Pintora. (Granada, 1882-Córdoba, 9 de febrero de 1968). Truncada su brillante carrera por las presiones familiares y sociales.
Tomada del artículo de Público que sigue.
La pintora española que acabó en un convento por retratarse desnuda. Por José Carmona
Aurelia Navarro. Wikipedia
Tomado de https://www.publico.es/culturas/museo-prado-promesa-arte-espanol-pintarse-desnuda-acabo-convento.html 11/07/2021
Aurelia Navarro, pintora nacida en Granada, vio truncada su carrera profesional al hacer público un autorretrato de su cuerpo desnudo, laureado en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1908.
madrid
30/10/2020 22:22 Actualizado: 31/10/2020 17:20
José Carmona
Si Navarro hubiera ocultado su nombre al firmar sus cuadros es posible que el drama que se cuenta bajo estas líneas nunca hubiese tenido lugar. Si Navarro hubiera firmado como A. Navarro, nadie le hubiese forzado a meterse en un convento. Si Aurelia hubiera sido Aurelio, la historia del arte en España no habría tenido que buscar bajo los restos de aguarrás el recuerdo de esta pintora, que quiso homenajear a Velázquez y terminó por vivir un martirio.
Aurelia Navarro era granadina (1881-1968), hija y hermana de médicos y aspirante a pintora. Su familia, burguesa, veía con buenos ojos su hambre intelectual, pero nunca toleró que el ocio se convirtiera en su profesión. La familia Navarro tenía otros planes para ella, como casarse o cuidar el hogar, funciones más acordes para una mujer de su tiempo.
A principios del s.XX, en 1904 y con tan solo 22 años, Aurelia se presentó a la Exposición Nacional –el concurso más importante del momento en España– y recibió una mención honorífica, para dos años después ganar la tercera medalla por su cuadro Retrato de señorita. Influenciada por Sorolla y por los movimientos impresionistas coetáneos, Aurelia sentía la exposición como el escaparate perfecto para su talento. En esos concursos prescindía de su lado más creativo para presentar trabajos sobrios con los que mostrar sus destrezas técnicas, sabedora de que era lo que más interesaba a la crítica en ese espacio. Si en 1906 había logrado dar un salto de calidad, fue en 1908 cuando su carrera despegó para estrellarse a pocos metros de distancia.
Aquel año, Aurelia presentó una obra llamada Desnudo Femenino, una creación que, de haberse llamado Aurelio, habría cosechado halagos sin incidencias. Pero al llamarse Aurelia, retratar un cuerpo de mujer tuvo consecuencias: "Era un tema tabú para cualquier mujer en ese momento. Que una mujer pintara aquello se consideraba contrario a la moral", apunta Magdalena Illán, profesora de Arte en la Universidad de Sevilla y probablemente la mayor experta en la vida de Aurelia Navarro.
La obra no lo admitía, pero la historia ha dejado saber que se trataba de un autorretrato. Aurelia decidió representarse despojada y sensual en una composición que evocaba claramente La Venus del espejo de Velázquez, expuesta en la National Gallery de Londres. Sus escorzos, sus miradas reflejadas en espejos que no terminan de mostrar sus rostros, aunque sí intuirlos, guardaban parentesco y admiración. Illán asegura que pintar un desnudo a modo de autorretrato fue un acto de "valentía": "Dinamitó todas las normas morales del momento. No encaja que posteriormente ingresara en un convento", valora.
Este Desnudo Femenino, actualmente expuesto en el Museo del Prado en su exposición temporal Invitadas, tuvo un recorrido inusual para las obras premiadas en la Exposición Nacional. Lo que correspondía, según el premio que había recibido, era que la obra fuera comprada por el Estado, cosa que no ocurrió. "Todavía no está muy claro por qué no se adquirió. La Diputación de Granada se interesó por esta obra [de la que es actual propietaria] y tal vez eso hizo que el Estado no lo comprara. O quizás la Diputación la compró al ver que el Estado no lo hacía", barrunta la historiadora Illán sobre la polémica de 1908.
