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Carmen Góngora López

Rioja (Almería) 1900-Almería 1987. Costurera.Sindicalismo Católico. Quinta-columnista. Represaliada por la República.


    


1) Foto tomada de la página de FB Almería, mis felices años 2) La saya conocida como “el mandilillo”. Adquirida en el taller del Sindicato Católico de la Aguja, dirigido por Carmen Góngora López

Carmen Góngora del Sindicato de la Aguja a organizadora de la quinta columna en Almería. Varias Referencias: Sofía Rodríguez López. Óscar J. Rodríguez Barreira. Juan López Martín.

Carmen Góngora. Bordadora y Espía. Encarni González

Carmen Góngora- ¿Por qué el Escaso reconocimiento que le dieron sus correlegionarios?

La Quinta Columna en Almería: el capítulo inédito de nuestro libro. Alberto Laguna Reyes y Antonio Vargas Márquez

Carmen Góngora del Sindicato de la Aguja a organizadora de la quinta columna en Almería. Varias Referencias.

En su "La Sección Femenina y la sociedad almeriense durante el Franquismo" (Almería, 2004) Sofía Rodríguez López hace múltiples referencias a Carmen Góngora, desde BMA hemos extraido un apartado en que aparece como protagonista principal: c.2. La “quinta columna” al mando de Carmen Góngora López. Pueden verse fragmentos de la obra completa en https://books.google.es/books?id=VHvdCwAAQBAJ. (enlace externo)

En "Poder y actitudes sociales durante la postguerra en Almería (1939-1953)", (Almería 2007) de Óscar J. Rodríguez Barreira se pueden encontrar múltiples referencias a Carmen Góngora. En los fragmentos accesibles en Libros google https://books.google.es/books?id=gd3gCwAAQBAJ (enlace externo) hay parte de las mismas.

Estas dos obras son imprescindibles para adentrarse en este personaje.

Del fallecido archivero de la Catedral Juan López Martín enlazamos con lo que tiene publicado en el Diccionario Biográfico de Almería.(enlace externo)

Todos los enlaces externos vistos el 03122021

Carmen Góngora. Bordadora y Espía.

Tomado de https://www.facebook.com/marien.gonzalez.9/posts/4414765015284536 vista el 03122021

Encarni Gonzalez

MUJERES EN LA HISTORIA DE ALMERÍA. BORDADORA Y ESPÍA CARMEN GÓNGORA LÓPEZ (Rioja 1900-Almería 1987)

Antecedentes históricos:

Hija de una familia modesta de Rioja, sus padres emigraron a la capital, Almería, para darle una educación religiosa, que culminó en el Colegio de las Adoratrices, donde practicó la difícil técnica del bordado, que superaba al corte y confección, que también aprendió.

El bordado en los tejidos era en la época un signo de distinción y no al alcance de todas las clases sociales. Incluso eran pocos los talleres y las profesoras expertas. Más bien eran algunas monjas las únicas que conocían sus secretos.

Con 26 años preside ya el Sindicato de la Aguja, de Acción Católica.

Al estallar el alzamiento militar contra la República, Carmen (profundamente religiosa y que despachaba con el obispo) se posiciona claramente a favor del golpe. En los primeros meses de guerra, matan a su único hermano menor por ser de la Falange.

Realiza acciones muy temerarias, como esconder en su casa a jesuitas, simular ser esposa de un religioso y acompañarlo hasta Lorca, y hasta inyectarse en la pierna zotal o aguarrás durante su estancia en la cárcel de Gachas Colorás, asesorada por los médicos derechistas para posponer lo más posible su juicio.

Llega más lejos esta enérgica mujer y soltera Carmen: dirige la red de espionaje Hataca, con numerosos agentes y acciones como intentar volar la radio de la Alcazaba y sabotear el combustible destinado a depósitos subterráneos (como la Cueva Campsa tras ser bombardeado el tanque general en los primeros ataques del Canarias). Declarado por ella misma en las actas de los juicios de la Causa General de Almería.

Al terminar la guerra e iniciarse la victoriosa dictadura franquista, Carmen seguirá hasta su muerte con el taller y escuela de bordado y costura y sus trabajos para arte sacro y cofradías de Semana Santa, en su hogar de calle Mariana (detrás en Lope de Vega estaba el inicial sindicato y quizás por eso sorteara los registros).

ANÁLISIS, PARA MI SORPRESA:

Lejos de ser conocida por su agitada acción política, como espía y jefa de la red clandestina, a esta mujer se la recuerda únicamente como autora de los bordados de los mantos marianos, y según se oyó en la conferencia, ni tan siquiera eran estos de la mayor calidad, con respecto a las escuelas sevillanas. Más bien se deduce que su trabajo era el bordado religioso pero su pasión era la intriga y la política.

