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Francisca Paula de Jesús Gil Cano [1849-1913]
http://www.andalucia.cc/viva/mujer/aavalmer.html#GilCano
Paula de Jesús Gil Cano nació en Vera (Almería) el día 2 de Febrero de 1849, en el seno de una familia humilde. Desde su nacimiento, sufre la pobreza más extrema tanto en el aspecto material como afectivo. Su padre abandonó a la familia al nacer esta niña, la menor de seis hermanos, y como la madre carecía de medios para poder sacar adelante a la familia, tuvo que ingresar e sus dos hijos pequeños en la casa de Misericordia de la ciudad de Cartagena (Murcia). Paula pasó su infancia y juventud junto a las Hijas de la Caridad, siendo educada, según la costumbre de la época, en los valores cristianos y formada en las tareas domésticas. Allí permaneció hasta los 30 años, colaborando estrechamente con las Hermanas de la Caridad y destacándose por su sencillez, caridad y humanidad.
De una valía moral y espiritual extraordinaria, la personalidad de esta mujer es rica en múltiples facetas: fuerte y firme, decidida y perseverante en los objetivos que se propone; activa, metódica, disciplinada y ordenada; dotada de una gran capacidad de trabajo; segura y transmitiendo siempre confianza a las personas de su entorno; alegre, espontánea; altruista y siempre dispuesta a prestar ayuda, enseñar y apoyar a las demás personas, sobre todo a los sectores desfavorecidos de la sociedad, a pesar de su precaria salud. Esa entrega incondicional a sus semejantes, esa necesidad de volcar todas sus energías en el ser humano es más fuerte en ella que el gusto por desarrollar ideas o aprender, pues, aunque dotada de una inteligencia natural, es persona más preocupada por resolver problemas de la vida cotidiana que dada a especular o a moverse en el terreno de las abstracciones.
A partir de la trágica riada que afectó a Murcia el 15 de Octubre de 1879, comienza su labor de entrega a los demás, acudiendo a prestar ayuda y consagrándose, desde entonces, al cuidado de niñas y niños huérfanos. Para ello, y contando con la ayuda de algunas señoras de la ciudad, crea el asilo para niñas huérfanas.
Con la ayuda y el apoyo del padre franciscano, Francisco Manuel Malo (OFM) funda el Instituto de Hermanas Franciscanas de la Purísima Concepción, extendiendo sus servicios desde este momento a toda clase de personas necesitadas. Crea hogares, escuelas, hospitales, residencias para ancianos y personas marginales por toda la geografía nacional: Casa Madre en Murcia, Ondara, Valdepeñas, Almagro, Consuegra, Orihuela, Mora, Herencia y Madrid.
Su heroica labor a favor de quienes la necesitaban se manifestó especialmente en los contagiados del cólera morbo en Murcia (1885), a muchos de los cuales atendió personalmente en sus lechos de muerte. Varias hermanas perdieron su vida en esta labor de apoyo a las víctimas de la epidemia. De la misma forma actuaron en las inundaciones de Consuegra (Toledo) en 1891.
Tras una lucha constante tuvo la dicha de ver aprobadas sus Constituciones definitivamente el 14 de septiembre de 1903 por el Papa Pío X.
Siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís crea su propia Congregación. Sus hijas, las Hermanas Franciscanas de la Purísima Concepción han expandido su obra no sólo por la geografía española sino también por toda Hispanoamérica y África.
Tras una vida entregada a los demás murió en la casa Madre de Murcia el 18 de Enero de 1913.
De lo anteriormente expuesto se puede constatar que fue una gran mujer andaluza, humana, audaz, progresista, adelantada a su época, defensora a ultranza de la justicia social y preocupada por la educación y promoción de la mujer.
Su causa de canonización se inició en el obispado de Cartagena el 14 de Noviembre de 1995 y en Roma el 24 de Octubre de 1997, por lo que se está a la espera de su pronta beatificación y posterior canonización.
Bibliografía
Barrios Moneo, A. La historia y la espiritualidad de la Madre Paula, San José de Costa Rica, 1993.
Barrios Moneo, Alberto: Los pobres son mis delicias, CMF, Madrid, 1995.
