Volver a página principal de Biografías de Mujeres Andaluzas
JAÉN
Estas versiones han sido tomadas de
Mujeres 2000 y
Mujeres 2003
Dentro de las sección
8 de marzo. Día internacional de la Mujer de
Averróes. Red Telemática Educativa de Andalucía
Mantienen el texto original, pero al ser aquellos de una gran extensión (cada provincia ocupando en formato PDF entre 6 y 16 mega) dificultaba su acceso. Esa versión original tiene una imagen de cada una de las personas biografiadas.
Helvia [20 a.C.?-segunda mitad S. I d.C.] Rosa María Ballesteros García. Universidad de Málaga
Mariana de Carvajal y Saaveedra [1610-15?-1663-66?] Rosa María Ballesteros García. Universidad de Málaga
Rosa Butler y Mendieta [1821-?] Rosa María Ballesteros García. Universidad de Málaga
Josefa Moreno y Nartos [1820-?] Rosa María Ballesteros García. Universidad de Málaga
Patrocinio de Biedma y la Moneda [1858-1927] Rosa María Ballesteros García. Universidad de Málaga
Mª del Pilar Contreras y Alba de Rodríguez [1861-1930] Rosa María Ballesteros García. Universidad de Málaga
Josefa Segovia Morón [1891-1957] Consuelo Flecha. Universidad de Sevilla.
Carmen Linares [1951] Mª Teresa Vera Balanza .Universidad de Málaga
Lola Torres y Rodríguez de Gálvez [1901-1968] Arturo Espinar Escalona y Mª Ángeles Perea Carpio. Departamento de Lengua. IES El Valle. Jaén.
34
Helvia
[20 a.C.?-segunda mitad
S. I d.C.]
Conocida a través de la obra Consolatio
a Helvia, un escrito dirigido a ella por su hijo, el filósofo Séneca,
cuando fue desterrado de Roma. El lugar de su nacimiento parece que fue la
ciudad de Urgavo (Arjona, Jaén), de donde al parecer procedía su familia
paterna. La fecha de su nacimiento se asocia con el nacimiento de su segundo
hijo, Séneca, que nació hacia el cambio de era. Helvia fue hija única de uno
de los miembros de la familia de los Helvios, una de las familias más
importantes de la oligarquía bética. La madre murió de parto y el viudo volvió
a casarse de nuevo. Sin embargo, se conoce la existencia de una hermana mayor de
Helvia, probablemente hija de una anterior unión de su madre o, más
probablemente, de su madrastra. Séneca guardó muy buenos recuerdos de esta
abuela que se comportó como una verdadera madre con Helvia y con sus hijos,
aunque no parece que esta actitud fuera forzada pues Helvia fue una hija
obediente y cariñosa.
Las dos hijas (adoptiva y
propia) fueron educadas en el canon romano más estricto, en el que la formación
intelectual de las niñas se subordinaba a la austeridad del pudor (pudicitia).
Como era costumbre, Helvia se
casó con un hombre mucho mayor que ella llamado Lucio Anneo Séneca y se
trasladó a Córdoba. Allí nacieron sus hijos: Novato, Séneca y Mela, aunque
se ignoran las fechas. Por su hijo Séneca sabemos que fue una mujer fecunda y
que llegó a edad madura, por lo que no se descarta que solo esos tres hijos
fueran los que sobrevivieran a otros partos, por otra parte, nada extraño si
tenemos en cuenta la enorme mortalidad infantil de aquella época. La relación
de Helvia con el esposo, a pesar de la diferencia de edad y de su actitud
negativa ante la inquietud intelectual de ésta, parece que fue excelente pues Séneca
se refería a él como el «queridísimo esposo». No obstante, no debemos tomar
demasiado literalmente esta expresión filial. Quizás la procesión, como se
suele decir, la llevaba por dentro la madre, Helvia, que había visto como era
apartada por el esposo de su instrucción cuando empezó a estudiar filosofía,
al mismo tiempo que su hijo Séneca se iniciaba con los filósofos Soción y
Atalo. El severo caballero creía más pertinente la educación tradicional, según
la cual una extensa formación intelectual era perjudicial para la moralidad
femenina. Lo cierto es que lo que captó Helvia de ese aprendizaje interrumpido
lo supo rentabilizar magníficamente.
Con extraordinaria
inteligencia administró la fortuna de sus hijos sin enriquecerse con ella y
proveyó a sus hijos Novato y Séneca, dedicados a la vida pública,
de todo lo necesario para avanzar en sus carreras como magistrados. El tercero
de sus hijos, Marco Anneo Mela, se casó con Acilia, de la familia cordobesa de
los Acilios y madre del poeta Lucano. El matrimonio se consagró a cuidar de
Helvia, primero en Córdoba y luego en Roma, donde se trasladaron siguiendo a
sus hijos y hermanos.
Helvia
enviudó entre los años 40 y 41 -el luto oficial duraba diez meses- pues Séneca
alude a que su madre aún lloraba la pérdida de su padre cuando él fue
exiliado de Roma, hecho ocurrido en el año 41. No estuvo presente cuando murió
el esposo (probablemente se encontraba cerca, en casa de sus padres, ya que se
hizo cargo del funeral). Al quedar viuda volvió a casa de su padre pues se había
casado bajo la fórmula sine manu, esto es, bajo la tutela paterna. Sin
embargo, según una ley promovida por Augusto para favorecer a la natalidad,
como madre de varios hijos, pudo beneficiarse de esta circunstancia y
administrar sus negocios sin mediación de varón alguno. A finales del año 41
Helvia viajó a Roma para reunirse con su hijo y ser testigo de las desgracias
que le acompañaron: la muerte de uno de sus hijos, su destierro a Córcega,
apenas veinte días después de su llegada...
