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MÁLAGA
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8 de marzo. Día internacional de la Mujer de
Averróes. Red Telemática Educativa de Andalucía
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Cristobalina Fernández de Alarcón [1576-1646] Mª Dolores Ramos. Universidad de Málaga.
María Rosa Gálvez de Cabrera [1768-1806] Mª Teresa Vera Balanza .Universidad de Málaga
Amalia Heredia Liverm o re [1830-1902] Mª Dolores Ramos. Universidad de Málaga
Suceso Luengo de la Figuera [1864-1931] Mª Teresa Vera Balanza .Universidad de Málaga
Isabel Oyarzábal Smith [1878-1974] Rosa María Ballesteros García. Universidad de Málaga.
Victoria Kent Siano [1892-1987] Rosa María Ballesteros García. Universidad de Málaga.
María Zambrano Alarcón [1904-1991] Mª Teresa Vera Balanza .Universidad de Málaga
Amparo Rviz de Lvna Mª Teresa Vera Balanza .Universidad de Málaga
Francisca Carrillo Salas [1903-2002] Diego Gutiérrez Téllez, director del C.E.I.P. Juan Carrillo de Ronda (Málaga)
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Cristobalina
Fernández de Alarcón [1576-1646]
Durante siglos la mujer ha estado sometida a la voluntad masculina, su voz ha sido silenciada y sus facultades han permanecido ocultas o apenas desarrolladas, constituyendo sus únicas salidas el matrimonio o el convento. Sin embargo en los periodos de renacimiento cultural han surgido voces que reivindicaban la ilustración de las mujeres como un bien general para toda la sociedad. A finales del siglo XV y en el transcurso del siglo XVI se desarrollaron planteamientos humanistas como los de Luis Vives, que en su obra De institutione Faeminae Christianae (1514) recogía la teoría igualitaria de Erasmo de Rotterdam según la cual «la inteligencia no tiene sexo». El Renacimiento abrió pues las puertas de la ilustración al sexo femenino hasta el punto de contar con dos mujeres en las primeras universidades españolas:las de Alcalá de Henares y Salamanca. Sor Teresa de Cartagena, Luisa de Padilla, Isabel de Liaño o Sor María de Santa Isabel defendieron los postulados igualitarios porque «quien dio el alma a la mujer la dio al hombre, y que no es de otra calidad éste que aquella, y que a muchas concedió lo que negó a muchos», argumento que constituye el ideario de las dos grandes feministas de aquella época: María de Zayas y Sor Juana Inés de la Cruz.
Precisamente entre los rasgos
que caracterizan a la escuela literaria antequeranogranadina de finales del
siglo XVI se cuentan la profunda formación humanística de sus integrantes, la
apertura a las nuevas corrientes poéticas que circulaban en el cambio de siglo
y la presencia de varias mujeres: Luciana e Hipólita Narváez, Catalina Trillo
y sobre todo Cristobalina Fernández de Alarcón, objeto de este perfil biográfico,
la poeta más importante del grupo.
Hija natural de un escribano,
la escritora vino al mundo en Antequera en 1576, siendo educada por su tía
Beatríz de Rivera y algunos preceptores -entre los cuales se cuenta el
horaciano Juan de Aguilar, al que se le considera su maestro- que cuidaron de
manera especial su formación en gramática y latín. Este interés por el
conocimiento de las lenguas clásicas originó la formación de un colectivo
femenino conocido en la época con el nombre de «las latinas», al que
pertenecieron entre otras Francisca Nebrija, Lucía Medrano, Beatriz Galindo y
Lucía Sigea. La trayectoria vital e intelectual de Cristobalina Fernández de
Alarcón corresponde a la de una mujer del estamento social alto pero no
necesariamente nobiliario, con una cierta capacidad de acción y un aceptable
reconocimiento en la esfera pública, avalado desde las normas de la perspectiva
de género y siguiendo los cánones de la época, por
dos matrimonios: el primero, fracasado, con el comerciante malagueño Agustín
de los Ríos; el segundo con un estudiante de ascendencia portuguesa, Juan
Francisco Correa, del que nacieron dos hijos. Un camino diferente siguió su
relación platónica con el poeta de la escuela antequerana-granadina Pedro
Espinosa, que le inspiró su «Canción amorosa», composición donde afloran
profundos sentimientos:
«Cansados
ojos míos, ayudadme a llorar el mal que siento». Un camino intransitable para
los dos enamorados si tenemos en cuenta la retirada de Pedro Espinosa a la
ermita de la Magdalena tras el segundo matrimonio de la escritora.
Pasado
el tiempo, al enviudar de Juan Francisco Correa, Cristobalina Fernández de
Alarcón abandonó Estepa, donde había residido, para instalarse de nuevo en
Antequera en compañía de su hija.
La
obra de Cristobalina Fernández de Alarcón está vinculada a la escuela poética
a la que perteneció, caracterizada por la influencia humanista, la elección de
temas religiosos o que rozan el misticismo, pero también de temas profanos,
descritos de manera viva y colorista. Como suele suceder cuando se trata de la
producción literaria femenina, a pesar de la fecundidad de la autora, glosada
por su maestro Juan de Aguilar, no es mucho lo que nos ha llegado de su obra. Al
parecer la falta de cuidado hizo que se perdieran muchas de sus composiciones,
que fueron muy estimadas por Lope de Vega en la visita que hizo a la ciudad de
Antequera en 1602, llegando a considerarla como la «musa antequerana» o la «sibila
de Antequera» en la Silva III del Laurel de Apolo, y posteriormente alabadas
por Bartolomé Gallardo y Serrano Sanz.
Pedro
Espinosa incluyó dos de las canciones amorosas de la escritora en la obra Flores
de poetas ilustres, publicada en 1605. En la segunda parte de la misma Juan
Antonio Calderón incorporó otros dos poemas suyos. Cristobalina Fernández de
Alarcón está representada también en el Cancionero antequerano,
recopilado por Ignacio Toledo Godoy en 1627-1628, con un soneto y también con
las composiciones marianas que envió a las Justas Literarias de Granada de
1626, con motivo de la festividad de la Virgen del Carmen. Su poema más famoso
lo forman las quintillas que compuso al ser beatificada Santa Teresa en 1615.
Pero
la gloria de las Letras duró poco para las mujeres. El avance de la
Contrarreforma supuso un dique para la emancipación ilustrada. La muerte de
Cristobalina Fernández de Alarcón, acaecida el 16 de septiembre de 1646, podría
considerarse simbólicamente como broche de una etapa dorada para la literatura
femenina andaluza.
