por ellas…, a la intercesión de la virgen de Fátima". Y prueba su estilo moral y directo, su frase resumen y consejo: " Todos los días se debe hacer una obra buena…"

Vino el Sr. Obispo un día antes de terminar las misiones. A la mañana siguiente serían las comuniones generales, pero eran ya innumerables los fieles que estaban en paz. La segunda semana tuvo un tono de seriedad. La gente estaba atraída y sinceramente se entregaba.

Subió el tono profundo de los misioneros. Era la semana del dolor y del perdón.

No eran ya días de curiosidad. Era la removida conciencia de cada cual a solas con Dios. La cosecha era abundante y los obreros, si bien poco, se habían multiplicado. Y llegada la hora del perdón, los misioneros que habían removido fuerte las almas hasta que nos dolió su turbiedad, fueron muy misericordiosos.

La tarde del último domingo, en la plaza de España, adoraron los fieles a Jesús Sacramentado y recibieron, dada por el Señor Obispo, la bendición papal. Habían terminado las misiones. En la tribuna rodeaban al Señor Obispo, con el que habían comido, los misioneros. Estaban gozosos y alegres como chiquillos…Era su primer rato de santo y risueño descanso. Ellos habían trabajado bien la tierra y ahora le bendecían la óptima cosecha.

Allí dijo el obispo: " hay dos formas seguras de encontrar la gracia…recibir a Jesús Sacramentado y visitar a los pobres…"

A la mañana siguiente había dado la comunión, en una Iglesia improvisada del barrio de la Alcazaba, un barracón militar, que los vecinos del barrio le pidieron se lo dejaran de Iglesia, después predicó el Evangelio del día en misa de doce del Sagrado Corazón.

…"Los que pueden y no son generosos, caritativos, sino que hacen ostentación, escandalizan…Ellos son el viento del escándalo - comentaba la parábola del sembrador - que se lleva los corazones humildes las semillas que han dejado los misioneros…"

Hombre que obra de acuerdo con sus palabras yo no recuerdo nadie que me haya impresionado tanto.

Angel Herrera tiene una cara inteligente y fina…A decenas de metros fulge la negrura intensa de los ojos pequeños y vívidos. Nariz larga y fina la boca. Pelo escaso y blanco. Mejillas recogidas. Su cara ascética la suaviza la medio sonrisa especial y frecuente y una como aureola de santidad. Anda con paso leve cual si pesara poco. Con sencillez y sonrisa, un poco inclinado, ofrece la mano, como suave agua que brota de fuente inagotable de amor y caridad a los innumerables fieles que acuden a besarle el anillo pastoral. Atrae…su mística bondad de Apóstol moderno de palabras exactas y obras buenas; verle ha sido un regalo de Dios. Venía precedido de fama, pero su presencia es superior.

No he podido seguir todos los pasos del hombre santo ni de las misiones, pero he visto y sentido lo suficiente para considerarla una magna obra, aureola por la visita del santo Obispo. Si los misioneros sembraron, y cosecharon frutos, Angel, Obispo de Málaga, esparció bálsamo y flores doquiera pasó.

El anecdotario de las misiones se convirtió también en motivos de serios sentimientos.

En un cuartel, los misioneros rechazaban cortés, pero firmemente, una taza de café que se les ofrecía después de varias horas de confesiones…

Uno de ellos se excusaba: - Tenemos que acudir a otro sitio, los centros esperan…perdón, es nuestra guerra…

Y ciertamente uno de ellos murió dos o tres días después de terminar las misiones por la salvación de los pecadores y por el éxito de las misiones de Melilla, Málaga y Barcelona, donde marchan ¡600! De estos hombres buenos.

Acudió toda Melilla y el señor Obispo a despedirlos. Se fueron llevándose para proteger otros cristianos la Virgen de Fátima. El barco guerrero iba alejándose mientras los misioneros entonaban un salmo a la Virgen del Mar. Era otra multitud la que desde el faro agitaba los blancos pañuelos como símbolo de almas limpias por aquellos hombres de los que se distinguía la sombra negra de los hábitos.

Todas estas multitudes, dicho sea un poco de pasada, se veía que estaban constituidas por personas claramente individualizadas, como que eran almas; la palabra "masa" queda reservada para el espectáculo deportivo y sobre todo para la política. La religión, a Dios gracias, está también lejos de la "minoría selecta", de los que se ríen refinados. Tanto "masa" como "minoría selecta" son palabras antipáticas y depresivas. Agradaba ver esta superioridad de las personas agrupadas por un afán religioso. Cada uno era su "conciencia" y proyectaba en la oración su "alma". Por eso los actos de mucha gente no me asfixiaban. Confortaban, consolaban…

El señor Obispo quedó una semana más. Hizo su misión oficial y profesional; la visita pastoral y su misión cristiana, visita, mañana y tarde, de los enfermos y los pobres.

Cuando sea yo más viejo contaré: " Vi una vez un santo…era un hombre distinto de los demás…"

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