Como
apuntamos al principio, la Consolatio es la única fuente de información
sobre Helvia. En el escrito se alude a sus relaciones, de estrecha amistad, y en
el que se recuerda su etapa en los que ambos compartían estudios. La obra es un
elogio a la madre. Le recomienda, para calmar su dolor, que se dedique a los
estudios liberales y a sus otros dos hijos. Pero es en la hermanastra, siempre
ligada a ella, en la que Helvia encuentra siempre cobijo. Ella y su esposo, Cayo
Galerio, habían cuidado de Séneca cuando éste inició su carrera en Roma.
También la ayudaron el cariño de sus nietos, en particular el de su nieta
Novatila, hija de Novato, quien había quedado huérfana de madre. Séneca
recomienda que sea Helvia quien la instruya. Seis años permaneció Séneca en
el destierro. Desde el año 42 Séneca deja de mencionar a Helvia por lo que
desconocemos que fue de ella a partir de esa fecha. En opinión de Mª Dolores
Mirón, el gran mérito de Helvia, a los ojos de su hijo, era «haber sido una
mujer de ánimo varonil, pero de vida femenina, es decir, siempre entregada al
cumplimiento de su papel de género».
B
i b l i o g r a f í a
CASTILLO,
C. «Los senadores béticos. Relaciones familiares y sociales», Epigrafía e
ordine senatorio, Edizioni di Storia e Letteratura, Roma, 1982, pp. 465-519.
HEMELRIJK,
E. A. Matrona docta. Educated
women in the Roman elite from Cornelia to Julia Domna,
Routledge, Londres, 1995.
SÉNECA,
L. A. Consolation a Helvia. Cartas
a Lucila , Salvat,
Barcelona, 1971.
—,
Diálogos. Consolaciones a Marcia, a su madre Helvia y a Polibio, Gredos,
Madrid, 1996.
VASSIOLEIOU,
A. «Le grand-père maternel de Sénèque dans une inscription d´Urgavo», Revu
Philologique, 47 (1973), pp. 299-303.
VV.AA.
Mujeres en la Historia de España. Enciclopedia biográfica (Cándida
Martínez, Reyna Pastor, Mª José de la Pascua y Susanna Tavera, dir.),
Planeta, Barcelona, 2000.
Rosa
María Ballesteros García. Universidad de Málaga
35
Mariana
de Carvajal y Saaveedra [1610-15?-1663-66?]
Novelista. Dentro del grupo de mujeres escritoras del siglo XVII, representante del Barroco más puro. Nació en Jaén, sin precisarse la fecha, a comienzos del siglo XVII, aunque siendo aún niña, su familia se trasladó a Granada, donde vivió varios años. Fue hija del matrimonio formado por Alvaro de Carvajal y Marta de Piédrola, ambos pertenecientes a la nobleza. En Granada conoció al que sería su marido, Baltasar Velázquez, alcalde de hijosdalgo en aquella Real Chancillería con quien se casó hacia 1630. Siguiendo los destinos del esposo, la familia se trasladó a Madrid y después a Valladolid, donde había sido trasladada la corte. Según datos proporcionados por Aurora Riviére, nos enteramos de que tuvo una numerosa prole, cuestión ésta que le produjo al matrimonio no pocos problemas de índole económica, de forma que, en 1656, cuando Mariana enviudó, su situación era tan precaria que tuvo que suplicar al rey el pago de una pensión de doscientos ducados, concedida al marido antes de su muerte. Según comenta Riviére, la obtuvo «sin dificultad ». Se especula su vuelta a Granada, donde residían dos de sus hijos: Francisco y Rodrigo.
Fue autora de una serie de
novelas o relatos breves dentro de la estética barroca. Entre ellos se destaca Navidades
de Madrid y noches entretenidas, compuesta de ocho relatos (1663), a modo de
cuadro de costumbres en los que se puede apreciar toda la panoplia de costumbres
y detalles que caracterizaban la vida cotidiana de España de aquellos años:
casamientos, trajes, alimentación, vivienda, mobiliario, remedios y
medicamentos, espectáculos, diversiones, etc. Muy a menudo se ha comparado la
obra de esta novelista con la de María de Zayas y Sotomayor, algo más joven
que ella, «siempre en su demérito», comenta Riviére. La diferencia entre
ambas escritoras, entre otras, y desde la perspectiva feminista, es el
tratamiento que Mariana da al papel de la mujer. Si en Zayas el discurso es explícitamente
combativo y defensor de su sexo, la perspectiva de Mariana se limita a presentar
a las mujeres (siempre como grupo culto y escogido) desempeñando un papel «lúdico
y relevante» para entretenimiento de los caballeros. En su obra La industria
vence desdenes, la escritora ya insinúa la importancia que empieza a tomar
la burguesía. Otra de sus novelas cortesanas es El amante venturoso,
donde la escritora deja patente el paternalismo que rige a las familias. Junto a
esta obra en prosa Mariana produjo una interesante muestra de poesías en las
que aborda temas del más puro estilo barroco: fábulas, mitología, jácaras, y
poemas diversos, de estilo conceptista, en las que se
destaca su carácter satírico y burlesco.
No
se conoce con exactitud la fecha de su muerte, aunque se sabe que en 1664 sus
hijos Francisco y Rodrigo, celebraron en su casa granadina, ciudad en la que
ella residía, una academia literaria. Se especula, que al no participar Mariana
en este evento, puede traducirse en que hubiera muerto por entonces.
B
i b l i o g r a f í a
COLÓN
CALDERÓN, I. Mariana de Carvajal y Saavedra: una novelista del siglo XVII (tesis
doctoral), UCM, Madrid, 1985.
NAVARRO
DURÁN, R. «El marco de las novelas de Mariana de Carvajal», Salina. Revista
de Lletres, 11 (1997), pp. 39-46.