B
i b l i o g r a f í a
ALONSO,
D. ; FERRERES, R. (eds.) Cancionero
antequerano , recogido
por los años de 1627 y 1628 por
Ignacio de Toledo y Godoy. Madrid, CSIC, 1950.
DÍAZ
DE ESCOVAR, N. «Hijos ilustres de Antequera. Cristobalina Fernández de Alarcón».
Nueva Revista, Antequera, septiembre de 1933.
PAREJO
BARRANCO, J. A. «Cristobalina Fernández de Alarcón» (157?-1646), en M.
ALCOBENDAS (ed.),
Málaga. Personajes en su Historia.
Málaga, Arguval, 1986.
SÁNCHEZ
MONTERO, E. En Femenino Plural. 5. La mujer y las Letras. Córdoba,
Diputación de Córdoba, 1999.
Mª
Dolores Ramos. Universidad de Málaga.
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María
Rosa Gálvez de Cabrera [1768-1806]
Poetisa. Nació en Málaga o
en Macharaviaya (Málaga) en 1768, hija adoptiva (natural, opina Díaz de
Escovar) de Antonio de Galvez, coronel del ejército, y de Mariana Ramírez de
Velasco, y sobrina de José de Galvez, ministro de Carlos III.
Ejemplo de mujer ilustrada en
una época de cambios profundos, el mismo año de su nacimiento (el 14 de
agosto) Carlos III proclama la Real Cédula donde se daba la normativa para
escolarizar, en el ámbito nacional, a la población femenina sin recursos económicos;
una ley bastante restrictiva aunque significaba un importante comienzo aunque de
lento desarrollo.
Contrae matrimonio con José
Cabrera Ramírez, que al poco fue nombrado agregado de la legación de España
en Estados Unidos, trasladándose ambos a Washington. Allí frecuentaron la
compañía de la rama de los Gálvez con responsabilidades en América: Matías
y su hijo Bernardo. El matrimonio no duró mucho y María Rosa regresa a Madrid
donde comienza la etapa más «escandalosa» de su vida: su presunta relación
con el primer ministro de Carlos IV, Manuel Godoy y Alvarez de Faria. Esta
circunstancia le valió el menosprecio de los autores de su época y de los críticos
del XIX.
Cultivadora de la poesía,
entre sus mejores composiciones destacan una Oda a la campaña de Portugal, otra
A la Beneficencia que dedicó a la condesa de Castroterreño, otra A
la campaña de Bonaparte en Italia, la Descripción filosófica del Real
Sitio de San Ildefonso, la poesía La noche y los versos sáficos A
Quintana.
Pero sin duda, la vocación de
Mª Rosa de Galvez se inclinaba por el teatro; así como autora dramática,
escribió Bion, ópera lírica en un acto, El egoista y Los
figurones literarios, comedias en tres actos, las tragedias en un sólo acto
Saul y Safo, y otros dramas de extensión mayor como Florinda,
Blanca de Rossi, Amnon, Zinda, La delirante y Ali
Bek. También las comedias Un loco hace ciento -que luego llegaría a
libreto de ópera-, Catalina o la bella labradora. Así mismo, colaboró
en la prensa madrileña de la época, en Variedades de Ciencias, Literatura y
Artes y en La Minerva o El Revisor General.
Si el divorcio de María Rosa
de Gálvez fue motivo de escándalo, el escarnio llegaría cuando en 1803-1804,
por orden del ministro Ceballos -y con la intermediación de Godoy- la Imprenta
Real publicara sus Obras poéticas en 3 tomos sin los abonos
correspondientes y algunas de sus obras dramáticas se incorporaron al volumen
Teatro Nuevo Español. Siempre la sospecha, las críticas a su conducta,
eclipsaron su obra hasta bien entrado este siglo.
Su
producción dramática estuvo influenciada por los cánones neoclásicos que
dominaron la literatura castellana del XVIII y XIX, aunque, según Enrique del
Pino, ya se ven componentes románticos en su obra: la exaltación trágica, la
pugna del yo con el nuevo entorno, la búsqueda de escenarios exóticos y
lejanos (Oriente, la Antigüedad). Sus circunstancias vitales, sus
planteamientos literarios modernistas le granjearon la enemistad de sus
contemporáneos, así como la manifestación pública de sus opiniones respecto
a la cuestión teatral. Afirmaba en la «Advertencia» del segundo volumen de
sus Obras poéticas, que defendía el género dramático criticando a los
que rehuían de las obras originales dedicándose en exclusiva a las
traducciones y adaptaciones -cuya calidad, en la época, era también bastante
mediocre-. Ella se consideraba la primera mujer, entre las españolas, que se
había dedicado al género dramático y esta actitud orgullosa de la que hacía
gala a pesar de la modestia que se le «exigía» a su sexo, le trajeron la
censura y el silencio. Ante una obra incomprendida, los críticos respondieron
con argumentos morales, tachándola de «licenciosa y frívola».
B
i b l i o g r a f í a
CARMONA
GONZÁLEZ, Mª. A. Escritoras andaluzas en la prensa de Andalucía en el
siglo XIX. Cádiz, Servicio de
Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1999.
DÍAZ
DE ESCOVAR, N. Galería de malagueñas. Apuntes para una obra biográfica de
las mujeres, hijas de esta Provincia, o residentes en ella, que se han
distingudo por su talento, piedad, valor, ilustración. Málaga, Tip. La
Equitativa, 1901.
JIMÉNEZ
MORALES, Mª. I. Escritoras malagueñas del siglo XIX. Málaga,
Universidad, 1996.
Mª Teresa Vera Balanza .Universidad de Málaga
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Amalia
Heredia Liverm o re [1830-1902]
Es un lugar común en el ámbito
de la historia contemporánea española hablar de las élites de poder de la
Restauración como un círculo cerrado desde el que se controlaban prácticamente
todos los resortes de la vida política, social, económica y cultural del país;
reflexionar sobre sus prácticas endogámicas, los matrimonios concertados entre
familias de similar condición y los negocios ampliados, compartidos, en los que
acaban confluyendo siempre los mismos apellidos. Un ejemplo claro de esta
circunstancia y de estas prácticas sociales lo ofrecen en Málaga las tres
grandes familias oligárquicas, Larios, Loring y Heredia, emparentadas entre sí
y conocidas popularmente como el «clan de la Alameda», en clara referencia al
lugar donde habitaban, el más prestigioso de la ciudad.