María Dolores Jiménez-Blanco, directora general de Bellas Artes del Ministerio de Cultura y Deportes, pone en el contexto adecuado la obra de la pintora nacida en Granada, que desafió el paradigma de su tiempo: "Durante muchos años, las academias de arte no daban acceso a las mujeres a las clases de desnudos. Se consideraba que no estaban preparadas para eso. Para un hombre no era impúdico y para una mujer sí. Eso te dice hasta qué punto se les consideraba menos preparadas intelectualmente para confrontar un cuerpo desnudo", apunta la gerente.
Hija de su época, Aurelia vio cómo su cuadro se sumergía en polémicas periodísticas y sociales, cuando su principal motivación era la de ganar el concurso. "Es un cuadro académico, sabe lo que le gusta al jurado. De hecho, Julio Romero de Torres es el ganador ese año con un desnudo femenino titulado La musa gitana. Romero llegó a decir que Navarro mereció la segunda medalla y no la tercera", añade Illán.
Ver el rostro de su hija, que no es sino el rostro de su familia, desnudo dentro de un marco, ver el legado de los Navarro expuesto en la prensa, criticado o aplaudido, pero exhibido al fin y al cabo, fue demasiado para el padre de Aurelia, burgués provinciano, médico, que nunca aprobó la deriva artística de su hija.
"Poco a poco fue asfixiando su talento. No participó en ninguna exposición nacional, y fue languideciendo", asevera Illán. El nombre de Aurelia Navarro nunca más volvió a rellenar el formulario de inscripción de un concurso nacional. Su nombre se borró y se pasó a otra cosa. Como otras tantas mujeres. Su vida entró en una etapa de oscurantismo de la que casi todo son preguntas.
En 1910, antes de rendirse o de verse sometida (no se sabe si fue forzada a entrar en el convento o entró por voluntad propia), fue una de las seis mujeres que formaron parte como socias fundadoras de la Sociedad de Pintores y Escultores Españoles, donde había unos 180 hombres. Quiso tener una voz propia, una trayectoria que fue cortada de cuajo por su familia. "Aurelia Navarro es una grandísima desconocida que pudo ocupar un lugar importante del arte español", asegura Magdalena Illán.
Los ingredientes de la historia de Aurelia, que se vio abocada a ingresar como monja en la Orden de las Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento en un convento de Córdoba, convierten este suceso en un relato peliculero y lleno de símbolos universales sobre mujeres y sueños truncados. La misma Elena Sorolla, hija de Joaquín Sorolla, se dedicó a la escultura hasta que adoptó el rol de ama de casa al contraer matrimonio. Hasta en el hogar del artista los cánones eran inamovibles.
"El caso de Aurelia es extremo, pero no es ni mucho menos una excepción. No era fácil para las mujeres en esa época. Hay que hablar siempre en plural, pero en ciudades como Granada y en sociedades conservadoras, el éxito artístico de una mujer se veía peligroso, es por eso por lo que los padres deciden que vuelva a Granada y la obligan a dejar su carrera. En lugar de apreciar el éxito, sus padres lo consideran inapropiado. Es muy revelador. No todas las mujeres que fueron artistas tuvieron padres tan poco permisivos, pero sí es verdad que en general no se alentaba. Que pintaran sí, pero que se dedicaran a ello, con todas las herramientas que tienen los hombres, no era tan fácil", apunta Jimenez-Blanco.
Navarro, además, transitó una época que vio a las mujeres romper moldes clásicos para empezar a adentrarse en el mundo del trabajo. Aurelia fue de esas que quiso dejar de ser pintada para ser pintora: "La diferente entre pintar y ser pintada es la diferencia entre ser sujeto y ser objeto. Entre ser pasivo y ser activo. Es la gran diferencia. Nunca hay un momento concreto, todo en la historia pasa paulatinamente, pero en los comienzos del s.XX el papel de la mujer empieza a cambiar en el arte porque cambia en la vida", asegura la directora general de Bellas Artes.
Como una hoja arrancada de un libro, los datos sobre Aurelia Navarro pasada la exposición que le valió el reconocimiento son escasos y parcos. La familia quiso que volviera a Granada y abandonara la vida del artista, algo que su maestro Tomás Muñoz intentó evitar. "Él propuso a la familia que Aurelia aceptara una beca de la Diputación para ir a Roma y formarse fuera de España, pero el padre y la familia dijeron que no. El maestro quería fomentar su talento, pero no fue posible", añade Magdalena Illán.