Vazquez de la Torre, Concepción, Vida ejemplar de la muy Rda. Madre Paula de Jesús Gil Cano, Fundadora de las Religiosas Terciarias de la Purísima, Madrid, 1.958
Jiménez de Cisneros, Consuelo, Madre Paula la amiga de los niños. Murcia, 1.995
Bibliografía
Dª María Jesús Cazorla Núñez. Profesora CEIP Reyes Católicos de Vera. Almería.
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En una página en que se relacionan los Institutos de la Inmaculada Concepción se equivocan en su lugar de nacimiento
http://groups.msn.com/SantaBeatriz/institutos.msnw
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Franciscanas
de la Purísima Concepción
Fundador: Beata
Francisca Paula Gil Cano
Fecha
y lugar de origen:
5-11-1879 / Murcia (España)
Espiritualidad:
Franciscanos
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En la página del Colegio San José, centro privado concertado perteneciente a las Religiosas Franciscanas de la Purísima hay dos secciones especialmente interesantes sobre Francisca de Paula, que reproducimos más abajo. Pero es especialmente interesante visitar la página para bajarse la fotos que le acompañan.
http://www.educa.madrid.org/web/cc.san_jose.madrid/index.htm
Una es la referida a la Historia del Colegio
El Colegio San José, centro privado concertado perteneciente a las Religiosas Franciscanas de la Purísima, fue fundado el 18 de julio de 1900 por la Madre Paula Gil Cano en la calle Paseo Imperial, nº 2, un suburbio madrileño muy próximo a la ribera del río Manzanares. En esta fecha de principios de siglo, la Fundadora llegó a Madrid y arribó a unas de las zonas más desfavorecidas de la capital. Lavanderas del rio Mazanares
Se encontró con un paisaje lleno de contrastes: por un lado, el magnífico Palacio Real que parecía mirar altivo al horizonte; por otro, y a sus pies, el río Manzanares, cuya ribera estaba plagada de tendederos llenos de ropa, una ropa que las mujeres lavanderas lavaban mientras sus hijos jugaban alegremente por las calles y los campos que existían por aquel entonces.
Madre Paula observó cómo esos niños corrían sin apenas control y sin escolarizar; guiada por su amor a los más necesitados comprendió enseguida que era preciso crear un lugar para acoger a estos niños mientras sus madres trabajaban y fundó el primer Centro. Pero los comienzos fueron muy duros, tan sólo habían pasado seis años cuando el Colegio amenazaba con derrumbarse y hubo que trasladarlo a la calle Algeciras, nº 7, aunque era un poco más pequeño, las Religiosas se las arreglaban para cuidar de “sus niños” con alegría.
Poco a poco, los escolares iban en aumento, era preciso volver a cambiar de lugar para poder acogerlos a todos, aunque siempre se pensó que tendría que estar en la misma zona. En 1907, encontraron el lugar idóneo una calle más abajo, en Moreno Nieto, nº 1; siete años más tarde, las Hermanas Franciscanas adquirieron el edificio en propiedad.
Pero las adversidades no habían terminado, en 1936 el Colegio quedó totalmente destruido, tuvieron que abandonarlo y esperar cinco largos años para poder volver a ver a los niños correr en el patio del Centro. En concreto, en el curso de 1941/42 el organismo oficial de Regiones Devastadas reconstruyó el Colegio y se pudieron impartir algunas clases.
Así fueron pasando los años y, al igual que el barrio iba creciendo y cambiando de aspecto, el Colegio San José intentaba adaptarse a las nuevas necesidades. En la década de los años 60, se construyeron en la zona mil viviendas y, como era lógico, enseguida se intentó dar cabida a los nuevos escolares que acudían cada mañana contentos con sus carteras en la mano.
A partir de los años 1975 el número de alumnos aumentaba considerablemente y, en consecuencia, el Colegio también: se hizo una remodelación y se incrementaron las aulas.
Historia del Centenario
Pero no sólo ha cambiado el aspecto exterior, el Centro a lo largo de sus más de cien años de vida se ha ido adaptando a las exigencias de nuestra sociedad acomodándose a los nuevos Sistemas Educativos, al mismo tiempo que ha ido añadiendo nuevas actividades escolares y extraescolares y servicios.
La otra es una referencia biográfica
Madre Paula nace en Vera (Almería) el 2 de febrero de 1849 en el seno de una familia humilde y trabajadora, días después es bautizada en la parroquia de Ntra. Sra. de la Encarnación donde recibe el nombre de “Francisca de Paula Gil Cano”.