PROFETI,
M. G.«Los parentescos ficticios desde una perspectiva femenina: María de Zayas
y Mariana de Carvajal y Saavedra», en Agustín Redondo (dir.), Les parentés
fictives en Espagne (XVI-XVII siécles), Publications de la Sorbonne, París,
1988, pp. 239-246.
VV.AA.
Mujeres en la Historia de España. Enciclopedia biográfica (Cándida
Martínez, Reyna Pastor, Mª José de la Pascua y Susanna Tavera, dir.),
Planeta, Barcelona, 2000.
Rosa
María Ballesteros García. Universidad de Málaga
36.
Rosa
Butler y Mendieta [1821-?]
Escritora y poeta nacida en Jaén
en junio de 1821. Hija de un capitán del ejército de nombre Tomás y de María
de los Dolores. María del Carmen Simón Palmer en su Manual bio-bibliográfico
dedicado a las escritoras españolas del XIX, nos informa que fue educada
por una hermana de su padre, Rosa Butler, y por su marido Antonio Izquierdo, con
quienes vivió en Cádiz hasta 1841 en que se trasladaron a Puerto Real. Retazos
de su vida nos llegan por diversas fuentes. Ossorio y Bernard afirma que su
carrera como escritora se vio truncada a causa de «desgracias y pesadumbres».
Colaboró con sus trabajos en
las publicaciones sevillanas El Regalo de Andalucía, La España
Literaria, El Álbum de las bellas y en la publicación feminista
dirigida por la fourierista Margarita Pérez de Celis El Pensil Gaditano.
En el Pensil colaboraron mujeres como María Josefa Zapata, Rosa Marina, Aurora
Naldas y Adela de la Pesia. La vida de esta publicación feminista/fourierista
pasó por muchas vicisitudes y cambios de título. En su etapa final como El
Pensil de Iberia, Butler desaparece de la lista de colaboradoras tras el
secuestro del número 7 de la publicación por orden gubernamental, según datos
proporcionados por Concha Fagoaga.
Anteriormente Butler había
colaborado con La Mujer, publicación editada por un grupo de feministas
moderadas nucleada en torno a María Verdejo y Durán y en la que colaboraron
también Josefa Moreno y Nartos, Ängela Grassi, Amalia Fenollosa, Vicenta
Villaluenga, Robustiana Armiño de Cuesta, Venancia López Villabrile, Angela
Morejón y María Francisca Díaz. Vemos pues que Rosa Butler tuvo una relación
fluida con las distintas tendencias del movimiento feminista que se empezaba a
gestar en la segunda mitad del siglo XIX.
Entre las obras de Butler
destacamos el libro titulado La noche y la Religión (1849), dedicado a
Tomás García Luna, fechado en Alcalá de Guadaira (20 de junio) y La creación
del mundo, un ensayo épico, editado en Madrid, en 1883.
Simón Palmer, citando a
Huerta Posada, nos describe sus poesías en las que se distinguen «perfumes de
un espíritu tierno y sensible» y en las que se reflejan «el talento claro y
distinguido, la imagen fresca y lozana». Su espiritualidad también se traduce
a través de sus textos en la que Huerta resalta «sus nobles aspiraciones » y
su corazón «especialmente cristiano».
FAGOAGA,
C. La voz y el voto de las mujeres. El sufragismo en España, 1877-1931,
Madrid, Icaria, 1985.
HUERTA
POSADA, R. de la. «Escritoras y artistas españolas», en Album Ibero
Americano, Madrid, 1897.
OSSORIO
y BERNARD, M. Apuntes biográficos de artistas españoles del siglo XIX,
Madrid, 1868-69, 2 vols. SIMÓN PALMER, Mª C. Escritoras españolas del
siglo XIX. Manual bio-bibliográfico, Castalia, Madrid, 1991.
Rosa
María Ballesteros García. Universidad de Málaga
37
Josefa
Moreno y Nartos [1820-?]
Escritora
y Poeta. Nació en Baeza, provincia de Jaén. Publicó versos en periódicos de
su localidad natal y en publicaciones de Granada y Madrid. Según Simón Palmer
era una mujer de gran belleza y cultura. Apenas esos datos personales, y que
murió joven. La mayoría de su producción es poética. Dedicó poesías a su
amiga E. de D. en La Alhambra de Granada.
Según
indica Fagoaga, Josefa aparece vinculada en 1845 al núcleo liderado por
Gertrudis Gómez de Avellaneda manifestado en el semanario madrileño Gaceta
de las Mujere s, con el subtítulo redactado por ellas mismas, y que marca
la aparición de prensa de mujeres. Junto a Moreno y Nartos colaboraron en la
publicación, entre otras, Carolina Coronado y la malagueña Dolores Gómez de Cádiz
de Velasco. Su firma aparece de nuevo en La Mujer, publicación madrileña
que ve la luz en 1851.
Esta
publicación estuvo vinculada al grupo de mujeres liderado por María Tadea
Verdejo y Durán quien, como Josefa, murió joven. Fue éste uno de los primeros
núcleos feministas de la península. La mayoría de las colaboradoras lo hacen
con textos poéticos, repitiéndose algunos nombres de colaboradoras en la Gaceta
de las Mujeres como Ángela Grassi, Amalia Fenollosa, Vicenta Villalonga,
Robustiana Armiño, Venancia López Villabrile, Ängela Morejón, la andaluza
Rosa Butler o la «La ciega de Manzanares». Todo esto nos da la pista de que
nos encontramos ante una de las mujeres pioneras del emancipismo en España. Un
emancipismo caracterizado por la defensa de la dignidad femenina y su derecho a
la educación.
Además
de en La Gaceta de las Mujeres y La Mujer, publicó en las
granadinas
Tarántula
y La Alhambra y en El Anfión
Matritense y El Heraldo madrileño.
