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Devotas de Adonis. Hispalis (Bética) Siglo III

Tomado  de http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/05811731922437739832268/014617.pdf?incr=1#search=%22hispalis%20adonis%22 La Bética en el Bajo Imperio, por José María Blázquez Martínez

CULTOS MISTÉRICOS

Al final del siglo III, fecha en que se coloca el martirio de Justa y Rufina en Hispalis, se celebraban en esta ciudad las fiestas de Adonis, llamadas Adonias, que recordaban la muerte del amado de Afrodita. El ritual está conservado en la passio, de las dos mártires hispalenses y el autor introdujo esta descripción sin poder ya interpretar correctamente lo que describía. Pero el contenido se remonta a una narración contemporánea y constituye el documento más importante sobre las adonias. El martirio de estas santas hispalenses se data en el año 287.

Según el breviario de Ebora (III-V): "sucedió que, habiendo llegado un día al foso de esta ciudad (Hispalis) para vender vasos de terracota, unas matronas del lugar estaban exhibiendo allí un ídolo de piedra llamado Salambó y, siguiendo su costumbre según el rito pagano, mientras bailaban pedían donativos en honor y beneficio de su dios. Y así, habiéndose acercado a las santas mujeres, les pedían que les ofrecieran algún vaso en honor de su dios Salambó. Como ellas, siendo cristianas, se negaran y les hicieran ver que era inútil adorar a un dios de piedra, indignadas las matronas, arrojando el ídolo sobre sus vasos de terracota, lo destrozaron todo. Pero las religiosas mujeres, sin inmutarse por el perjuicio de la pobreza, antes instigadas interiormente por el espíritu divino, lanzando de nuevo el ídolo aún más lejos, lo hicieron añicos. A consecuencia de esto el gobernador Diogeniano mandó encerrarlas en la cárcel, como si hubieran cometido un sacrilegio.

Sacadas de la cárcel las santas vírgenes, yendo Diogeniano de viaje hacia los Montes Marianos, fueron arrastradas tras él con los pies descalzos por lugares ásperos y pedregosos y obligadas a seguir al gobernador hasta que llegó a la ciudad, donde fueron arrojadas de nuevo a la suciedad de la cárcel."

Ya Rodrigo Caro en el siglo XVI y Tamayo Salazar en el XVII, al comentar el texto más fiel de la passio, que es el del breviario de Ebora, cayeron en la cuenta de que el monstruo Salambó era la diosa fenicia Salambó, es decir, Afrodita llorando a Adonis. Las devotas pedían dinero para el culto en la calle, danzando y transportando la imagen, al igual que hacían otras religiones mistéricas, como las de Cibeles (Cic. De leg. II 22; Ovid. Ex Pont I 1, 40) y de Isis (Apul. Met. VIII 28; Luc. Luc. 37; Ovid. Ex Ponto I 1, 37; Val. Max. VII 3, 8). Los fieles pidieron a Justa y Rufina un vaso de los que vendían para su dios. Según la interpretación de Cumont, que ha valorado bien esta passio, para plantar (Eust. ad Homer. Odyss. XI 590; Iul. Com. 329D; Plut. De sera num. vind. 17; Suidas voz Akarpoteros Adonidos; Theoph. Hist. Pl. VI 7, 3, Zenob. Cent. I 49), los jardines de Adonis, cuyo crecimiento presagiaba el florecimiento de la vegetación. Justa y Rufina, por toda respuesta, tiraron a tierra la imagen de Salambó. Fueron detenidas y torturadas en la prisión, conducidas al Mons Marianus, a pie, devueltas a Hispalis y encarceladas. La descripción de la procesión coincide con lo que se sabe por otras fuentes sobre esta fiesta. Teócrito (XVI 32) alude a que en las Adonias, una procesión de mujeres acompañaba la imagen hasta el mar, donde la arrojaban al agua. Una inscripción del Pireo en el Ática menciona la pompa. El gobernador Diogeniano castigó la osadía de Justa y Rufina obligándolas a participar en la procesión que iba al Mons Marianus para solicitar la fecundidad de los campos. La participación con los pies descalzos en la procesión se documenta también en los rituales de Cibeles (Prud. Perist. X 154). Cumont recuerda a este propósito el que los sacerdotes del Herakleion gaditano oficiaba con los pies desnudos (Sil. Ital. III 27). Los exvotos ibéricos también tienen muy frecuentemente los pies descalzos y en el Oriente los devotos y los mismos dioses están sin zapatos con cierta frecuencia (Baales y dioses de Ugarit, estela de la misma ciudad con dios con rayos en la mano, diosa sentada de Beirut, diosa de Tell Zimirijan, estela de Dschekke, etc. (3).