Lejos de obtener algún cargo público como recompensa de su entrega y valor a favor del alzamiento en la Almería roja y leal a la República, se la relega a continuar con su labor de modista y bordadora.

No es lo que ocurrió con otros personajes de la red, recompensados de inmediato con un cargo político. Es el caso del ingeniero Manuel Mendizábal Villalba (ingeniero agrónomo y posterior donante de la Reserva Sahariana), que fue de inmediato Presidente de la Diputación de Almería, o Fernández-Aramburu, corresponsable con ella de la Red Hataca hasta Cartagena y que al volver a su Sevilla natal llegó hasta teniente de alcalde.

¿Qué pasa entonces con esta mujer que nadie le ofrece nada? Soltera ("solterona"), de carácter, valiente y decidida, pasará el resto de su vida en la tarea doméstica para mozas casaderas. Escuché en la conferencia que se podría decir que era "una sargento o un caballo percherón..."

Estudiando su vida con perspectiva de género, se manifiesta claramente el machismo histórico, y mujeres con este carácter y valentía, de los dos bandos, he conocido muchas de esa época. A sus labores y nada más.

Su personalidad se demuestra hasta en su firma (C.Góngora), ocultando el femenino al igual que otras, como la archivera Isabel Millé (I.Millé). La grafología manda.

Excelente conferencia el 23/9/21 en Diputación para la Cofradía del Silencio de Antonio Andrés Díaz Cantón y Javier Barranco Casimiro.

Y magistral el trabajo en red sobre Carmen Góngora, artículo sobrante del libro La Quinta Columna, de los autores Alberto Laguna y Antonio Vargas. https://guerraenmadrid.net/.../la-red-clandestina-de-la.../

ENCARNI GONZÁLEZ. SEPTIEMBRE 2021.



Carmen Góngora- ¿Por qué el Escaso reconocimiento que le dieron sus correlegionarios?

Pregunta, en fb, de Miguel Moya Guirado contestada por Oscar Rodríguez Barreiros

Puede encontrarse lo que sigue en https://www.facebook.com/oscar.rodriguez.barreira/posts/10227373145704548 Visto el 10/07/2022

MMG: Más de una vez he manifestado la extrañeza por el escaso reconocimiento que, según mis noticias, durante el franquismo tuvo Carmen Góngora. ¿Esa percepción mia es correcta? ¿Si es así, por qué?.

ORB: Te leí el comentario en un post de Eusebio hace días y estuve a punto de comentar pero, por pudor, no lo hice. Seguramente Sofía [Rodríguez López te pueda responder con más propiedad a esa cuestión no obstante a mí me consta q Carmen Góngora tuvo encontronazos fuertes en la postguerra con los nuevos dirigentes de FET-JONS, ya que según el subjefe provincial de FET-JONS, "pretendía mandar".

En Miserias del Poder ya he explicado q existieron desavenencias entre la implantación de Falange desde Málaga y Granada y la organización quintocolumnista que existía aquí. Esos desencuentros los suavizó y yo diría que íntegró Vivar Téllez si bien la posición de Góngora siendo mujer no podía ser de excesiva relevancia. Si la tuvo, en cambio, Manuel Mendizábal o Fernández Aramburu.

Por otro lado yo diría que Góngora, además, era de sentimientos tradicionalistas a pesar de tener hermanos camisas viejas y eso también la limitaría en su relación con las nuevas autoridades.

Finalmente cabría decir que Góngora tuvo presencia pública y proyección social pero la dirección real de la 5a Columna perteneció a Aramburu y Mendizábal q estaban mejor conectados con el Estado y el Ejército

Sobre la 5a Columna saldrá un libro del que yo ya he leído el borrador y que quizás te interese. Es de Carlos Piriz y saldrá en Comares. Aunque es sobre la 5a Columna en toda España aborda el caso almeriense y explica las conexiones de esta red con la de Cartagena.


 La Quinta Columna en Almería: el capítulo inédito de nuestro libro.

Reproducimos los fragmentos referidos a Cármen Góngora López. Tomados de https://guerraenmadrid.net/2019/06/16/la-red-clandestina-de-la-quinta-columna-en-almeria-durante-la-guerra/ Visto el 25 de diciembre de 2022.

Por Alberto Laguna Reyes y Antonio Vargas Márquez

Esta profunda investigación sobre la Red Hataca, la organización más relevante de la Quinta Columna en Almería, estuvo a punto de entrar en nuestro libro «La Quinta Columna», editado por la Esfera de los Libros. Esperamos que todos nuestros lectores disfruten de esta historia de quintacolumnistas en la retaguardia republicana.