FAGOAGA,
C. La voz y el voto de las mujeres. El sufragismo en España, 1877-1931,
Madrid, Icaria, 1985. 34-37.
SIMÓN
PALMER, Mª. C. Escritoras españolas del siglo XIX. Manual bio-bibliográfico,
Castalia, Madrid, 1991.
Rosa
María Ballesteros García. Universidad de Málaga
38
Patrocinio
de Biedma y la Moneda [1858-1927]
Escritora y articulista.
Nacida en el seno de una familia de la aristocracia andaluza en Begijar, pueblo
de la provincia de Jaén, el día 13 de marzo. Sus padres fueron Diego José de
Biedma y Marín e Isabel María de la Moneda y Riofrío. Se casó muy joven, a
los quince años, con un hijo del marqués de San Miguel de la Vega, José María
de Quadros y Arellano. Viuda a los veinticinco años, vio también morir a los
tres hijos de este matrimonio. Según Mª del Carmen Simón Palmer, «fue la
muerte de su primer hijo lo que la impulsó a escribir». Ejemplo de ello es la
obra Recuerdos de un ángel. Elegías a la memoria del niño Don José María
del Olvido Quadros de Biedma, muerto a los seis años de edad (1874) y las
poesías «La oración a mi hijo José del Olvido» y «Ecos de amor. A mi hijo
José del Olvido», publicadas en La Margarita (1874, diciembre).
En 1877 se instaló a vivir en
Cádiz, ciudad donde fundó y dirigió la revista del mismo nombre. Colaboró en
numerosas publicaciones bajo el anagrama de «Ticiano Imab», entre otras en El
Angel del Hogar, La Discusión, La Margarita, El Amigo de
las Damas, Los Niños, La Mesa Revuelta, El Bazar, La
Crítica, El Correo de la Moda, La Iberia, El Eco de Europa,
Revista de Andalucía, Flores y Perlas, La Época, La
Ilustración Católica, El Museo Popular, La Correspondencia de
España, El Imperial, El Resumen, Blanco y Negro, El
Album Ibero-Americano, Revista Católica de Cuestiones Sociales, Galería
de desgraciados, de Madrid; El Mundo Ilustrado, La Ilustración de
la Mujer, La Ilustración Ibérica de Barcelona; El Fígaro. Almanaque...
para 1880 de Málaga; El Español, El Renacimiento de
Sevilla.
A destacar sus colaboraciones
en la prensa de Cádiz, La Moda Elegante, El Cocinero, Revista
Teatral, Colombia y, muy particularmente, en Cádiz, en la que
contamos más de cien artículos. Se casó de nuevo con José Rodríguez y Rodríguez,
director de la Crónica Gaditana y archivero jefe de la Diputación.
Fueron apadrinados por Alfonso XII. En 1888 tomó parte en el Congreso de
Protección de la Infancia celebrado en su ciudad. En honor de sus trabajos en
pro de la infancia fue distinguida con la Cruz de Beneficencia de Primera Clase.
Muy concienciada con el pacifismo, militó y llegó a ser vicepresidenta de la
«Liga de las Mujeres para el desarme internacional». Tuvo que conocer la obra
que desarrollaban las primeras mujeres en actividades poco usuales a su condición
de género, por ejemplo en el mundo de las artes o de las ciencias.
En dos artículos suyos publicados en El Correo de la Moda: «Las mujeres
artistas» (1882-febrero) y «Las mujeres doctoras» (1882-octubre), dedicado a
la primera doctora española, Marina Castells, sin embargo, no defendió el
sufragio pues en su opinión el voto femenino se decidiría «por el capricho
del padre, el amigo o el marido», y no por el propio criterio de la mujer.
Su
colaboración con las publicaciones de su ciudad es muy numerosa: El Album
Industrial, Obsequios poéticos a la Virgen de la Capilla, El Cero,
La FeCatólica. Tuvo que tener cierta implicación en la vida ciudadana,
pues publicó también en el Boletín del Instituto de Segunda Enseñanza de
Baeza. Mª Carmen Simón Palmer da más de veinte títulos publicados por la
autora entre 1872 y 1892. Entre las obras de la autora no localizadas se
cuentan: Tiempo perdido (1881) y las novelas Desde Cádiz a La Habana y
Fragmentos de un álbum Su producción abarca desde el costumbrismo: Cadenas
del corazón (1872), El odio de una mujer (1876); novela: El
secreto de un crimen (1877), El testamento de un filósofo (1879), Las
almas gemelas (1881), La botella azul (1881), Blanca (1882), Dos
hermanas (1884), El capricho de un lord (1882), La muerta y la
viva (1883), Las apariencias (1884), La boda de la niña (1885),
La marquesita (1892); obra en verso: Guirnalda de pensamientos (1872),
El héroe de Santa Engracia. Poema histórico (1874), Romances
y Poesías (1881), El mejor castigo. Leyenda dramática en tres actos y
en verso (1884). Entre sus numerosos artículos publicados encontramos
muchos de ellos dedicados a la mujer: «La política de las mujeres» (nº 21) y
«La mujer católica» (nº 29) en La margarita; «Poesías dedicadas a
las hijas de Teodoro Guerrero: María, Emma y Lidia Guerrero», en El Correo
de la Moda (1875, mayo); «A Isabelita Ratazzi», en Flores y Perlas (1883-junio)
(debía tratarse de su amiga, la princesa Ratazzi, de quien venía acompañada a
su llegada a Cádiz); en La Epoca: «Doña Paz de Borbón» (1883-marzo),
«Biografía de la princesa doña Eulalia de Borbón» (1886-enero), «Las
mujeres en la exposición de París» (1888-julio); «La mujer en la sociedad
moderna », en El Resumen (1890-junio); «Liga de señoras católicas»,
en Revista Católica de Cuestiones Sociales (nº 151). Entre las obras
colectivas en las que colaboró cabe citar los artículos publicados en Las
mujeres españolas, americanas, lusitanas, dirigida por Concepción Jimeno
de Flaquer: «La dama del gran mundo», «La madrileña », «La mujer de Jaén»
y «La dama diplomática».