El culto a Adonis se practicaba en grutas (Ier. Epist. LVIII 3), lo que explicaría que el cadáver de las dos santas se arrojasen a pozos, al igual que al final de las Adonias se arrojaban al mar o a fuentes la imagen del dios y los "jardines" de Adonis. El breviario de Ebora recoge, pues, un ritual de las Adonias, tal como se practicaba en Hispalis hacia finales del siglo III: procesión con danza y colecta con la imagen de Adonis; la procesión, encabezada por el gobernador, recorría el campo, acompañado por los fieles descalzos. Parte del ritual se celebraba en una gruta donde, al final, se arrojaban al agua de pozos muñecos que simbolizaban a Adonis.

Las Adonias se celebraban en junio o julio y duraban tres días. Cumont sugiere que estas fiestas podían haber sido introducidas en la Bética ya en tiempos de los fenicios o de los cartagineses, que en opinión de Eforo (Escimno 197), de Estrabón (I 1, 4; XVII 3, 15), de Plinio (III 8), de Apiano (Iber. 56), de Ptolomeo (II 4, 6) y de Avieno (OM 420-424), fueron numerosas en toda la costa del sur de Iberia. También podían haber traído las Adonias a la Bética los sirios (4), que trajeron otros cultos del Oriente, como los dioses sirios de Córdoba: Allath, Elagabal, Phren, Kypris, Alheñe, Nazaia, Tyche de Antioquia, Zeus Kasios y Dolichenus de Villadecanes (León). Los sirios frecuentaban con sus barcos las costas del sur, como lo prueban las anclas de barco de Huelva, Málaga y Carthago Nova. Una comunidad de sirios y asiáticos habitó en Málaga (5).

Otros autores antiguos cristianos y paganos completan los datos que se desprenden de esta passio, ya que fueron fiestas muy populares, que se celebraban en Jerusalén, Atenas, Alejandría, Biblos, Antioquia, Laodicea, Roma y posiblemente en Palmira, etc. Las Adonias se celebraban con ululabiles indique planctus et lugubres sonus, como escribe Ammiano Marcelino (XXII 9, 14). Acompañaban a estos cánticos movimientos de todo el cuerpo, al son de los tímpanos, como afirman Aristófanes (Lisistr. 392) y Menandro en la Samia. A estas canciones lúgubres aluden diferentes autores de la antigüedad, como Aristófanes (Lisist. 387), Teócrito (Idyll. XV 134-135), Bion (Epit. 25) y Luciano (De Dea Syria 7), cantos que recordaban el dolor de Afrodita ante la muerte de Adonis (Bion. Epit. 25-27) y los de los ritos funerarios (Bion. Epit. 79-98). Estas lamentaciones son antiguas, ya que entre los años 593 y 587 a. C. a las puertas del templo de Jerusalén (Ez. 8, 14) las mujeres sentadas plañían a Adonis muerto. Menandro en su Samia afirma que era una fiesta que se celebraba de noche. Se ha interpretado el idilio de Teócrito en el sentido de que la ceremonia consistía en un concurso de cantos fúnebres, de lo que el epitafio de Bion sería un ejemplo. En el segundo día, a la aurora, las mujeres, según Teócrito (Idyll. XV 132-135), llevaban la imagen del dios hasta la orilla del mar y, según un escolista (Eusth. Ad Od. XI 509; Zenob. Cent. I, 49), arrojaban al mar un muñeco que representaba a Adonis. Según Teócrito (Idyll. XV, 143-144) y Bion (Epit. V 96-97), se pronunciaba una forma ritual durante el camino y se invitaba a poner fin a las lágrimas (Bion. Epit. 96-97; Luc. De Dea Syria 7; Cyr. Alex. Comment. h. XVIII 2).