Pero a pesar de lo mucho que
se ha publicado sobre estas familias, desconocemos en gran medida la trayectoria
individual y colectiva de las mujeres que a ellos pertenecían. Uno de los
mejores exponentes de esas trayectorias femeninas se refleja en el retrato biográfico
de Amalia Heredia Livermore, décima hija del matrimonio formado por el
industrial y hombre de negocios Manuel Agustín Heredia e Isabel Livermore
Salas.
Nacida en Málaga en 1831, la
futura marquesa de Casa-Loring recibió una educación acorde con los principios
familiares y las normas de la clase social a la que pertenecía: ayas,
institutrices francesas, preceptores, ambiente refinado, una fuerte socialización
en la fe católica, viajes al extranjero e inclinación por las bellas artes,
haciendo gala desde la infancia de una inteligencia y dotes de mando heredadas,
al parecer, de su padre. Su matrimonio con Jorge Enrique Loring Oyarzábal, en
1850, constituye una muestra de las prácticas endogámicas mencionadas.
Tras su boda, Amalia Heredia
Livermore transformó su residencia La Concepción, ubicada a la salida de Málaga,
en un jardín botánico, en lugar de reunión de importantes tertulias políticas,
en una réplica del «parlamento» ubicado en la madrileña Carrera de San Jerónimo
y en sede de una importante colección arqueológica, que fue depositada en un
templete clásico construido para tal fin. La labor asistencial y benéfica fue
otra de las preocupaciones que llenó la vida de la Marquesa de Casa Loring,
financiando con otras damas de la oligarquía el Hospital de San Julián y
colocando, en 1862, la primera piedra del que había de ser el futuro Hospital
Civil, ambos en la ciudad de Málaga. Consciente de la importancia de la educación
femenina y resistiéndose a enviar a sus hijas al
extranjero, en una clara diferenciación de género en relación con sus hijos,
fundó el Colegio de La Asunción, regido por la Religiosas Agustinas del mismo
nombre y destinado a las jóvenes malagueñas de la alta sociedad.
Durante
el Sexenio Revolucionario el matrimonio Loring-Heredia optó por una solución
monárquico-liberal, trasladándose a Madrid poco antes de la restauración borbónica,
un proceso en el que tuvo mucho que ver el político malagueño Antonio Cánovas
del Castillo, amigo del matrimonio. Igual que ocurrió en Málaga, la residencia
madrileña de Amalia Heredia Livermore fue sede de frecuentes tertulias políticas
a las que acudían lo más selecto de la sociedad de la época, además de políticos
conservadores como Cánovas, Silvela y Dato, utilizando la marquesa este espacio
de sociabilidad para intervenir indirectamente en los asuntos públicos, ya que
como mujer no tenía acceso directo a ellos. Al parecer era tal su inclinación
por la política que tenía por insustanciales a los hombres que no se dedicaban
a ella. La larga estancia de Amalia Heredia Livermore en Madrid, casi media
vida, se vio salpicada por sus viajes a Málaga, donde solía pasar algunas
temporadas. Tras convertir el casamiento de sus hijos en auténticas operaciones
de reagrupamiento social y financiero, la marquesa de Casa Loring abrió al público
su colección arqueológica, el Museo Loringiano, instando a su cuñado Manuel
Rodríguez de Berlanga a llevar a cabo el catálogo de la misma. Así mismo
contribuyó al mantenimiento del Patrimonio Histórico-Artístico de la
Alhambra, amenazado por el incendio que afectó al patio de los Arrayanes y la
Torre de Comares en 1890, y puso en marcha la Capilla del Colegio de la Asunción
en 1891. La muerte le sobrevino de repente en 1902, «en los momentos en los que
parecía más llena de actividad y animación». Atrás dejaba sus innumerables
actividades benéficas y caritativas, su defensa del patrimonio artístico, su
papel como mecenas y su forma comprometida de actuar -la única posible en una
mujer de su clase social- con la ideología política conservadora.
B
i b l i o g r a f í a
DÍAZ
DE ESCOVAR, N. Galería de Malagueñas. Apuntes para una obra biográfica de
las mujeres, hijas de esta provincia, o residentes en ella, que se han
distinguido por su talento, piedad, valor e ilustración. Málaga, La
Equitativa, 1901.
HEREDIA
GRUND, Mª. P. Memorias de una nieta de Don Manuel Agustín Heredia. Doña
María Pía Heredia Grund. Madrid, Rivadeneyra, 1955.
RAMOS
RANDO, E. Mª. Amalia Heredia Livermore. La mujer como promotora de la
cultura y de las artes.
Málaga,
Servicio de Publicaciones de la Universidad de Málaga, 2000.
SÁENZ
DE MELGAR, F. (dir.), Las mujeres españolas, americanas y lusitanas pintadas
por sí mismas. Estudio completo de la mujer en todas las esferas sociales. Sus
costumbres, su educación, su carácter. Influencia que en ella ejercen las
condiciones locales y el espíritu general del país al que pertenece.
Obradedicada a la mujer por la mujer y redactada por las más notables
escritoras hispano-americanas-lusitanas bajo la dirección de la señora doña...,
e ilustrada con multitud de magníficas láminas dibujadas por don Eusebio
Planas. Barcelona, Ed. Juan Pons, 1881.
Mª Dolores Ramos. Universidad de Málaga.
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Suceso
Luengo de la Figuera [1864-1931]
Mª del Buen Suceso Luengo de
la Figuera nació en Móveda de Toro, provincia de Zamora, el 19 de noviembre de
1864. Maestra y escritora, fue Directora de la Escuela Normal de Maestras de
Soria hasta 1890, fecha en la que fue trasladada a la Escuela Normal de La
Habana, donde ocupó su cargo hasta 1898. En su juventud alternaba su tarea
docente con la participación en certámenes literarios provinciales como los
Juegos Florales de Soria donde fue galardonada. Suceso Luengo nunca abandona la
escritura y durante los ocho años que reside en La Habana colabora en periódicos
y revistas literarias como El Fígaro, El Hogar, La Unión Constitucional, El
Comercio, y el diario mejicano La Epoca y fue redactora de E l
Diario de la Marina.
En 1917 publica en Madrid su
obra poética Pasajeras, donde mistificación, sublimación y misticismo
paisajístico, junto con la vuelta a sus raíces castellanas, la sitúan muy
cercana al movimiento noventayochista.