El
día 10 de junio de 1914 moría su segundo esposo. Patrocinio le sobrevivirá aún
trece años más. Falleció en Cádiz el día 14 de septiembre de 1927.
B
i b l i o g r a f í a
JIMÉNEZ
ALMAGRO, A. Estudio biográfico y crítica de Patrocinio de Biedma y La
Moneda, Madrid, 1984.
JIMENO
DE FLAQUER, C. «La dama del gran mundo», pp. 13-25; «La mujer de Jaén», pp.
398-414, en Las españolas, americanas y lusitanas pintadas por ellas mismas,
Madrid, s.a.
SIMÓN
PALMER, Mª. C. Escritoras españolas del siglo XIX. Manual bio-bibliográfico,
Castalia, Madrid, 1991.
Rosa
María Ballesteros García. Universidad de Málaga
39
Mª
del Pilar Contreras y Alba de Rodríguez [1861-1930]
Escritora y compositora nació
en Alcalá la Real, provincia de Jaén, el día 12 de octubre. Su vocación se
manifestó muy tempranamente comenzando a publicar en el periódico La Verdad
de Jaén. Fue premiada en diversas ocasiones por su talento literario y
musical, entre otras, en 1878, por la Sociedad Económica de Jaén a propósito
de la Exposición Provincial. En aquella ocasión había compuesto los valses Cástor
y Polux. En esta línea musical compuso para la zarzuela Entrecastaños y
para la ópera Virgen del Torrente y los himnos A la Caridad, A la
Patria, A Cervantes, Al Trabajo, A Villacarrillo.
En 1890 se trasladó a Madrid,
donde dirigió el periódico El Amigo del Hogar. Tras su matrimonio con
Agustín Rodríguez, Vicecónsul de Perú, sustituyó su segundo apellido por el
de su esposo al firmar sus composiciones. En 1906 respondió a la encuesta
publicada en El Heraldo de Madrid, realizada por la escritora feminista
Carmen de Burgos, sobre el voto y el divorcio. Entre 1910 y 1917 publicó seis
tomos de Teatro I n f a n t i l, en colaboración de Carolina Soto y
Corro, escritora sevillana, que fue socia de honor de la Asociación de
Escritores y Artistas de Cádiz, y de varias instituciones andaluzas y madrileñas.
En 1919 se le concedió la Cruz del Alfonso XII.
En cuanto al carácter de sus
escritos, en su biografía, publicada en Autoras en la Historia del Teatro
Español (1500-1994) podemos leer: «La mayor parte (...) son apropósitos y
cumplimientos (felicitaciones a la Madre Superiora) para ser representadas en
festividades escolares (...) Es siempre un teatro didáctico, repleto de
moralinas en las que se comunican lecciones de rancia moral católica (...) La
mayor parte de las veces son obras tremendamente cursis (...) Su mayor interés
radica en que son auténticos manuales de costumbres para señoritas de la época».
A través de estos textos
Contreras dibuja el perfil femenino del modelo nacionalcatólico del «Angel del
Hogar»: callada, dulce, laboriosa, piadosa, recatada, sumisa...
En resumen, el prototipo de
mujer que goza sacrificándose por los demás. Su ideología se manifiesta en
muchas de sus escritos. Como ejemplo nos referiremos a su obra En la hora del
recreo (Conversación infantil), de su obra de Teatro infantil, en la que la
autora defiende la lectura del catecismo, en contra de la ley promulgada por el
gobierno de Canalejas suprimiéndolo en las escuelas.
Como tantas otras escritoras,
su miopía fue degenerando hasta la ceguera total. Murió en Madrid en 1930.
Entre sus libros publicados destacamos Páginas sueltas (1903),
Album musicalde Canciones Escolares (1905), Entre mis muros (1907),
Romance descriptivo de la Romería anual al Santuario de la Virgen de la
Cabeza (1909), Mis distracciones (1910), Teatro para niños (1910-1917),
en colaboración de C. de Soto y Corro, una obra en seis volúmenes que
comprende diálogos, monólogos, comedias, apropósitos y revistas, en un acto,
en prosa y verso, para escuelas y salones, El ensayo general (1911), A
través de mis lentes (1912), Pasado, presente y futuro (1912), Niños
y flores (1914), Los pícaros intereses (1914), De mis recuerdos (1915),
La Cruz Roja Española (1916), Los caprichos de Doña Casimira o Las
tres apariciones (1917), Domésticas... sin domesticar (1917), Muñecos
y muñecas o Las niñas en el bazar (1917), ¡Qué cosas tienes, Benita! (1917),
La voz de la Gratitud o Doña Pereza en acción (1917), Impresiones
del veraneo en El Escorial. Tipos costumbres y paisajes (1920), La caja
dotal (s.a). Sabemos también que fue autora de los siguientes títulos: De
mi sano humorismo, La insur rección de la huerta, El encuentro, El capitán
Veneno, Los barquilleros y cuadro militar (sin localizar). Casi la totalidad
de su obra fue impresa por Antonio Álvarez y por su viuda. Sus publicaciones
periódicas las encontramos, entre otras, en La Moda Elegante y Mundo
Gráfico de Madrid, La Regeneración y El Pueblo Católico de
Jaén y Feminal de Barcelona. En obras colectivas y de otros autores, Las
españolas, americanas y lusitanas pintadas por ellas mismas, Madrid (1873),
Cabezán, Alfredo, Poetas y poesías, Jaén (1911), Rosario Monumental,
Jaén (1928), Programas de la Virgen, Alcalá la Real (1928-1958).
