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Presas políticas bajo el franquismo tras la guerra de 1936-1939. Cárceles en Andalucía.

Tomado de 

Ricard Vinyes. Presas Políticas. Colección:Testimonios de la Guerra Civil. RBA Coleccionables SA. Barcelona 2006.

En este libro recoge los estudios sobre la situación de las Presas Políticas en las cárceles franquistas tras la Guerra civil. En Andalucía destaca el Penal de Málaga una de las 5 principales cárceles (prisiones centrales) de concentración de Presas Políticas donde se cumplían las sentencias firmes (pagina 110). Además se citan en el libro las cárceles de Granada, Cordoba y Almería (mapa página 105).


Página 23

Tortura en la prision de Córoba

"Las posibilidades de la inmersión en agua también empezaron a exploradas en los centros de detención. O las prácticas destinadas a causar un dolor sostenido y acumulativo, que asegurase el su­frimiento y el miedo a más dolor, pero evitase la muerte que podía provocar en el torturado una paliza descontrolada. Vi1ches Vargas conocía los emplazamientos de la extenuada guerrilla que operaba los alrededores de Córdoba. Corría el año 1944 cuando fue dete­nida e interrogada en el cuartel de la Guardia Civil. La colgaron desnuda, cogida por los pies con un garfio de carnicería. Vilches Vargas era una mujer gruesa y los guardias civiles le fueron cortan­do la grasa de los costados «no de un tajo, filete a filete. Quiero decir ­que no lo pasó de una vez. Con vida esa mujer y colgada por los  pies como un cerdo y filete a filete. A mí eso no me lo ha contado nadie, lo he visto, es que lo he visto, esto lo he visto. Todo eso para le entregara a los guerrilleros [ ... ]. La dejaron los huesos monda­dos al aire». La narradora de este hecho encontró a la víctima en la prision de Córdoba, de paso  al de Málaga, en carne viva y tendida sobre una cama, rodeada de varas que alzaban las sábanas para evitar el roce del trapo con su cuerpo.”


Página 56

Antonio Vallejo-Najera utiliza a las presas Políticas de Málaga para sus experimentos.

“El peligro provenía de lo que retóricamente denominó «comple­jos psicoafectivos», aquellos que «descomponen la patria [ ... ], los de resentimiento, rencor, inferioridad, emulación envidiosa, arribis­mo ambicioso y venganza, que de sembrarse en las multitudes de la nueva España impurificarían la elevada idealidad del Movimiento Nacional, empequeñecerían el horizonte espiritual de la patria que soñamos, además de que, introducidos en el futuro orden político­social inspirarían medidas legislativas no muy diferentes de las mar­xistas» 1. Precisamente, ése era el tipo de características negativas que Vallejo Nágera «descubrió» en las presas de Málaga sometidas a investigación psiquiátrica por él y su equipo, proporcionándole una supuesta base empírica en la que sostener su discurso. La solu­ción no estaba en buscar un gen malvado y liquidado. Vallejo Náge­ra jamás se mostró geneticista en los textos de esa época: «La dege­neración de la raza reside a nuestro entender en factores externos que actúan de manera desfavorable sobre el plasma germinal.» El tema era el ambiente, el entorno. Se imponía la protección y mejora de la raza, es decir, una eugenesia de la Hispanidad.”


Página 84

El robo de hijos. Un caso en Sevilla.