De vuelta a España, arriba
con el sinsabor de la derrota y la certeza de que la falta de cultura y la
incompetencia iban unidas. Presa de la nostalgia, crea en Málaga un club
llamado Paslófofilo, entre cuyos objetivos se encontraba la exaltación
del patriotismo en las mujeres, la divulgación de la literatura latinoamericana
y la fundación de nuevos clubes tanto aquí como en Ultramar. Sus propósitos
era convertir a Palos de Moguer -lugar de partida de las naves que descubrieron
América- en un lugar culturalmente ideal, lleno de bibliotecas, museos y
palacios. Este club, del que se tiene constancia en Málaga entre 1915 y 1916
estaba vinculado a la Escuela Normal de Maestras y a la Cámara de Comercio.
El nombramiento de Suceso
Luengo como directora de la Normal fue muy bien acogido en la ciudad y en su
propio círculo profesional donde cuenta con colaboradoras muy cercanas como
Teresa Aspiazu, Aurora Larrea y la directora de la Escuela Anejaa la Normal,
Francisca Luque de Pezzi. También las instituciones locales colaboraron con sus
proyectos y esa colaboración fue re c í p roca. Suceso Luengo fue vocal de la
Junta Provincial de Protección a la Infancia, la Junta de Primera Enseñanza,
la Junta de Instrucción Pública y la Comisión ejecutiva organizadora de la
Fiesta del Arbol.
Políticamente estaba situada
dentro de la línea reformista liberal-conservadora.
La biografía de Suceso Luengo
está unida a la ruptura del papel adjudicado por la sociedad de entresiglos a
una mujer burguesa. La formación y cultura recibidas le permiten
no sólo ejercer una profesión, lo que le supone la independencia económica,
sino la capacidad de expresión y reflexión y la capacidad de inculcar esos
valores entre sus alumnas.
El
discurso educativo de Suceso Luengo, está marcado por la crisis del 98 y se
manifiesta en el convencimiento de que educación y cultura son armas redentoras
de los pueblos e impulsoras del progreso. Sigue pues la línea de Rosseau,
Pestalozzi, Spencer, Labra, Posada,... y de las precursoras del feminismo español:
Concepción Arenal y Emilia Pardo Bazán. Pero sin duda la huella más profunda
de su práctica docente se encuentra en la corriente de ideas que inspiran el
catolicismo social; visita periódicamente las Escuelas del Ave María del Padre
Manjón en Granada donde éste enseñaba a niños marginados del Sacromonte en
su propio medio de pobreza, al aire libre y con una metodología intuitiva.
Tanto Manjón como Giner coincidían en un aspecto: la finalidad de la educación
no es instruir, sino formar hombres completos. Esta es la línea de pensamiento
que asume Suceso Luengo para el colectivo al que ella imparte su docencia: las
mujeres.
Contradictoria
también, Suceso Luengo no oculta su admiración por Concepción Arenal y Emilia
Pardo Bazán.
Entre
el ideal de perfección católico y el reformismo conservador, Suceso Luengo
elabora un corpus teórico que edita en 1902 denominado Pedagogía Social.
En él plantea la educación «de todos por todos»; una idea utópica que
traslucía la necesidad de la clase dominante de ordenar, normalizar, encauzar y
hacer productiva a la población, utilizando a la escuela como aparato
socializador.
Pero
donde es más notoria la labor de renovación pedagógica de Suceso Luengo es en
su ámbito de acción: la Escuela Normal de Maestras. Actividades -incluida la
gimnasia sueca, visitas y excursiones-, laboratorios para el estudio práctico
de las Ciencias, Biblioteca, exigencia de metodologías propias para cada
asignatura, especialización del profesorado, concentración de materias,
reducción de horarios…
Todo
ello plasmado en el Anteproyecto de Organización de Escuelas Normales de
Maestras, elaborado por la biografiada y por Teresa Aspiazu en 1903.
Consciente
de que la igualdad jurídica y el derecho al trabajo de las mujeres pasaban por
el acceso a la cultura y el conocimiento, Suceso Luengo contrajo el compromiso
de luchar contra la ignorancia. Se trata, no obstante, de un feminismo económico
que tiene como meta concreta la de incorporar a las mujeres solteras de clase
media al mundo del trabajo productivo; es pues un planteamiento reformista que,
sin embargo, rompe con los parámetros sociales al uso al proponer un nuevo
modelo y nuevas expectativas de vida para las mujeres.
B
i b l i o g r a f í a
BADILLO
BAENA, R. Mª. Feminismo y educación en Málaga: el pensamiento de Suceso
Luengo de la Figuera (1898-1920). Málaga: Universidad, 1992.
DÍAZ
DE ESCOVAR, N. Galería de Malagueñas. Apuntes para una obra biográfica de
las mujeres, hijas de esta provincia, o residentes en ella, que se han
distinguido por su talento, piedad, valor e ilustración. Málaga, La
Equitativa, 1901.
Mª Teresa Vera Balanza .Universidad de Málaga
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Isabel
Oyarzábal Smith [1878-1974]
Periodista, escritora,
dramaturga, traductora, folklorista, actriz y diplomática. Nació en Málaga el
día 12 de junio de 1878. Su padre se llamaba Juan Oyarzábal y Bucelli y su
Madre Ana Smith y Guithrie. La madre supo educar a su hija con una libertad y
perspectiva impensables para la mayoría de la clase social a la que pertenecían.
Su padre era un hombre más
conservador, aunque tolerante, debido quizás a su educación en el extranjero.
A Isabel, la conciencia de clase se le despertó a una edad muy temprana. Alumna
de las monjas de la Asunción, daba clases en la «escuela de las niñas pobres»,
hijas de las familias que vivían en las barracas del monte Gibralfaro. A
cambio, los padres debían asistir a misa para corresponder a este servicio y a
las ayudas de víveres y ropas que la burguesía les proporciona.
Este chantaje no es admitido
por Isabel y así se lo hace saber a su padre.
Su primer trabajo fue como
profesora de español para una familia en Sussex. Isabel calificó este trabajo
como «llave del futuro». Por entonces murió el padre e Isabel, más unida que
nunca a su madre, soñaba con ser actriz. No iba a tardar en cumplirse ese
deseo. En un homenaje a la actriz María Tubau, en Málaga, Isabel conoció a
Ceferino Palencia, hijo de la actriz y futuro marido suyo. Contó sus deseos a
la actriz, quien decidió hacerle una prueba. A pesar del escándalo social que
produjo esta decisión, Isabel marchó en compañía de su madre a Madrid, donde
debutó por primera vez en la obra Pepita Tudó, Pero su nuevo trabajo de
actriz no la impidió seguir escribiendo. Con su amiga Raimunda Avecilla, y con
su hermana Ana, editó una revista, La Dama y la Vida Ilustrada. Fue
corresponsal de la revista inglesa Laffan News Bureau y colaboradora del
periódico The Standard. Se inició como conferenciante en el Ateneo
madrileño hablando de la influencia de Sir Henry Irving en el teatro inglés.