Tal es la pobreza que envuelve a esta familia que, siendo muy pequeña, sus padres se ven obligados a llevarla, junto con uno de sus hermanos, a la Casa de la Misericordia de Cartagena, y, es precisamente aquí y gracias a las Hijas de la Caridad que regentan este establecimiento, donde Madre Paula “aprende” a servir y a ayudar a los demás, a orar; pero sobretodo aprende a amar a Jesús. Es humilde y toda su obsesión es seguir los pasos de sus grandes maestras y educadoras, por ello realiza los trabajos más humildes con alegría y, con el paso del tiempo, se convierte en una madre para sus compañeros más pequeños. Y es que, desde la cuna y guiada por Dios, Madre Paula parecía estar destinada a realizar grandes obras.
El 15 de octubre de 1879, día de Santa Teresa, la ciudad de Murcia amanece totalmente inundada; el desbordamiento del río Segura produce pérdidas irreparables y la hermosa huerta murciana se convierte en un inmenso y destructivo mar: alrededor de cinco mil viviendas quedaron destruidas y más de 800 personas desaparecieron. La repercusión de esta catástrofe es muy grande y las ayudas comienzan a llegar a esta zona desde todos los puntos de nuestra geografía y también del extranjero. La sociedad murciana reacciona y un grupo de damas coordinadas por las autoridades locales funda una Asociación de Señoras; su misión es la de canalizar y repartir todas las ayudas que llegan a la ciudad. Entre otras cosas, crean en las afueras de Murcia, en concreto en la calle Aguadores, un orfanato para acoger a los niños huérfanos.
El trabajo es agotador, faltan manos para atender a tantas criaturas desamparadas. Entonces se dirigen a la “Casa de la Misericordia” en Cartagena solicitando ayuda y colaboración. De entre las jóvenes que hay allí, Paula responde valiente y decidida, sabe cuál es la misión que debe ejercer en la Iglesia, Dios dirige su destino.
Su trabajo consistirá en acoger, alimentar, instruir y educar a los niños sin familia; varias jóvenes se unen a ella para seguir su estilo de vida. Así nacen las Hermanas de Caridad (Franciscanas de la Purísima Concepción).
Mujer de fe, trabajadora, alegre, dinámica y emprendedora, practica la caridad con grado heroico, atendiendo especialmente a los enfermos, sin importarle nunca su persona. Así lo demuestra cuando sin miramientos cuida a los enfermos de la epidemia del cólera morbo que se produce en Murcia en 1885 o con los afectados por las inundaciones del río Amarguillo en Consuegra (Toledo) 1891.
Inundaciones Murcia 1879
Las Hermanas Franciscanas extienden su acción apostólica por diversas provincias de España: Murcia, Ciudad Real, Jaén, Málaga, Alicante, Almería, Toledo y Madrid.
En todos estos lugares, se ejercitan en obras de misericordia atendiendo a la niñez abandonada, ancianos desamparados, enfermos, vagabundos y, en general, a toda clase de pobres y marginados.
El 14 de septiembre de 1903, el Papa San Pío X aprueba definitivamente la Congregación.
Después de llevar una vida entregada enteramente a Dios y al servicio de los pobres, practicando la caridad más pura y universal al estilo de Jesús de Nazaret, María y San Francisco de Asís, Madre Paula entrega su alma al Señor el 18 de enero de 1913 en la Casa Madre de Murcia, a los 63 años de edad y 33 de vida religiosa.
Su vida fue una historia de amor y se resume en estas palabras que nos dejó escritas: “Yo soy víctima de los pobres y no tengo otra cosa que ver en este mundo, los pobres son mis delicias”.
A sus seguidoras, les dejó la hermosa herencia de “servir a los pobres sin retribución alguna y socorrer a la infancia huérfana con la caridad al prójimo”.
Su causa de canonización se introdujo en el obispado de Cartagena el 14 de octubre de 1995 y en Roma el 25 de noviembre de 1997.
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http://www.planalfa.es/confer/Franciscanas%20Purisima%20Concepcion/ En la página , cuyo texto reproducimos más abajo, también hay una foto que puede interesar bajarse.
Hermanas Franciscanas De la Purísima Concepción
Quiénes somos:
Somos una Congregación que surgió en la Iglesia con don del Espíritu. Asumimos como norma de vida el Evangelio, siguiendo las huellas de Jesús, interpretado según San Francisco de Asís y Madre Paula Gil Cano, conviviendo en fraternidad, siguiendo libremente a Cristo en pobreza, castidad y obediencia.