"En otras ocasiones los documentos relativos al nacimiento fueron alterados para impedir que los padres pudieran seguir el rastro de sus hijos O para facilitar las adopciones, labor que a menudo se realizaba con la connivencia de religiosos. La Casa Cuna Provincial de Sevilla conserva un documento que expone esa modalidad de desaparición. En una carta el capellán de la institución, Juan A. Gar­dío, daba instrucciones a los nuevos padres sobre cómo debían pro­ceder para alterar datos sin dejar rastro con el fin de que la madre verdadera no pudiese hacer reclamación alguna: «Mis queridos amigos: cuando la superiora hacía unas horas me había entregado esos papeles fue cuando la madre de la niña se presentó en la Diputación a decir que aquí no le daban razón de una niña que en tal fecha ella echó. Al ver esto y preve que les podían hacer pasar a Vds. un mal rato, decidí no hablar ni tocar el asunto en la Dipuitación hasta que no estuviera alejada la idea de esta mujer, y cuando Vds. fueran ni se acordaran que tal mujer había ido a reclamar nada. Y así ha ocurrido, pues ya ni la superiora de aquí ni en la Diputación se acuerdan de nada: yo he ido a explorar el terreno y no me han di­cho ni una palabra, sino que todo bien y que podéis prohijarla cuando queráis. Y ahora buscando entre los papeles de mi archivo los encuentro y se los envío para que hagáis lo siguiente. El papel ese grande lo tenéis que rellenar entre Vds., el alcalde y el párroco y debidamente firmado lo traen Vds. cualquier día en la Diputación. Si por casualidad os preguntara Serrano, que cómo habéis tardado tanto en ir, Uds. le decís solamente "que Miguel había estado enfer­mo y esperabais, como es natural, a que el esposo se pusiera bien". No digan ni una palabra más ni una menos, sino a todo que sí. [ ... ] si queréis que la niña no aparezca con vestigio ninguno de la cuna, luego que arregléis lo del notario vais al Palacio Arzobispal con los documentos de la prohijación de la Diputación y con la prohijación notarial, y allí en la viciaría del Arzobispado le arreglan el asunto de manera que mandan un oficio a la Casa Cuna para que se inutilice la partida de bautismo de la niña, y otro oficio a la parroquia que Vds. quieran para que pongan una Fe de Bautismo como si la niña se hubiese bautizado en aquella Iglesia."

Página 156

Manteniendo su identidad como Políticas

Aquella autoridad sólo podía proceder del mantenimiento de sus propias convicciones. Si «morían» las razones por las cuales habían sido capturadas, ¿qué quedaba de ellas? ¿Qué sentido tenía su vida entre muros, rejas, monjas y capellanes? Trataron pues de actuar afianzando, consolidando y defendiendo su identidad en un mundo organizado precisamente para destruida, y en su defecto, -ocultada. «Las autoridades pretendían que allí [Málaga] no había presas polí­ticas, por 10 que cuando había una visita dábamos un paso al frente y lo decíamos, yeso nos costaba castigo e incomunicación. »4 Perci­bieron que sólo se podía actuar retando constantemente a quien te­nían enfrente y, al parecer, estaban dispuestas a ello.



Página 162

La labor de las políticas para dignificar la vida en la cárcel. Málaga.

"En el verano de 1946 una expedición procedente de Las Ventas llegó al penal central de Málaga. Se encontraron una situación de­soladora, no sólo por la invasión de suciedad y miseria, eso era co­mún en mayor o menor medida en todas partes y estaban acostum­bradas a ello: lo peor es que no había control ni organización alguna que estableciera principios de convivencia entre las presas. «En Málaga se practicaba la usura. Cuando nosotras llegamos en la prisión se pagaba por todo, por cualquier favor: porque te escri­bieran una carta, por una hoja de papel, por un trozo de periódico. Allí las condiciones de moral eran espeluznantes al llegar nosotras. y una cosa que circulaba mucho en la cárcel era el empréstito con rédito. Una cosa que yo no he conocido nunca en la prisión de Bar­celona, en la prisión de Ventas. Llegó a tales extremos que hasta el sacerdote, un día en un sermón dijo que no se abusara, que la Igle­sia sólo permitía el 10 por ciento.» 15 Aplicaron la organización que habían desarrollado en los otros presidios y tejieron su propia ciudad, y la expandieron. Comenzaron a escribir y leer cartas gra­tuitamente, a prestar lapiceros y papel a cambio de nada ... Las re­cién llegadas comenzaron a proteger a las más débiles: «Las cama­radas nos planteamos proteger cada una a un niño.» Calentaban barreño s de agua al sol, bañaban a los críos y les cortaban las uñas. Organizaron clases en los patios para enseñar a leer y a escri­bir hasta que la dirección lo prohibió argumentando que eran cla­ses de política. Desafiaron la situación blandiendo el reglamento y la dirección cedió: «Nosotras seguimos. Más tarde llegó otro ex­pediente de camaradas que habían estado en Córdoba. Al ir refor­zándose el ambiente comunista, la prisión fue tomando categoría humana."

"La instalación de una organización colectiva permitió en los penales centrales cosas que en algunas cárceles provinciales se habían autorizado años antes , como la preparación y celebración de obras de teatro, cuadros escénicos, farsas breves, actividades con las que encargar responsabilidades para llenar las horas infinitas de prisión."