Participó en exposiciones en Granada, concursos de caricaturas y demás certámenes menores hasta 1916, última vez que se tiene constancia de su vida artística fuera del convento, donde ingresó en 1923. "En el convento siguió pintando retratos de las monjas, pero ya muy descafeinado. Estuvo en Roma en 1933 para pintar a la madre superiora de la orden de las Adoratrices. La familia me ha comentado que iban a visitarla al convento, que hablaban con ella, pero que había perdido esa chispa", relata Illán, que vio cómo los herederos de Aurelia se han puesto en contacto con ella para trabajar en un monográfico sobre su vida y obra.
Aurelia Navarro cerró los ojos por última vez en 1968,
con 86 años. Pasó más de cuarenta años en el convento cordobés y
nada más se supo de concursos, de aspiraciones, de emancipación ni
de desnudos. La llamada de la fe ocupó más parte de su vida que
esos destellos de juventud en los que parecía que Sorolla tenía
relevo femenino. Una devoción algo inesperada, puesto que en ninguno
de sus cuadros, la inmensa mayoría custodiados por su familia y
conservados hasta la actualidad, había referencias a la religión.
Illán lo corrobora: "No tenía ningún cuadro religioso hasta
que ingresó en el convento. Sus obras hablaban de ansias de
libertad, aparecían mujeres solas, independientes, soñando.
Es una historia muy triste".
Tomado de https://es.wikipedia.org/wiki/Aurelia_Navarro 11/07/2021
Aurelia Navarro Moreno (Granada, 1882-Córdoba, 9 de febrero de 1968) fue una pintora española.
Nació en la casa familiar en Plaza Nueva, n.º 15. Su padre, José Navarro González, era doctor en medicina y su madre, Resurrección Moreno Olmedo, pertenecía a una familia adinerada, por lo que el hogar de la futura pintora disponía de una posición socioeconómica privilegiada.1
Se formó en la Escuela de Artes y Oficios de Granada con José Larrocha y completó sus estudios con Tomás Muñoz Lucena.2
Fue pensionada a Madrid por la Diputación provincial de Granada para ampliar su educación artística.2
Tenía 22 años la primera vez que participó en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, recibiendo una mención honorífica por su obra Sueño tranquilo (1904) y en dos ocasiones las medallas de bronce con Retrato de Señorita (1906) y con Desnudo femenino (1908); por esta última recibió muchos elogios y mucha atención de la prensa por ser una de las primeras pintoras españolas que representó un desnudo femenino.
Para la experta en arte y estudiosa de la vida y obra de la pintora, Magdalena Illán, retratar un cuerpo femenino siendo mujer, tuvo consecuencias para Aurelia Navarro porque "Era un tema tabú para cualquier mujer en ese momento. Que una mujer pintara aquello se consideraba contrario a la moral" y para ella fue un acto de valentía.3
Esta misma idea se confirma al tener cuenta el contexto histórico, como señala la historiadora María Dolores Jiménez-Blanco que "Durante muchos años, las academias de arte no daban acceso a las mujeres a las clases de desnudos. Se consideraba que no estaban preparadas para eso. Para un hombre no era impúdico y para una mujer sí. Eso te dice hasta qué punto se les consideraba menos preparadas intelectualmente para confrontar un cuerpo desnudo".3Con Desnudo Femenino, Navarro quiso demostrar que podía hacer lo mismo que el sistema artístico valoraba en un hombre.4
Fue una de las primeras socias de la Asociación Española de Pintores y Escultores, y una de las 6 mujeres que fundaron la institución en 1910, donde había 180 varones.53
Su familia, especialmente su padre, consideraba que el ambiente artístico madrileño y la repercusión mediática no eran adecuados para una mujer joven y presionó para que regresara a Granada.6 Continuó pintando en su ciudad natal y participó en varias muestras del Centro Artístico hasta 1916.