En 1909 se casa con Ceferino
Palencia, de quien adopta el apellido. El matrimonio tuvo un hijo y una hija.
Sus colaboraciones crecen en las revistas españolas Blanco y Negro, El
Heraldo, Nuevo Mundo, La Esfera.
En 1918 comienza su militancia
feminista en la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME), de la que
llegó a ser presidenta. En 1920 asistiría como delegada al Congreso de la
Alianza Internacional para el Sufragio de la Mujer
(Ginebra), como Secretaria del
Consejo Supremo Feminista de España. Su sección del diario El Sol, «Crónicas
Femeninas», las firmaba como Beatriz Galindo. A esta faceta
de mujer triunfadora se le oponía su fracaso matrimonial. A los adulterios del
marido respondió con la intensificación de su trabajo feminista. Por primera
vez, tuvo la oportunidad de conocer un ateneo obrero cuando la invitaron a dar
una conferencia sobre la educación de las mujeres en la Casa del Pueblo,
sorprendiéndose de la inteligencia natural de la clase trabajadora.
Muy
lejos de esta actividad son sus conferencias sobre folklore y moda en ciudades
como Montreal, Miami, Nueva York o San Francisco, recogidas en un libro titulado
E l traje re g i o n a l de España (1926). Su sensibilidad también la
llevó a publicar y dar c o n f e rencias sobre los problemas de la infancia: El
alma del niño (1921). En 1926 es vicepresidenta, con Victoria Kent,del
Lyceum Club Femenino. A finales de 1920 su participación en la vida política
se intensifica. En 1929 preside la Liga Femenina Española por la Paz y la
Libertad y se especializa en Derecho Internacional. Fue la única mujer que formó
parte de la Comisión Permanente de la Esclavitud en las Naciones Unidas. En
1930, consiguió entrar en la cárcel y fotografiar al Comité Revolucionario
Republicano. Sus fotografías se publicaron en el D a i l y H e r a l d de
Londres.
En
1931 su candidatura aparece en las listas del Partido Socialista. Su implicación
con la República es total: Consejera Gubernamental de la XV Conferencia
Internacional del Trabajo (Ginebra, 1931), vocal del Consejo del Patronato del
Instituto de Reeducación Profesional, delegada en la Sociedad de Naciones... En
1933 gana por concurso-oposición una plaza de Inspectora Provincial y re p re s
e n t a al gobierno de la República en la Sociedad de Naciones. Actuó como
ministro plenipotenciario (hecho insólito para una mujer) en nombre de la República,
en el seno de las Naciones Unidas. Se implica también en el Comité Mundial de
Mujeres contra la Guerra y el Fascismo. En 1935 asiste como representante de los
trabajadores a la Conferencia Internacional del Trabajo, en Ginebra (no quiso
aceptar re p re s e n t a r
a
un Gobierno «autoritario»). Declarada la guerra, en 1936, pasa a formar parte
de la Comisión de Auxilio Femenino. En Octubre de ese año es nombrada Ministro
Plenipotenciario de segunda clase y se le destina a Estocolmo. Su labor durante
esos meses se desarrolló en una febril actividad en pro de la República.
En
abril de 1939 abandona la embajada y se dispone, con toda su familia, liberada
ya de los campos de concentración franceses, a iniciar su exilio en México.
Continuó
con su actividad creativa y su militancia activa feminista. Murió en México,
en 1974, un año antes que el dictador. Durante todos los años que duró su
exilio conservó como un talismán tres cintas con los colores republicanos que
quedaron prendidas de sus manos cuando embarcó en el puerto noruego que la
llevaba a su destino de exiliada, junto a tantos españoles.
B
i b l i o g r a f í a
DOMÍNGUEZ
PRATS, P. Voces del exilio. Mujeres españolas en México, 1939-1950,
Comunidad de Madrid, Dirección General de la Mujer, Madrid, 1994.
PALENCIA,
I. I Must have Liberty, Longman, Green and Co., Inc. New York-Toronto,
1940.
—,
Smouldering Freedom. The Story of the Spanish Republicans in Exile,
Longman, Green and Co., Inc. New York-Toronto, 1945.
—,
En mi hambre mando yo . Libro Mex, Editores, México, D.F., 1959.
RODRIGO, A. Mujer y Exilio. 1936, Compañía Literaria, Madrid, 1999.
Rosa
María Ballesteros García. Universidad de Málaga.
47
Victoria
Kent Siano [1892-1987]
Abogada, diputada republicana
y escritora. Victoria, nacida en Málaga el día 3 de marzo en el malagueño
barrio de «Lagunillas», tenía sangre británica heredada de su padre, un
comerciante afincado en Málaga. Fue la única hija entre cuatro hermanos
varones. Sus primeros estudios los realizó en su ciudad, primero con profesores
particulares y después en la Escuela Normal de Maestras, en la que tuvo como
profesoras a las feministas Suceso Luengo de la Figuera y Teresa Aspiazu.
Obtuvo su titulación en 1911
y en 1917 se trasladó a Madrid, a la Universidad Central, donde cursó sus
estudios de abogacía. Fue la pionera en muchas cosas.
Para empezar, fue la primera
alumna inscrita en la Residencia de Señoritas, una institución creada por la
Junta de Ampliación de Estudios, que dirigía María de Maeztu, feminista,
fundadora en 1926 del Lyceum Club Femenino. Victoria, y la también malagueña
Isabel Oyarzábal, formaron parte de este grupo de mujeres, compartiendo la
vicepresidencia del mismo.
De su compromiso con la causa
feminista Victoria ya había dado pruebas en 1919 adscribiéndose a la Asociación
Nacional de Mujeres Españolas (ANME), fundada en 1918 por María Espinosa de
los Monteros, para promover la educación y la igualdad legal femenina y que en
1920 cristalizó en la creación de la Juventud Universitaria Femenina (JUF).