Mujer enérgica, creativa y con una enorme capacidad de liderazgo. Así era Carmen Góngora López, una modista andaluza que llegaría a ser una de las integrantes más valiosas de la Quinta Columna de Almería durante la Guerra Civil. Fue la fundadora de la Red Hataca, una organización que nació con el pretexto de ayudar a los derechistas perseguidos pero que se convirtió en un poderoso grupo de espionaje, cuyos tentáculos se expandieron hasta Cartagena. Su historia está ligada a la de Manuel Fernández-Aramburu, un empleado de Hacienda que también se atrevió a conspirar contra la República en la recta final de la contienda.

Religiosa de los pies a la cabeza, Carmen Góngora presidía el Sindicato Católico la Aguja de Almería cuando estalló la guerra. Lo formaban desde 1933 varias mujeres modistas de la Comunión Tradicionalista que trabajaban, en muchos casos, de manera desinteresada para los más desfavorecidos. Cuando se produjo la sublevación, tenía cerca de los cuarenta años y era una persona muy conocida en las esferas políticas y religiosas de la ciudad. En aquella época solía despachar directamente con el Obispo, así como con la mayoría de las cofradías de Semana Santa a las que asesoraba altruistamente. El alzamiento la dejó completamente descolocada. Sintió en sus propias carnes el dolor de una pérdida trágica ya que el 30 de agosto de 1936, su hermano Juan murió asesinado por haber militado en la Falange.  El chico tenía 23 años y apenas había podido ejercer su profesión de tipógrafo ya que fue detenido a los pocos días de empezar los combates. Desde entonces, Carmen, decidió organizarse para intentar ayudar a todas aquellas personas que, al igual que su hermano, se encontraban perseguidas por el Frente Popular.

Una de sus primeras acciones fue intentar evacuar de Almería al padre superior de los Franciscanos que se encontraba en busca y captura por las autoridades republicanas. Le dio ropa de calle, le escondió unos días en su vivienda y cuando la situación se normalizó, consiguió evacuarle de la ciudad. Se desplazó con él hasta Lorca (Murcia), simulando ser su esposa, y ambos se hospedaron en un hotel donde también se encontraba alojado Diego Martínez Barrio, ex presidente del Consejo de Ministros. Pese a la curiosa coincidencia, el religioso no fue descubierto por la Policía en esos instantes, aunque sí fue detenido unos días más tarde, cuando la modista ya había regresado a Almería.

Los jesuitas escondidos

Otra de las acciones que llevó a cabo fue la ocultación de personas perseguidas. Durante casi dos años, escondió en su casa de la calle Mariana número 7, a dos jesuitas cuya vida corría grave peligro. También se encontraban perseguidos y de no haber sido por su actuación, hubieran sido capturados por las milicias del Frente Popular o la Policía. Con el ingenio que Carmen solía aplicar a casi todo en la vida, consiguió camuflar dentro de su vivienda a los dos religiosos sin llamar la atención. Construyó, en una antigua despensa, una especie de habitación donde pernoctaban, y a la que solo se accedía a través de un armario. Allí permanecieron durante casi dos años Servando López y José Rodríguez – así es como se llamaban los jesuitas- que también llegaron a celebrar misas clandestinas a las que acudían un sinfín de personas. Un adolescente de apenas 13 años, Manolo Román, se encargaba de ayudarles ya que su madre, Ana Román, era íntima amiga de nuestra protagonista y su mano derecha en el Sindicato de Aguja.

La casa de Carmen fue registrada decenas de veces desde el inicio de la Guerra Civil. Las fuerzas de seguridad de la República, especialmente el SIM, eran conscientes de que en la calle Mariana sucedía algo extraño, pero no tenían pruebas reales contra la quintacolumnista. En el mes de junio de 1938, un capitán del SIM llamado Rafael Castellano, puso en marcha un registro de gran envergadura en la vivienda. Esta operación se produjo tras la traición de José García Artero, un guardia de asalto que trató de infiltrarse en el entorno de Góngora haciéndose pasar por falso falangista. Aunque no tenía la certeza absoluta, García Artero dijo al espionaje republicano que era posible que en la calle Mariana estuvieran escondidos unos pocos religiosos. Por eso el SIM llevó a cabo un registro sin precedentes en el que participaron una veintena de agentes, provistos de picos y hachas. Destrozaron varias paredes de la casa intentando localizar posibles habitaciones secretas donde podían ocultarse huidos de la Justicia. Pese a la intensidad del registro, ninguno de los dos jesuitas fue localizado ya que permanecieron ocultos en su habitáculo durante horas sin que nadie se percatara de su presencia. Después de la búsqueda infructuosa, el responsable del SIM ordenó que se instalara en el edificio un destacamento de hombres que debería permanecer allí varias semanas por si apareciera algún derechista despistado.