Para Illán no quedó claro si Aurelia Navarro entró en el convento por decisión propio o fue obligada a ello, porque con Desnudo femenino -que para ella es un autorretrato de la pintora- 4"Dinamitó todas las normas morales del momento. No encaja que posteriormente ingresara en un convento".3En este sentido, Jiménez Blanco apuntó sobre lo sucedido que "el éxito artístico de una mujer se veía peligroso, es por eso por lo que los padres deciden que vuelva a Granada y la obligan a dejar su carrera. En lugar de apreciar el éxito, sus padres lo consideran inapropiado. Es muy revelador."4
Aunque su maestro, Tomás Muñoz Lucena intentó convencer a la familia para que Aurelia Navarro siguiera formándose en Roma, pero no lo consiguió, porque su padre nunca aprobó la faceta artística de su hija.3
Las presiones sociales y familiares la llevaron a una profunda crisis y a una progresiva pérdida de inspiración artística. En 1923 decidió ingresar en la Congregación de las Adoratrices y redujo su producción artística a algunas obras religiosas.7
Como religiosa estuvo en Roma, Madrid y Málaga y finalizó sus días en el convento de Córdoba, donde falleció.
Estilo artístico
Su obra se centra en representaciones de figuras femeninas de corte intimista y su estilo se caracteriza por pincelada suelta y paleta suave.
Magdalena Illán calcula que pintó un centenar de obras entre 1904 y 1916. Parte de su obra se ha perdido por la calidad de los materiales, pasteles y acuarelas principalmente. Otra parte está repartida entre familiares y descendientes de su hermano José. La Diputación de Granada posee el Desnudo femenino premiado en 1908 y la Casa Ajsaris muestra Pensativa en su colección.
Obras:
Sueño tranquilo (1904)
Joven con mantón (1905), Colección Ignacio Navarro
Retrato de la señorita A.M. (1906)
La merienda (1906)
Una bacante (1906)
Una artista (1906)
Jugando con las gallinas en el carmen (1906)
Desnudo femenino (1908), Diputación de Granada
Estudio de figura con capuchina (1908)
Retrato (1908)
Desnudo (1908)
El almuerzo (1908)
Niñas haciendo flores
Niña en el Carmen
La Oración (1914)
Santísimo sacramento (1915), Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Granada
Éxtasis (1916)
Retrato de María Micaela del Sacramento, fundadora de la Orden de las Adoratrices
SANTOS MORENO, María Dolores - Pintura del siglo XIX en Granada : arte y sociedad, Tesis doctoral, 1997
ARÓSTEGUI M., Antonio y LÓPEZ R., Antonio. “60 años de arte granadino (1900-1962). Aula de Cultura del Movimiento, Granada, 1974. Pág. 190
«La pintora española que acabó en un convento por retratarse desnuda». www.publico.es. Consultado el 10 de diciembre de 2020.
Riaño, Peio H. (10 de octubre de 2020). «El desnudo que acabó con la artista en un convento». EL PAÍS. Consultado el 10 de diciembre de 2020.
ILLÁN MARTÍN, Magdalena. «“Una Joven Que Vale Mucho Y Que Llegará a Ser Una Pintora eminente”: Aurelia Navarro En La Escena artística española De Comienzos Del Siglo XX». Atrio. Revista De Historia Del Arte, n.º 25 (diciembre). Sevilla, España:224-39. 2019
JIMENEZ-BLANCO, María Dolores. Catálogo de la exposición "Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideología y artes plásticas en España (1833-1931)" - Capítulo 15. Artistas Pioneras en el tránsito a la modernidad. 2020. ISBN 9788484805441
TORRES LÓPEZ, Matilde: La mujer en la docencia y la práctica artística en Andalucía durante el siglo XIX, Universidad de Málaga, Tesis Doctoral, 2007.
DE DIEGO, Estrella: La mujer y la pintura del XIX español. (Cuatrocientas olvidadas y algunas más), Ensayos de Arte Cátedra, Madrid, 1987, pp. 191-197.
VALVERDE CANDIL, Mercedes y ZUERAS TORRENS, Francisco. Coordinadores. “Un siglo de pintura cordobesa, 1791-1891”. Catálogo. Edit. Excma. Diputación Provincial de Córdoba. Córdoba, 1984. Págs. 21-36.
ANTEQUERA, Marino: Pintores granadinos, Obra Cultural de la Caja de Ahorros de Granada, Granada, 1974.