Nuestra Congregación desde los inicios está bajo la protección de la Purísima Concepción de María. Ella nos ofrece el modelo de lo que debe ser nuestra vida: engendrar continuamente a Jesucristo entre los hombres .
Nuestra misión apostólica:
Hemos sido llamadas de entre el pueblo para servir al pueblo. "Nuestro apostolado esencial consiste en vivir en verdad, sencillez y alegría, la vida evangélica"(Const. Art. 67), a la vez que nos hacemos solidarias con los necesitados, sirviendo a los niños en casas-hogares y en el campo educativo; a los enfermos en los hospitales, clínicas y consultorios parroquiales; a los ancianos en residencias y a domicilio. Combinamos este servicio con una labor pastoral y catequética en conexión con las parroquias y lugares de misión, en un intento constante de actualizar el espíritu y carisma de nuestra Fundadora.
Estamos presentes en tres Continentes: Europa, América y África, con un total de 57 Casas. La Congregación está constituida en tres Provincias, dos en América y una en Europa-Afrecha.
Origen:
La Congregación de Hermanas Franciscanas de la Purísima Concepción" nace como consecuencia de una tragedia humana: la famosa riada de Santa Teresa que tuvo lugar en Murcia el 15 de octubre de 1879. El río Segura inundó toda la vega murciana como jamás ha vuelto a repetirse, sembrando el luto y la desolación, causando graves daños personales y en los bienes de muchas familias.
Si bien su actividad se inicia en torno a una necesidad muy localizada y concreta, rápidamente su radio de acción llega allá donde la gravedad o la urgencia del hombre las reclama: donde hay un enfermo que cuidar o un anciano a quien atender. Así, en el año 1885, con motivo del cólera morbo, que tantas víctimas causó en las provincias de Alicante y Murcia, allí acudieron las hermanas. Cuatro de ellas se contagiaron y murieron a causa de la epidemia.
Madre Paula de Jesús, nuestra Fundadora:
Nace en Vera (Almería), el 2 de febrero de 1849, y debido a la pobreza y problemas familiares, muy niña la ingresan en la Casa de Misericordia, Cartagena (Murcia). Es allí donde se sentirá vocacionada para prestar ayuda a las niñas que han quedado sin padres y sin hogar en la riada murciana de 1879.
Junto con otras señoras inicia un tipo de vida comunitaria y fraterna, con una responsabilidad y dedicación tan abnegada al servicio de las huerfanitas, que pronto llama la atención de las gentes de Murcia y de la jerarquía eclesiástica. El entonces Obispo de Cartagena D. Mariano Alguacil, aconsejó al grupo de señoras a ponerse bajo la guía espiritual del franciscano P. Manuel Malo, de quien reciben el hábito y les dio la Regla franciscana y los primeros estatutos.
En vida de la Fundadora el Papa León XIII aprobó definitivamente la Congregación el 6 de julio de 1901, pasando a ser de Derecho Pontificio y en 1903 fueron aprobadas las Constituciones por el Papa San Pío X. Madre Paula falleció en Murcia el 18 de enero de 1913; el 14 de octubre de 1995 se abrió el Proceso Diocesano de su Canonización en Murcia y se clausuró el 11 de octubre de 1997, para continuarlo en Roma.
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Guatemala.
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FRANCISCANAS DE LA PURSIMA CONCEPCIÓN
http://www.planalfa.es/CONFER/boletin/Noviembre99/patrimonio.html
Emilia Herrera Flores, religiosa salvadoreña, ha sido elegida Superiora General de las Franciscanas de la Purísima Concepción. Esta Congregación fue fundada en Murcia en 1879 por Paula Gil Cano. En la actualidad, está presente en España, Cuba, México, Mozambique, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala. Su carisma es la atención a los pobres.
