José Martínez Álvarez de Sotomayor

POETA 

Prologo y poema final de La Seca, estrenada en el teatro Español de Madrid en la noche del 6 de abril de 1923

LA SECA - PRÓLOGO

Braceros laboriosos de las tierras feraces
de esos campos sedientos, ansiosos de criar;
que sufrís las angustias de las sequías tenaces
al terruño apegados, como los secos haces
de las doradas mieses dejadas solear.

Honrados labradores de pobres heredades
que téneis por fronteras un corto caballón;
qque apenas sois chiquillos y tenéis mocedades;
pues consumís los años de todas las edades
a esas tierras sin sangre buscando el corazón.

Sufridos labradores que vivís condenados
a la eteerna ignorancia y al eterno quehacer
de llevar a las urbes vuestro pan y ganados
y encerrar en sus lonjas vuestros frutos ansiados
aunque a veces vosotros no tengáis que comer.

Antiguos patriarcas de mi vega, ya ancianos
que lleváis en el rostro los surcos del sudor;
tan curvadas las piernas y deformes las manos,
que aun de Dios siendo hijos..¡no parecen hermanos
el hombre de las urbes y el hombre labrador¡

Mujeres campesinas honradas y hacendosas,
la nota más alegre del campo y del hogar;
las hijas recatadas, las madres cariñosas
que en boca de sus hijos derraman generosas
las mieles de sus pechos en dulce trasmanar.

Yo recogí en mi lira vuestros rudos acentos
con los tonos bravíos de ese inculto decir,
que tiene algo de brisas y rugir de los vientos;
que no sabe en susgiros ocultar pensamientos,
y es la expresión humanade un profundo sentir.

Y al sonar en sus cuerdas vuestras quejas y amores
y vuestros fatalismos en la resignación,
habrá notas que vibren como roncos clamores
¡en la gran injusticia de los grandes dolores
que sufrís olvidados en oscuro rincón¡

Y templada mi lira, dejaré vuestros lares;
y sintiendo añoranzas por mi vieja heredad,
lanzaré por el mundo la voz de mis cantares,
a ver cómo contrastan vuestros hondos pesares
con el vivir alegre de la grande ciudad.

Y quizá que las gentes en la gran extrañeza
que cause a sus oídos vuestra dura expresión,
condene vuestra fabla dfe indómita rudeza...
¡y tras el pensamiento, cruzaréis mi cabeza
mostrando los arados con brava indignación¡

Y diré por vosotros a esas gentes extrañas
- Venid a nuestros campos y veréis trabajar.
Y mientras de la tierra buscamos las entrañas,
oiréis, cómo los ecos de esas grises montañas
remedan las rudezas que queréis condenar. -

Y rompieran mis dedos las cuerdas de mi lira,
si rozando mis sienes un soplo alentador,
no me diera más bríos al decirme: - ¡Respira¡
Si el que dice sudores no suda, no, ¡es mentira¡
¡El que suda de veras, es quien dice suor¡ -

Y ya que de mi frente se borren pesadumbres
volveré las tres cuerdas de mi lira a templar,
para que sepa el mundo, de esas sanas costumbres
que escuché de vosotros y pregonar en las cumbres
que dominan los valles y divisan el mar.
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¡Braceros laboriosos de las tierras feraces
de esos campos sedientos ansiosos de criar;
que sufrís las angustias de las sequías tenaces
al terruño apegados, como los secos haces
de las doradas mieses dejadas solear¡

Yo seré siempre el vate cantor de esa rudeza
que saturó mi espíritu de sana inspiración.
Yo diré con vosotros probeza, por pobreza;
que el corazón humano se impone a la cabeza
y vosotros labriegos, sois todo corazón.

...

LA SECA-FINAL 

ANTONIO

arrodilarse; que estas cosas
que vais a oirme, me interesa
que us queen mu hondas. Oye, besa.......
besa estas cruces temblorosas.
¡Jura, que nunca tu suor
ha de regar tierras extrañas¡
¡Jura, que al pie de estas montañas
has de ser siempre labraor¡
¡Jura, que en tós estos casquijos
árboles tienes que plantar,
y aquí, sus tienen que enterrar
A Anica, a tí.....¡¡ y a vuestros hijos¡¡