Ante las sospechas de que podía estar ayudando a grupos de religiosos, Carmen fue detenida por el SIM el 28 de junio de 1938 y trasladada a dependencias policiales donde fue interrogada durante horas. El espionaje republicano no tenía la certeza de que en su casa ocultara a los jesuitas, pero aun así decidió acusarla de ser “desafecta al régimen”. También fue detenida su madre y Ana Román, su ayudante en el Sindicato de la Aguja. Las tres pasaron en pocos días a disposición judicial, aunque la vista se fue retrasando por supuestas enfermedades de las acusadas. Carmen entabló una buena relación con los médicos de la prisión, que simpatizaban con las derechas, y gracias a sus falsos diagnósticos pudo alargar los plazos del juicio que se iba a celebrar el 2 de marzo. Hemos averiguado a través del periódico La Libertad que tanto Góngora como su ayudante iban a ser juzgadas por el Tribunal de Alta Traición, Espionaje y Derrotismo de Almería. El proceso se terminaría suspendiendo ante el inminente final de la guerra.

Con las responsables del Sindicato de la Aguja en prisión, los dos jesuitas quedaron a merced de la fortuna. Manolo, el adolescente que les ayudaba con las misas, se hizo cargo de su manutención diaria y se comportó de una manera heroica pese a las adversidades. Cada día, se las tenía que ingeniar para darles de comer y beber sin que el retén del SIM, que permanecía en el edificio, se diera cuenta de ello. Manolo también sería interrogado por los agentes republicanos, pero antes, el joven pudo buscar otro lugar seguro para los jesuitas que abandonaron la vivienda de la calle Mariana para esconderse en la casa de una vecina.

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El heredero de Carmen Góngora

El papel de Góngora fue muy importante para los derechistas emboscados que se encontraban en la retaguardia almeriense. Además de haber ayudado a un gran número de religiosos perseguidos por las autoridades, también se encargó de poner los cimientos de lo que luego se conocería como la Red Hataca. Era una organización de la Quinta Columna que nació unos días después de su detención y que tenía dos objetivos prioritarios: el espionaje militar y preparar la llegada de los nacionales a la ciudad.

El jefe de la red era Manuel Fernández-Aramburu León

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Otros de sus colaboradores también habían trabajado para Carmen antes de su arresto. Fue el caso del carabinero Manuel Rodríguez Manzano que se convirtió en una especie de “recaudador” ya que se encargaba de recoger el dinero del Socorro Blanco

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Un personaje sospechoso

A través de los documentos que hemos localizado en el Archivo Militar de Ávila, hemos sabido que Carmen Góngora discutió con Fernández-Aramburu unos días antes de ser detenida por el SIM. El ex funcionario de Hacienda intentó hacerle ver que su organización podía ser más útil para los nacionales si sus miembros se dedicaban a tareas de espionaje. Aunque en un primer momento se mostró reacia por temor a las consecuencias, finalmente accedió a hablar con sus colaboradores para decirles que se volcaran obteniendo información del “enemigo”. Casi sin darse cuenta, el barcelonés estaba empezando a asumir el liderazgo del grupo clandestino que operaría hasta casi el final de la guerra. En este contexto Carmen le presentó a un personaje, que por sus “antecedentes izquierdistas”, podía ser de interés para esas actividades de espionaje que se iban a poner en marcha. Su nombre era José Manuel Rodríguez Mendo y afirmaba estar desencantado con el Frente Popular por los desmanes que se habían cometido durante los primeros días del alzamiento. Pese a ser una persona de “toda confianza” de nuestra protagonista, Fernández-Aramburu nunca se fio de él y una vez terminado el conflicto, se lo hizo saber a las autoridades del nuevo régimen en 1939.

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Tras la Guerra Civil

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Carmen Góngora

En mayo de 1939, Carmen Góngora compareció ante la Comisaría de Investigación y Vigilancia para relatar a las autoridades franquistas los pormenores de su cautiverio durante la guerra. En su declaración denunció a una mujer llamada Montes Piedad, esposa del capitán del SIM José García Artero, uno de los responsables de su detención. Dijo que esta mujer había acudido al Sindicato de Aguja para “espiar acerca de la organización”, y que siguió haciéndolo cuando Góngora estaba en prisión.

El 29 de mayo de 1939, el periódico ‘La Hoja de los Lunes’ publicaba un amplio artículo sobre el papel de Góngora y su organización en la Guerra Civil. Decía que ella “no era una agente oficial de espionaje, ni recibió encargo, ni tenía ayuda. Pero su entusiasmo, su espíritu heroico y su fervor religioso y patriótico fueron suficientes para vencer los artículos”. El artículo también decía que la fundadora de la Red Hataca era una persona muy discreta y que prefería permanecer en el anonimato sin alardear de su actuación durante el conflicto. En 1941 Carmen Góngora fue sometida a una campaña de desprestigio por parte de un sector de la prensa almeriense, aunque desconocemos la razón.  Pasados unos años, los periodistas de la ciudad la volvieron a encumbrar en su faceta como costurera de prestigio.

Fuentes consultadas