Victoria Kent fue la representante de dicha asociación en el Congreso
Internacional de la Federación Internacional de Mujeres Universitarias (Praga,
1921). En 1924 se doctoró en Derecho y al año siguiente ingresó en el Colegio
de Abogados de Madrid. Sus primeros trabajos como abogada los efectuó para el
Sindicato Nacional Ferroviario. Esos primeros años profesionales coincidieron
con la dictadura de Primo de Rivera (1923-1929). Su posición política se
acercaba a las tesis socialistas moderadas. En 1928, en colaboración con las
políticas feministas Clara Campoamor y Matilde Huici, entre otras, fundo el
Instituto Internacional de Uniones Intelectuales. Un año después comenzó a
militar en el Partido Republicano Radical Socialista. Fue una de las tres
diputadas, junto a Clara Campoamor, del Partido Radical y Margarita Nelken, del
PSOE. Esta postura más moderada se puso de manifiesto con el famoso debate por
el voto femenino, iniciado tras la proclamación de la Segunda República en
1931. El debate enfrentó a Victoria Kent, que, recelosa como la mayoría de los
republicanos, lo rechazó, temerosos de la influencia clerical y a Clara
Campoamor, diputada del Partido Radical. Como ya es historia, el resultado se
inclinó a favor de las tesis de la segunda. Por otro
lado, Victoria Kent, se había hecho famosa, profesionalmente, por la defensa de
su correligionario Álvaro de Albornoz. También en esto fue la primera. Tras la
victoria republicana en las elecciones del 14 de abril de 1931, fue nombrada
directora general de Prisiones (de nuevo, la pionera). Su trabajo en esta misión
fue revolucionario. Una de sus primeras medidas fue suprimir grilletes y cadenas
(con los que mandó erigir un monumento a Concepción Arenal), suprimir la
obligatoriedad de asistir a misa y permitir la libertad de prensa para los
presos.
Por
estas, y otras medidas progresistas, se vio en la necesidad de dimitir, ante la
falta de apoyo en junio de 1932. Su siguiente compromiso fue como vocal del
Patronato de Protección de la Mujer. En 1934 entró a formar parte del partido
Izquierda Republicana, liderado por Manuel Azaña.
En
1936, en las listas del Frente Popular, consiguió su escaño por Jaén. Al
estallar la guerra civil, actuó como inspectora en los frentes cercanos a
Madrid. Inició un programa de guarderías en la zona republicana. En 1937 fue
destinada a la embajada española en París. En 1939, desde esta sede, rescató
a muchos españoles retenidos en los campos de concentración franceses. La
invasión alemana la sorprendió allí. Estuvo casi un año refugiada en la
Embajada mexicana. Ayudada por la Cruz Roja, y con nombre falso, pudo burlar a
la Gestapo. Estas experiencias fueron la base de su libro Cuatro años en París,
1940-1944, editado en 1947. Con otros exiliados, fundó la Unión de
Intelectuales Españoles (1944). En 1945 asistió al Congreso Internacional
Femenino. En 1948 se trasladó a México, donde trabajó como profesora de
Derecho Penal. Colaboró con el gobierno mexicano en la creación de la Escuela
de Capacitación para Funcionarios de Prisiones. En 1950 marchó a Nueva York
como funcionaria de la ONU. En 1951 fue nombrada ministra delegada en N.Y. del
gobierno republicano en el exilio. En 1954 empezó la publicación de la revista
Ibérica, trabajo al que se dedicó por completo hasta 1974.
En
1977, muerto el dictador, la escritora viaja a España. Murió en Nueva York, en
la casa compartida con su amiga y mecenas, la hispanista Louise Crane.
B
i b l i o g r a f í a
ALCALDE,
C. Mujeres en el franquismo. Exiliadas, nacionalistas y opositoras, (Pról.
de M. Vázquez Montalbán), Flor del Viento Ediciones, Barcelona, marzo, 1996.
DOMÍNGUEZ,
P. Voces del Exilio. Mujeres españolas en México (1939-1950), Dir.
Gral. De la Mujer, Comunidad de Madrid, 1994.
FAGOAGA,
C. La voz y el voto de las mujeres, 1877-1931, Icaria, Barcelona, 1985.
GARCÍA
MÉNDEZ, E. La actuación de la mujer en las Cortes de la II República,
Ministerio de Cultura, Madrid, 1974.
Mujeres
en la Historia de España. Enciclopedia biográfica,
Cándida Martínez, Reyna Pastor, Mª José de la Pascua y Susanna Tavera,
(dirs.), Planeta, Barcelona, 2000.
RAMOS
PALOMO, Mª. D. Victoria Kent 1892-1987, Ediciones del Orto, Madrid,
1999.
RODRIGO,
A. Mujeres de España. Las silenciadas, Círculo de Lectores.
—.
Mujer y Exilio. 1936, Compañía Literaria, Madrid, 1999.
TELO,
M. Concepción Arenal y Victoria Kent. Las prisiones. Vida y Obra,
Instituto de la Mujer, Madrid, 1995.
Rosa
María Ballesteros García. Universidad de Málaga.
48
María
Zambrano Alarcón [1904-1991]
marca
el modo de la presencia,
lo
que implica una manera de entrar
en
el espacio y de fluir en el tiempo.
El 22 de abril de 1904 nace en
el municipio de Vélez Málaga, María Zambrano, primera hija de Blas José
Zambrano y Araceli Alarcón ambos maestros que prestan su servicio en la Escuela
Graduada de este municipio. A la edad de 5 años se traslada a Segovia donde su
padre enseña Gramática Castellana en la Escuela Normal y frecuenta la compañía
de Antonio Machado con el que colabora en la fundación de la Universidad
Popular. En 1921, María inicia sus estudios de Filosofía en la Universidad
Central de Madrid donde será alumna de Ortega y Gasset, J.M. García Morente,
Julián Besteiro y Zubiri y formará parte de la tertulia de la Revista de
Occidente; sus años formativos lo serán no sólo en el plano académico
sino en el personal y en el político: forma parte de la Federación
Universitaria Española (FUE), colabora con los periódicos madrileños El
Liberal y La libertad y con El Manantial de Segovia, y
participa en la constitución de la Liga de Educación Nacional.
Enferma de tuberculosis, el
reposo consiguiente es físico que no intelectual. De él nace el primer libro
de María Zambrano: Horizonte de liberalismo (El nuevo liberalismo) (1930)
y su incorporación como profesora a la Universidad Central de Madrid, al
Instituto Escuela y a la Residencia para Señoritas, a la vez que ve llegar con
júbilo el advenimiento de la II República. En sus escritos a partir de 1933
vemos aparecer el germen de todo el pensamiento de nuestra filósofa: la reflexión
sobre la pérdida de contacto con la tierra, la prolongación -desde Ortega- del
tema de la «deshumanización de las artes» y la reflexión sobre los despojos
abandonados por la conciencia, con un indiscutible fondo nietzscheano.