B
i b l i o g r a f í a
BURGOS
SEGUÍ, C. El divorcio en España, M. Romero, Madrid, 1904 .
—,
«Carmen de Burgos habla de Pilar Contreras», Feminal, Barcelona,
28-julio-1907.
Enciclopedia
Universal Ilustrada Europeo-americana,
Espasa-Calpe, Madrid-Barcelona, 1908-1988.
Gran
Enciclopedia de Andalucía, Granada, 1979.
NIEVA
DE LA PAZ, P. Autoras dramáticas españolas entre 1918 y 1936, CSIC,
Madrid, 1993.
SIMÓN
PALMER, Mª. C. Escritoras españolas del siglo XIX. Manual bio-bibliográfico,
Castalia, Madrid, 1991.
VV.AA.
Autoras en la Historia del Teatro Español 1500-1994, (Juan Antonio
Hormigón, dir.), vol. I,
Madrid,
1996.
Rosa
María Ballesteros García. Universidad de Málaga
40
Josefa
Segovia Morón [1891-1957]
Una voluntad decidida hacia el estudio llevó a esta joven jiennense a trasladarse a Granada para cursar en la Escuela Normal de Maestras -Centro del que entonces carecía su ciudad- la carrera de Magisterio; y, una vez finalizada con premio extraordinario, a ingresar en la Escuela de Estudios Superiores del Magisterio en Madrid.
En aquellos años eran todavía
pocas las mujeres que se decidían a hacer una carrera superior y, menos aún,
si ello suponía tener que desplazarse fuera de la propia ciudad. Sin embargo,
la inquietud intelectual que sentían algunas, el deseo de ampliar sus
posibilidades de acción y la voluntad de disponer de una mayor autonomía
personal y económica, fue empujando a pequeños grupos a realizar ese nivel de
estudios académicos. Entre ellas está Josefa Segovia.
A punto de obtener el Título
y mientras esperaba a que le adjudicasen una plaza de Profesora de Escuela
Normal o de Inspectora de Primera Enseñanza a las que sus estudios le daban
derecho, aceptó dirigir la Academia Santa Teresa para Normalistas que se estaba
iniciando en Jaén, una vez inaugurada la Escuela Normal de Maestras en esa
ciudad. Una actividad que tuvo que interrumpir en el año 1916 al recibir el
nombramiento de Inspectora, convirtiéndose a partir de ese momento en la
primera mujer que desempeñaba ese puesto oficial en la provincia de Jaén.
La preparación pedagógica y
el talante renovador de la formación recibida tanto en su periodo de estudios
en Madrid, como en el ambiente familiar, quedaron bien reflejados en la atención
que dedicó en las visitas de inspección, a la calidad de la enseñanza que se
ofrecía en las escuelas públicas, a la orientación de las maestras en el
trabajo que realizaban y a apoyar la mejora de las condiciones en las que éstas
desarrollaban su tarea.
La propia experiencia personal
y la que le proporcionó el contacto con alumnas
con maestras en esos años, fue afianzando en ella la urgencia de
contribuir con más y mejores medios al despertar cultural y social de las
mujeres. Pensaba que para lograrlo había que atreverse a romper con la
costumbre, con un modo de entender el destino de las mujeres como único, y
decidirse a realizar unos estudios de nivel superior aunque en ellos apenas se
contaba entonces con precedentes y con modelos femeninos. Una inquietud personal
que empezó a compartir con otras profesionales de la educación y que la llevó
a implicarse en los proyectos educati vos iniciados
por Pedro Poveda en 1911 con esa misma finalidad, incorporándose a la Institución
Teresiana, una Asociación de Laicos dentro de la Iglesia Católica. Como
Directora de la misma desde 1919 y hasta su muerte, alentó a un asociacionismo
femenino que favoreciera la implicación y el protagonismo de las mujeres en
diferentes ámbitos de la sociedad a través del ejercicio profesional y de la
participación en la vida pública. Contribuyó igualmente a la creación de
Centros que apoyaran el acceso y la presencia de un número creciente de mujeres
jóvenes en la educación superior, lo que hizo posible a lo largo de su vida en
numerosas provincias españolas y
en otros veinte países de cuatro continentes. Mujeres cultas, de talante científico
y con un modo personal de vivir los valores del Evangelio, era el programa que
presentaba como bagaje para el protagonismo al que debían sentirse llamadas en
la vida social, en el trabajo, en la familia, en los propios itinerarios biográficos.
La
responsabilidad sobre una Asociación que multiplicaba sus miembros y sus
proyectos le exigió dejar el trabajo de Inspectora de Primera Enseñanza en el
año 1923, lo que le permitió, sin embargo, ir afirmando un liderazgo entre
mujeres que se estaban incorporando a la vida profesional y cultural y que
buscaban compartir con otras el impulso del avance social femenino. Las
Asociaciones de Profesionales, la de Estudiantes y Universitarias Católicas, la
Liga Femenina de Orientación y Cultura, Amistad Universitaria y otras a cuyo
proyecto y desarrollo contribuyó directamente, fueron cauces de relación y de
toma de conciencia para muchas mujeres decididas a orientar sus vidas desde
perspectivas más amplias que las habituales.
Escribió
incansablemente artículos, folletos, ponencias y, muy especialmente, cartas, en
un número que alcanza las dieciochomil, que son una buena prueba del
ascendiente espiritual y cultural sobre varias generaciones de mujeres. Apoyó y
sostuvo
además
la publicación de revistas dirigidas a, en palabras suyas, «las mujeres que se
dedican a las profesiones liberales»; entre ellas Eidos, editada de 1954
a 1974, una revista de temas de pensamiento e investigación dirigida y escrita
por mujeres.