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En la página de las Franciscanas de la Purísima Concepción, además de una breve nota biogràfica (que reproducimos más abajo) se puede ver más sobre las actividades de esta congregación.
http://www3.planalfa.es/franciscanaspcm/
NUESTRA FUNDADORAPaula Gil de Jesús, es una mujer que nace en Vera, Almería, en el año 1849. Es de una familia pobre, con 5 hermanos. Su padre abandona la familia, y su madre, al no poder mantener a todos sus hijos, lleva a Paula a la casa de Misericordia de Cartagena cuando ella tenía 4 meses. Allí recibe educación humana y cristiana. Está allí hasta la edad de 30 años. Todo este tiempo lo ha pasado ayudando a las hijas de la Caridad, presentes en este orfanato, destacándose por su humildad, sencillez y amor a todas las niñas, especialmente a las más desfavorecidas y necesitadas, a las que atendía con mucha ternura y cariño. Desde joven siente la llamada del Señor para seguirle desde una vocación especial, la Vida Religiosa.
El 15 de octubre de 1879 aconteció en Murcia una gran catástrofe, ocasionada por la riada, llamada “de Santa Teresa”. Hubo muchos muertos, e infinidad de niños quedaron huérfanos. Dª Amparo Pérez, una señora distinguida y sensible a las necesidades del momento, con un grupo de señoras caritativas, van a buscarla para que colabore con ellas. Acude a Murcia a prestar ayuda a es@s niñ@s. Con el tiempo se van uniendo otras jóvenes que desean realizar esta labor, y empieza a caminar la incipiente Congregación de Franciscanas de la Purísima.
El espíritu franciscano en M. Paula existía desde siempre , ya que desde su infancia se observa en ella un estilo sencillo, pobre y humilde, no sólo por sus carencias económicas, sino sobre todo por su forma de ser; más tarde, en los inicios de la Congregación, es acompañada por el franciscano Manuel Malo y Malo, restaurador de la Provincia franciscana de Cartagena, que ayuda a M. Paula, e imprime en el Instituto el carisma franciscano que sintoniza con el estilo de Paula Gil.
Las hermanas van aumentado, a la vez que van surgiendo distintas necesidades en diversos pueblos de España, a los que se dirige M. Paula con las hermanas, para acudir en ayuda de los damnificados por catástrofes naturales, de los enfermos de cólera, ancianos y niños huérfanos y pobres.
Francisca Paula, tenía un espíritu itinerante y pronto para dar respuesta a las necesidades del momento, y que supo transmitir a las primeras compañeras con las que trabajaba y convivía. Cuando ya no eran necesarias en un lugar, marchaban a otro, y eran prontas en acudir donde había una necesidad que cubrir, y una lágrima que enjugar, como decía ella.
Su vida se mueve en dos pilares fundamentales:
a) su intima unión con Dios, (que le impulsaba a entregarse gratuitamente, y con mucho amor a los más necesitados), junto con su amor incalculable a María, a la que consideraba fundadora de esta Congregación.
b) su amor y entrega total hacia las hermanas de la Congregación, y hacia las personas a las que atendía.
Quiso asemejarse a Cristo pobre y crucificado, como
S. Francisco, y de hecho vivió pobre desde su nacimiento hasta
su muerte, y cargó con su cruz dando ejemplo de total
desprendimiento de sí misma y adhesión a la voluntad de
Dios, con un amor tal que es un modelo hoy día de seguimiento
de Jesús.
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En la siguiente página se da noticia de la dirección espiriutal de Manuel Malo Malo http://www.fratefrancesco.org/noticias/2004/11.htm
- Madrid: Franciscanas de la Purísima Concepción
El 5 de noviembre de 1879, hace 125 años, se fundó una obra benéfica en beneficio de los niños que quedaron huérfanos en Murcia por la riada del río Segura, la noche del 14 al 15 de octubre del mismo año. Ese fue el origen de la Congregación de las Franciscanas de la Purísima Concepción, fundada por Paula de Jesús Gil Cano. Bajo la guía espiritual de Manuel Malo Malo, ella y otras jóvenes dieron vida a una comunidad franciscana dedicada a atender a las niñas pobres, a los enfermos de cólera morbo, a los ancianos solos, a los damnificados de las inundaciones de Consuegra y a cuantas necesidades se iban presentando.
Con motivo de este aniversario, las Franciscanas de la Purísima están celebrando a lo largo de este año diversas actividades a nivel externo e interno, para revitalizar el carisma y su proyección en la Iglesia y en el mundo. De ese modo, quieren hacer partícipes del evento a las personas más allegadas a ellas y a los destinatarios de su misión, allá donde están presentes actualmente, es decir en España, Mozambique, Colombia, Panamá, Costa Rica, El Salvador, Gautemala, México y Cuba.