Poco después del estallido de
la Guerra Civil, María Zambrano se casa con Alfonso Rodríguez Aldave, que
acaba de ser nombrado secretario de la Embajada española en Santiago de Chile
con quien parte hacia su destino donde publica la primera versión de Los
intelectuales y el drama de España como respuesta a su creciente angustia.
Por ello mismo y con la premonición de que la guerra está perdida regresa a
España y colabora, desde Valencia, con la República atendiendo las labores de
Propaganda e Infancia y escribiendo junto a otros intelectuales en la revista Hora
de España. A partir de ahí, el exilio; pasa a Francia con su hermana y su
madre y c o m p a rten el camino con Machado. Desde allí a México pasando por
New York y La Habana, por último es contratada como profesora de Filosofía en
la Universidad de San Nicolás de Hidalgo, Morelia, Michoacán, donde publica Pensamiento
y P o e s í a en la vida española y Filosofía y Poesía. Su
estancia en México se alternará con visitas académicas a Cuba y Puerto Rico
(donde asiduamente ofrece cursos y seminarios en la Asociación de Mujeres
Graduadas) hasta que se traslada, en 1943 a este país, luego a París y en 1949
a México, La Habana y en 1953 a Roma... en todos estos re c o rridos María se
integra perfectamente en el grupo de exiliados españoles y confraterniza con la
intelectualidad de la época. De este período datan Persona y democracia (1959),
La tumba de Antígona (1967) entre o t ros muchas colaboraciones y artículos
literarios y filosóficos.
En
1980 se traslada a Ginebra. Comienzan los reconocimientos oficiales a una María
Zambrano que se debate sobre el regreso. El 20 de noviembre de 1984, María
Zambrano llega a Madrid.
Premio
Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 1981, Doctora Honoris
Causa por la Universidad de Málaga en 1982 y Premio Cervantes en 1989, entre
otros notables reconocimientos, celebran su retorno. Su producción intelectual
es amplísima y sirvan de ejemplo: El pensamiento vivo de Séneca (Buenos
Aires, 1944), La agonía de Europa (Buenos Aires, 1945), Hacia un
saber sobre el alma (Buenos Aires, 1950), El hombre y lo divino (México,
1950), La tumba de Antígona (México, 1967), Claros del bosque (Barcelona,
1977), De la Aurora (Madrid, 1986), Notas de un método y Delirio
y Destino (Madrid, 1989), Los bienaventurados (Madrid, 1990), Al
parpadeo de la luz (Málaga, 1991), Los sueños y el tiempo (Madrid,
1992).
María
Zambrano fallece el 6 de febrero de 1991, su pensamiento y su memoria perviven.
B
i b l i o g r a f í a
María
Zambrano, el sueño creador.
Málaga: Diputación Provincial de Málaga-Consorcio para el Centro Asociado de
la UNED en Málaga- Fundación María Zambrano, 1999.
ORTEGA
MUÑOZ, J. F. María Zambrano. Su vida y su obra. Málaga: Junta de
Andalucía, Consejería de Educación y Ciencia, 1992.
ZAMBRANO,
M., La tumba de Antígona; Diótima de Mantinea. Málaga: Litoral, 1984.
Mª Teresa Vera Balanza .Universidad de Málaga
49
Poseedora de ese triple carácter
de oficio, industria y arte, nuestra biografiada es ceramista. Aunque nacida en
Sevilla, pronto se traslada a Talavera de la Reina (Toledo) donde comienza a
trabajar la arcilla en el taller familiar fundado por su abuelo Juan Rviz de
Lvna Rojas (1908) y continuado por su padre, el ceramista y pintor Juan Rviz de
Lvna Arroyo. En 1962 se traslada con su familia a Málaga y desde muy joven
comienza a exponer sus obras -especialmente figuras infantiles y Belenes- en
Madrid, Talavera, Ciudad real, Málaga, Sevilla,… y en Francia, Suiza y Canadá.
En Amparo Rviz de Lvna se
aprecian influencias varias. La de la cerámica sevillana, concretamente la del
Betis, que son tipos generales, sobre todo lebrillos y platos blancos
esmaltados, con dibujos azules y marrones, con figuras grandes en formas muy
semejantes a las de Talavera. La de loza de Triana, más rudimentaria, que es
roja y sin vidriar. La influenciada por el renacimiento italiano, propagada por
la Península a través de Sevilla y Talavera de la Reina, que lleva barniz de
plomo o estaño, para que resulte blanca y brillante, con dibujos en colores,
predominando el azul. Estas son las influencias, la amalgama que da origen a su
trabajo.
La tradición de Talavera data
de 1222, cuando Fernando el Santo otorga privilegios para la creación de barrerías.
Desde el siglo XVI se fabrican azulejos de cuenca y cuerda seca, sustituidos
después por los de técnica italiana, y los platos y cuencos azules sobre
esmalte blanco con dibujos basados en animales y cenefas vegetales.
Engarzando la tradición de la
cerámica de Talavera y la sevillana, los Belenes de Amparo Rviz de Lvna agrupan
la iconografía del nacimiento con los utensilios cerámicos más populares. Los
Belenes de Rviz de Lvna siempre son verticales: emergen de un plato o un barreño,
de una teja, de un ladrillo -que hacen la vez del lecho de musgo sobre el que se
asienta el Nacimiento- y asciende vertical e incluso espiralmente hasta
rematarla con la composición principal. En principio resultaron extraños al público,
pero muy pronto fueron alabados por la crítica que vio en ellos una originalísima
renovación de una de una de las composiciones artísticas más sencillas. También
la crítica han querido ver en la obra de Amparo Rviz de Lvna el sincretismo
entre la composición belenística tradicional y el aire andaluz que nos
recuerda la multitud de romerías que se celebran en nuestra región; los
Belenes ascendentes recuerdan pues el peregrinaje
romero, una actividad lúdica de recuperación de valores perdidos, de
igualitarismo social y de permisividad. Y como tal, los belenes constituyen una
oportunidad para el encuentro: la de los personajes tradicionales y la de
elementos novedosos ligados a la tradición andaluza, también la de la fauna y
la vegetación andaluza que configuran el referente espacial de la ceramista.
Desde
1980 se hace cargo del taller familiar, donde ahora trabaja ya la cuarta
generación
de ceramistas.
En
1990 fue incluida en la Catálogo General de Artistas Iberoamericanos y en la
Enciclopedia General de Pintores y Escultores Españoles del Siglo XX.