Josefa
Segovia ocupa un lugar propio en esa genealogía de andaluzas cuya incidencia
traspasó las fronteras de su propia tierra; que trabajó y se relacionó con
mujeres de muy diferentes culturas dando a su personalidad una dimensión
universal, cuya memoria sigue siendo hoy referencia para nuevas acciones en
muchos países del mundo. Todo ello ha contribuido a que pueda ser considerada
entre las mujeres destacadas del siglo XX. Una jiennense que, desde luego, nunca
cortó con sus propias raíces, por lo que no ha dejado de estar en el recuerdo
y en el reconocimiento de su ciudad natal.
B
i b l i o g r a f í a
ALASTRUÉ,
P.: «Josefa Segovia». Unidades Didácticas, Madrid, Mangel Print, 1992.
VELÁZQUEZ,
F. P.: «Josefa Segovia, presencia actuante en el feminismo», en AA.VV.:
Volumen Homenaje Centenario, Madrid, Narcea, 1993, pp. 55-71.
Consuelo
Flecha. Universidad de Sevilla.
41
Carmen Pacheco Rodríguez nació
en Linares (Jaén) en 1951. Hija del guitarrista aficionado Antonio Pacheco
Segura, se inicia en el cante en su ciudad natal en reuniones familiares. En
1965 la familia se traslada a Madrid, donde comienza a frecuentar peñas
flamencas en la capital de España y también en Biarritz (Francia), formando
parte del elenco de artistas de la compañía de Manolo «El Sevillano».
En 1970 actúa en el espectáculo
de Fosforito de gira por el sur de Francia, y al año siguiente graba su primer
disco, acompañada a la guitarra por Juan Habichuela y al cante por Paco Romero
y José Molina. Este grupo realiza actuaciones por Italia y Estados Unidos y
debuta en distintos festivales andaluces. En 1972 se incorpora al tablao madrileño
«Torres Bermejas» donde ya actuaban Camarón de la Isla, La Perla de Cádiz,
Pansequito, El Güïto, Trini España, José Mercé, Paco Cepero y El Fati. A
partir de 1974 inicia una gira por Japón en compañía de Merche Esmeralda, el
Chaquetón, Luis Habichuela y Paco Antequera. De vuelta a Madrid, es contratada
en el tablao «El Café de Chinitas». Así, la trayectoria profesional de
Carmen Linares se ha visto, como en otras tantas ocasiones, reconocida fuera de
nuestras fronteras antes de llegar a popularizarse en nuestro país, pues no será
hasta 1978 cuando obtenga el máximo galardón del Festival Nacional del Cante
de las Minas de La Unión (Murcia).
A partir de 1981, Carmen
Linares trasciende el mundo de los tablaos para combinar el cante y la
interpretación, estrenando la obra de Martín Recuerda Las arrecogías del
Beaterio de Santa María Egipciaca, con música de Enrique Morente, en el
Teatro de la Comedia de Madrid. En la década de los ochenta, Carmen Linares
alterna su participación en festivales -Primer Encuentro de Música Femenina
Mediterránea (Córcega, 1983), la IV Bienal de Arte Flamenco (Sevilla, 1984),
Festival de Europalia (Bélgica), II Cumbre Flamenca de Madrid, Festival
Flamenco de San Isidro (Madrid)- con la puesta en escena de obras como la Historia
de los Tarantos de Alfredo Mañas y Diquela de la Alhambra, o su
participación en la película Flamenco de Carlos Saura.
La voz de Carmen Linares,
llena de matices y musicalidad, junto a un estilo muy personal y versátil, ha
permitido mostrar las inagotables posibilidades del arte flamenco, que ha
enriquecido con la combinación del cante jondo y agrupaciones de cámara y
orquestas sinfónicas; ejemplo de ello son sus interpretaciones de El amor
brujo y La vida breve de Falla. Idéntico rigor y afán por
investigar posibilidades y temáticas, es el que la artista pone en sus
grabaciones, muestra de ello son sus dos últimos trabajos: Canciones
populares antiguas (1994), donde recopila poemas y canciones de Federico
García Lorca y Manuel de Falla, y Antología de la mujer en el cante (1996)
donde recupera 27 estilos diferentes de cantes de mujer.
Tras sus discos, Carmen
Linares vuelva a los escenarios en 1997 con el espectáculo Un rato, un
minuto, un siglo…junto a la actriz Lola Herrera donde ponen voz y música
a textos de García Lorca, e igualmente re p resenta en París el montaje Solo
Flamenc o. En 1998 estrena la obra de Manolo Sanlúcar Locura de brisa y
trino.
Carmen Linares ha recibido
numerosos premios, entre los que destacan los siguientes:
Premio Icaro de la Música
(1988), Premio del Ministerio de Cultura por el disco Cantaora (1992),
Primer premio de la Asociación Nacional de Críticos de Arte Flamenco (1995),
Medalla de plata de la Junta de Andalucía (1997), Premio Trovador de las Artes
Escénicas (1998) y Premio El Olivo (1999). Comparada en innumerables ocasiones
con la Niña de los peines, por su amplio conocimiento de la historia y de la
praxis del flamenco, Carmen Linares representa magistralmente a la última
generación del flamenco y ejemplifica que no hay que ser ni varón ni gitano
para estar en la cumbre de su profesión.
Mª Teresa Vera Balanza .Universidad de Málaga
11.
Lola
Torres y Rodríguez de Gálvez [1901-1968]
María de los Dolores Torres y Rodríguez de GáIvez, conocida por el nombre más familiar de Lola Torres, fue una mujer pequeña de estatura, pero grande en talento y sensibilidad, como lo demuestra que su nombre vaya ligado a la más arraigada cultura jiennense.