La fórmula era "hasta el año próximo". Will ha indicado recientemente que se representaba, quizás, a Adonis reclinado sobre una cama, tal como está en una escultura de Damasco, en la que el dios se encuentra echado sobre una kliné, según prototipos de los banquetes funerarios de Palmira (6). A su lado se encuentra una llorona con un vaso. La escena representa el momento en el que el dios se levanta de su lecho de muerto. La fecha de esta escultura es los primeros años del siglo III. Un segundo monumento citado por Will es un relieve de Durostorum (7), donde un joven semidesnudo está reclinado sobre una cama; a sus pies está sentada una dama. Su fecha es el siglo II. Luciano, al describir las Adonias de Biblos, habla claramente de la resurrección de Adonis: "cuando están cansadas de maltratarse y de llorar..., ofrecen al difunto un sacrificio fúnebre, al día siguiente afirman que está vivo y le llevan al aire libre". Varios autores cristianos, como Orígenes (SG 13, c. 1800), Cirilo de Alejandría (SG 70, c. 440) y Procopio de Gaza (SG 87, 2, c. 2140) confirman la veracidad de la afirmación de Luciano: "Al llorar Afrodita, escribe Cirilo, la muerte de Adonis, un coro gemía y se lamentaba. Al volver del Hades y afirmar que encontró al que buscaba, se alegraban con ella y danzaban." Teócrito no conoce la resurrección de Adonis y no hay huellas de esta creencia en el paganismo grecorromano. La introducción de las Adonias en Occidente, si no se sigue la tesis propuesta por Cumont, podía datar del reinado de Heliogábalo. El autor de la Historia Augusta (Heliog. VII), obra de finales del siglo IV, menciona: "las epilépticas lamentaciones de este culto siriaco", que de Roma pudo muy bien llegar a la Bética, dadas las intensas relaciones comerciales de esta provincia con la capital del Imperio.

Este documento, que es de una importancia excepcional desde el punto de vista de la descripción de un ritual mistérico, fue valorado hace muchos años, según se ha dicho, por Cumont. Sobre el culto a Adonis se ha vuelto a tratar recientemente, pero no se ha prestado el suficiente interés a los datos conservados en la passio de Justa y Rufina (8).

Notas:

(Las dos primeras notas y las posteriores a la 8 se refieren a otros fragmentos del escrito de J.M. Blazquez)

3. A. JIRKU: Die welt der Bibel, Stuttgart (1957), láminas 42-45, 50, 74 y 75.

4. Sobre todos los testimonios sirios en Hispania: cf. A. GARCÍA Y BELLIDO: El distylo sepulcral romano de Iulipa (Zalamea), Madrid (1963; J. M. BLÁZQUEZ: Beiträge zur Alten Geschichte und deren Nachleben. Berlin (1969), p. 42 ss.; L. A. GARCÍA MORENO Habis 3 (1972), p. 127 ss.

5. F. CUMONT: Syria 5 (1924), p. 324 ss. 258 José María Blázquez. La Bética en el Bajo Imperio

6. SEYR1NG: Syria 27 (1950), p. 229 ss.

7. SEYRING: Syria 49 (1972), p. 100 ss.

8. W. ATALLAH: Adonis dans la littérature et la langue grecques. Paris (1966); H. SEYRING: Syria 49 (1972), p. 97 ss.; M. DETIENNE Jardins d'Adonis. La mythologie des aromates en Grèce, Paris (1972); N. WEILL: BCH 90  (1966), p. 664 ss.; 94 (1970), p. 94 ss.; F. CUMONT: Syria 8 (1927), p. 330 ss.; A. GARCÍA Y BELLIDO: Les religions orientales dans l'Espagne Romaine. Leiden (1967), p. 102 ss.; E. WILL: Syria 52 (1975), p. 93 ss.