Sus
obras se exponen en el Museo de Artes Decorativas de Madrid, en el Museo de
Bellas Artes de Málaga, en el Museo de Cerámica de Barcelona, en el Museo de
Cerámica de Valencia, en el Museo Chateau de La Batisse en Clermond Ferrand
(Francia), en numerosas colecciones particulares entre las que se encuentra la
colección de S. M. la Reina.
B
i b l i o g r a f í a
«La
obra de Amparo Rviz de Lvna», en Kylix, nº 2, Málaga, diciembre 1999 -
enero 2000, pp. 83-89. RVIZ DE LVNA, Amparo. Catálago. Málaga, Exposición.
Mª Teresa Vera Balanza .Universidad de Málaga
12
Francisca
Carrillo Salas [1903-2002]
Nace
doña Francisca Carrillo Salas el 29 de septiembre de 1903, en el bonito pueblo
de la serranía rondeña de Casares (Málaga), paisana, por tanto, de Blas
Infante, padre de la Patria Andaluza. Hija del matrimonio formado por D. José
Carrillo Guerrero y Dª. Nemesia Salas González, su abuelo paterno fue el
ilustre pedagogo rondeño D. Juan Carrillo Sánchez, titular del Colegio Público
que lleva su nombre desde el 22 de septiembre de 1928. Por línea paterna es
sobrina del Ilustrísimo rondeño D. Francisco Carrillo Guerrero, hijo
predilecto de su ciudad natal e Inspector Nacional de Enseñanza Primaria,
quien, en 1925, promovió la construcción del Grupo Escolar que lleva el nombre
de su padre, Juan Carrillo, y fundó el único comedor escolar para las clases más
humildes que, en esos difíciles tiempos, existía en Ronda. De acuerdo con su
sobrina, Dª Francisca Carrillo Salas y con sus parientes más cercanos, D.
Francisco Guerrero lanzó la idea de fundar una asociación de amigos y
protectores del Colegio Juan Carrillo con el sugerente nombre de “Sembradores
del bien”.
Su
abuelo paterno, Juan Carrillo, obligó a todos sus hijos a estudiar, primero
Magisterio y después la carrera que quisiesen; por eso, el padre de Francisca,
tras obtener el título de maestro, terminó en Granada la licenciatura de
Derecho e hizo las oposiciones a Juez de Instrucción. La infancia de Dª
Francisca transcurre entre Ronda, donde su padre ejercía como ahogado defensor
de la Audiencia, y el pueblo serrano de su madre, donde pasaba sus vacaciones.
Trasladado
su padre como juez a Manacor, la familia fija su residencia en esta ciudad de
Baleares. Es aquí donde Francisca cursará los estudios correspondientes a la
carrera de Magisterio, con brillantes calificaciones, y donde empezará su
trayectoria profesional como maestra de Enseñanza Primaria. Aquí, en contacto
con su alumnado, descubrirá esa vocación por la docencia que le ha sido
transmitida de generación en generación.
Su
ilusión por la enseñanza no tardará en ponerse a prueba. Destinada en
Asturias, ejerce su magisterio en distintos pueblos, pequeñas localidades que
le obligan atrasladarse en caballerías superando todo tipo de incomodidades y
los rigores del crudo invierno asturiano, para estar en contacto con su
alumnado.
Después
de la Guerra Civil, consigue una plaza en Madrid y ejerce como directora de
varios centros públicos, hasta su jubilación a principio de los años setenta.
A
partir de su jubilación se dedica por entero al cuidado de su tío Francisco,
ya mayor y enfermo, que moriría en Madrid en el año 1975. Durante el tiempo
que dedicó a cuidar a su tío Francisco tuvo tiempo de conocer las intenciones
del que había sido su mentor, no sólo en el campo de la enseñanza, sino en el
de esa calidad humana, tan especial, que transmitía D. Francisco Carrillo.
Desde
que murió su tío, se dedicó en cuerpo y alma a atender las necesidades del
alumnado y de las familias del Colegio Público “Juan Carrillo” en todo
aquello para lo que se la requería, apoyando económicamente todos los
proyectos que desde el Colegio se le presentaba.
Toda
esta ayuda y apoyo culminó con lo que fue su gran ilusión, y así, el día 19
de Marzo de 1994 se constituyó legalmente ante notario, en escritura pública,
la Fundación “San Francisco de Asís,” llamada así en recuerdo de su tío
Francisco, con un capital inicial de 15.000.000 de pesetas (90151.82 Euros)
aportado íntegramente por ella, capital que, pocos días después de fallecer,
se ha visto incrementado en algo más de 48.080,97 Euros (8.000.000 de pesetas).
La
Fundación “San Francisco de Asís” tiene recogidos en sus estatutos los
siguientes fines:
-
Dotar aquellas actividades benéficas y asistenciales que conduzcan a la
satisfacción de necesidades concretas, favoreciendo a personas que se
encuentren marginadas o desatendidas, tales como minusválidos físicos o psíquicos,
ancianos, niños, enfermos y personas que estén en situación de grave
necesidad.
-
Prestar ayuda, mediante bolsas de estudios, a los antiguos alumnos y alumnas del
Colegio Público “Juan Carrillo” de Ronda, y que se encuentren en seminarios
o instituciones religiosas preparándose para el sacerdocio o la vida religiosa.
-
Proporcionar material de enseñanza al alumnado del Colegio Público “Juan
Carrillo” de Ronda, tanto a nivel individual como colectivo, así como ropas,
becas para comedores escolares, medicinas, etc. a aquellos alumnos o alumnas del
citado colegio, cuyas familias se encuentren en grave situación económica.
Dª
Francisca Carrillo Salas falleció en Madrid el día 11 de Octubre de 2002 a la
edad de 99 años.
Por
su importante labor educativa y social, el Excmo. Ayuntamiento de Ronda,
recogiendo el sentir unánime de la Asociación de Padres y Madres, que lleva su
nombre, del Consejo Escolar, del Claustro de Profesores-as y de la Fundación,
acordó en sesión extraordinaria del día 21 de Junio del año 2000, por
unanimidad , nombrar a Dª Francisca Carrillo Salas Hija Adoptiva de la Ciudad
de Ronda.
Bibliografía
Información
-
Ronda Semanal, 19-10-2002, Ronda.
Archivo
del C.E.I.P. Juan Carrillo
·
Escritura Pública de la Fundación Benéfico-Asistencial S. Francisco de Asís
·
Libro de Actas del Excmo. Ayuntamiento de Ronda
Diego
Gutiérrez Téllez, director del C.E.I.P. Juan Carrillo de Ronda (Málaga)
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