Lola Torres nace en Jaén el 18 de abril de 1901. Hija de don Serafín de Torres Hoyos y de doña Carmen Rodríguez de Gálvez y Bonilla, pertenece a una distinguida familia de la ciudad. Tío suyo era don Lorenzo Rodríguez de Gálvez y Bonilla, marqués de Mondéjar, uno de los títulos nobiliarios más reconocidos de la época.
Otro tío suyo fue don Ramón Rodríguez de Gálvez, sacerdote, abogado, profesor en la universidad de Granada, escritor; fue director de la Real Sociedad Económica de Amigos del País y deán de la S. I. Catedral de Jaén.
La vida de Lola Torres transcurrió en esta pequeña ciudad de provincias que ella supo engrandecer con su obra artística y cultural.
Su formación musical, imprescindible en una niña de su clase social, la inició en el colegio de las Carmelitas, donde hizo sus primeros estudios. Desde muy pequeña manifestó sus facultades musicales, especialmente con el piano, instrumento que tocaba desde los seis años. Uno de sus primeros maestros fue Joaquín Reyes, entonador de la Catedral y organista de la Santa Capilla de San Andrés, popularmente llamado el ciego, quien le enseñó a tocar la mandolina, la guitarra, el laúd y la bandurria. Ya siendo una adolescente, persevera en sus estudios de música, estudiando piano con el maestro D. Antonio Piedra Guardia, profesor de la Escuela de Magisterio y virtuoso violinista que se había formado en Londres y Madrid. Sus estudios musicales se completan con las clases de armonía que recibe del conocido Maestro Cebrián, director de la banda municipal de Jaén.
Mujer dedicada en cuerpo y
alma a la música, comprendió que ésta tenía que ser su profesión, en una época
en la que las señoritas de su posición social sólo aprendían música como
adorno en su educación. Aunque su actividad docente la había iniciado con
anterioridad, se preocupó de obtener un título oficial que la capacitara para
esta profesión; así obtuvo el diploma de capacidad en la enseñanza de piano
en l941, concedido por el Conservatorio Oficial de Música de Córdoba. Terminó
la carrera con premio extraordinario. Pero su exigente carácter la lleva a
realizar unos cursos de perfeccionamiento en la didáctica de la música en
Barcelona y en el Real Conservatorio de Madrid.
Inició
su carrera docente como profesora de cantos y bailes regionales en la Escuela
Hogar de la Sección Femenina de Jaén. El Ayuntamiento la nombró profesora de
la Escuela Municipal de Canto, creada para dar una formación musical seria al
alumnado de las escuelas públicas de la ciudad, que no cubrían esa parcela.
Poco después fue profesora en los Institutos de Enseñanza Media masculino y
femenino.
Cuando
se creó el Conservatorio de Música de Jaén fue designada profesora de cuarto
y quinto año de piano.
Lola
Torres amaba su profesión docente y se compenetraba perfectamente con esa
juventud a la que dedicaba, con gran cariño y paciencia sus horas de trabajo y
sus horas de asueto. Así creó el coro polifónico “Santa Cecilia”, formado
por cuarenta componentes, alumnos y alumnas en su mayoría de los distintos
centros de enseñanza de la capital. Con este coro participó, en la década de
los años sesenta, en distintos certámenes y concursos nacionales, consiguiendo
gran cantidad de premios y reconocimientos. Entre estos éxitos destaca el
obtenido el año 1967 en el Certamen de Habaneras y Polifonía que se celebra en
Torrevieja.
Dedicó
también sus esfuerzos y su entusiasmo a investigar los orígenes del folklore
musical de Jaén, al que fue conociendo y amando por su labor de directora de
distintos grupos de coros y danzas. Durante muchos años fue recopilando la
letra y la música de las canciones típicas de los pueblos jiennenses sin más
intención que preparar el material para su alumnado. Fue así como escribió el
Cancionero popular de Jaén, obra en la que recoge, sin ninguna pretensión de
análisis científico, las canciones infantiles, humorísticas, religiosas, con
baile, los melenchones, romances y “aguilandos” que conforman todo el acervo
cultural de la provincia de Jaén. Este Cancionero fue premiado por el Instituto
de Estudios Jiennenses en 1955, y publicado en 1972 - ya como obra póstuma -,
convirtiéndose en el primer cancionero que se publica sobre el folklore de Jaén
y, por tanto, en el punto de partida de los estudiosposteriores sobre este tema.
La
labor de Lola Torres, “Doña Lola”, tan querida y admirada por todos los que
la conocieron, ha pervivido tras su muerte, acaecida el 31 de mayo de 1968, en
la Asociación de Coros y Danzas Lola Torres, que, siguiendo el ejemplo de su
maestra, pasea el folklore jiennense por la geografía de medio mundo. Jaén le
rinde homenajeen 1989 al dar su nombre a una plaza: la “Glorieta de doña Lola
Torres”.
Bibliografía
López
Pérez, Manuel: “Retratos desvaídos. Lola Torres”, Senda de los Huertos, nº
55-56,
Jaén,
Asociación de Amigos de San Antón, 1999, Pp 123-138.
Morales
Cuesta, Manuel: “Dejaron huella Lola Torres”, Senda de los Huertos, nº 38,
Jaén,
Asociación
Amigos de San Antón, 1995, pp 91.93.
Ortega
y Sagrista, Rafael: Prólogo a Torres, M. D.: Cancionero popular de Jaén,
Instituto
de Estudios Jiennenses, Patronato José María Cuadrado del C.S.I.C., 1972.
Arturo
Espinar Escalona y Mª Ángeles Perea Carpio. Departamento de Lengua. IES El
Valle. Jaén.
Volver a página principal de Biografías de
Mujeres Andaluzas
Contacta pinchando aquí
Visitantes en el siglo XXI