Ana Herrera Barba
narrativa, poesía e
investigación
Tomado de firm_ana@hotmail.com. 2007
Desde el alféizar. A Walläda
Tomado de firm_ana@hotmail.com
Ana Herrera Barba, nacida en Campillos (Málaga) y residente en San Pedro Alcántara. Diplomada en Magisterio y licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Málaga. En la actualidad es profesora de instituto (ESO y bachillerato) de Lengua Castellana y Literatura. Ha colaborado como directora en la representación de obras teatrales entre amigos y aficionados, así como en grupos organizados con sus alumnos. Con ellos ha preparado también numerosos recitales poéticos, participando en certámenes de teatro, narrativa y poesía. Realiza actividades de prensa-escuela (periódicos, revistas y el País de los Estudiantes) y es colaboradora en todos los proyectos lectores de la Biblioteca Escolar. A lo largo de su actividad profesional ha participado en tres Seminarios Permanentes y dos Proyectos de Innovación Educativa. Ha coordinado un Grupo de Trabajo. Ha realizado siete Cursos de Formación del Profesorado y participado en jornadas solidarias con causas sociales. Todas estas actividades están reconocidas por el Centro de Profesorado de la Costa del Sol o Marbella-Coín, la Delegación de Educación y Ciencias de Málaga y el Instituto Andaluz de Evaluación Educativa y Formación del Profesorado.
En 2001 recibe el segundo premio de poesía “José Mª Campos Giles” de Campillos con el poema “En el paladar del alma”. En 2002 obtiene el primer premio de poesía “José Mª Campos Giles” de Campillos con el poema “Amanece sobre mi piel”. En el mismo año, 2002, se le concede un accésit en el “III Certamen Literario Ágora” de Málaga con el poema “Pensamientos” – publicado por Ágora-. En 2004 obtiene el segundo premio en el “IV Certamen Literario de Ágora” con el relato “El perfil de una sonrisa” –publicado por Ágora-. En 2005 recibe el primer premio de poesía de la asociación “Al Alba” de Pizarra con su poema “Horas violetas”. Y en 2006 es galardonada con el primer premio de relato corto “Ochavada” de la ciudad de Archidona por su relato “El tren de Nadine”, homenaje a Cervantes, publicado en la feria del libro de Archidona 2007.
Ha impartido conferencias por diversas localidades de Málaga con los títulos de “Mujeres en la sombra”, “Rafael Alberti y María Teresa León en la historia del siglo XX” y “Mujeres y poetisas de al-Andalus” y participado en un Symposium universitario de la AEHM con la ponencia “María Teresa León, la gran olvidada”, publicada en Atenea (Universidad de Málaga). Ha realizado sesiones de lectura y recital. Es coautora del libro de relatos cortos “Breviario” de Alas. Ha publicado el ensayo “María Teresa León, la gran olvidada” en la revista literaria Liberlect.com. (y otros ensayos, revistas nº 8, 9 y 11) y colaborado con la revista “Mujeres al día” y “Almenara. Foro Social y Cultural”. Colabora, desde hace algo más de dos años, con la Cadena Ser Radio Costa del Sol en el espacio La Firma y Amicam radio Campillos, leyendo sus relatos, poemas, conferencias, manifiestos y analizando personajes femeninos de la historia. También es colaboradora de prensa en “Las Noticias” de San Pedro de Alcántara. Pertenece a la Asociación Alas por las Letras y las Artes (Málaga) y es presidenta de la Asociación Firmana por la Literatura y las Artes, que presenta regularmente el cuaderno poético “Firmanario”. Ha sido Secretaria de la Federación Provincial de Asociaciones de Mujeres de Málaga, Ágora, durante los dos últimos años. En 2005 impartió la conferencia “Hidalgos y mujeres de la Mancha cuatrocientos años después” – biografía de Cervantes y breve análisis de la mujer en el Quijote-, publicada en CD para la red de bibliotecas escolares por el Centro de Profesorado de Marbella-Coín y la Delegación de Educación y Ciencias de Málaga. Sus últimos trabajos: la participación en el Congreso Internacional “Avanzando hacia la igualdad” de la AEHM – Asociación de Estudios Históricos de la Mujer- de la Universidad de Málaga, con la ponencia “Mujer, historia y literatura” que se publicará próximamente. Es coautora de “Herótiko’s” de Alas, libro de relatos eróticos, presentado el 16 de febrero de 2006 en la Diputación de Málaga, y en distintos puntos de su provincia. Coautora de Walläda nº 6, colección de poesía de Alas, recientemente presentada en Málaga. En el Firmanario “A la sombra de la palabra”, ha novelado la biografía de Christine de Pisan.
Su vocación literaria se orienta hoy en día hacia la narrativa, la poesía y la investigación. Casi todos sus escritos versan sobre la figura femenina, que es protagonista indispensable en sus obras. Ha escrito ensayos, artículos, cartas literarias, poemas y relatos, y escritos de coferencias dedicados a la voz femenina de la Estela de Imhotep, Hipatia, Walläda, la princesa del Taj Mahal, Azahara, Christine de Pisan, Jane Austin... Acaba de terminar la novela corta “Con el viento de frente”, ubicada en el Sahara, y en solidaridad con el pueblo y las mujeres saharauis, y aún inédita.
(A una mujer del pasado, del presente y del futuro)
Desde un lugar de La Tierra, sigo XXI
Querida Desconocida:
Muchos días y muchas noches me separan de tu historia, pero hoy, como ayer, nos entregamos a la vida envueltas en una piel de mariposa, sensibles y con ansias de volar.
A veces miro las montañas inexpugnables del tiempo, que me impiden llegar a tí; entonces cierro los ojos y veo que sonríes con el alba, que te emocionas ante una puesta de sol o soñando con las estrellas. Que era la misma luna la que, noche tras noche, se convertía en confidente de nuestras historias de amor.
Hoy he tenido la dicha de escuchar tu voz: “Llevé la mano sobre el vientre y sentí la vida dentro de mí. Después apoyé la cabeza con agrado sobre el hombro de mi compañero que se mostró complacido. En las noches que siguieron nos sentábamos alrededor del fuego que calentaba la fría y oscura cueva. Pocos sabíamos del pasado y nada del futuro. Simplemente vivíamos”.
En ocasiones te he visto correr descalza, con el cabello desmelenado al viento, bajo la transparencia de tu túnica griega. Jugabas con la blanca espuma, gritando amor. Más tarde, sentí el llanto de la madre desconsolada cuando entregabas a tu hija al susurro de las olas.
Siglo tras siglo he llorado tu dolor y he aplaudido tu rebeldía. ¡Cuánto hemos luchado! En las puertas del siglo XXI aún pagamos nuestra libertad con lágrimas de sangre. Y de mujer a mujer del siglo XXI también a tí me dirijo, aunque no conozca tu rostro ni sepa tu nombre. Esta noche apagaré la luz y pensaré. Mañana será otro día. Me levantaré temprano, subiré a mi coche viejo y me iré a trabajar como millones y millones de mujeres de todas las ciudades del mundo, marionetas automáticas del gran teatro de la vida bailando un único son, marionetas en un planeta agonizante plagado de ciudades deshumanizadas. Encontraré a mucha gente en mi camino y no tendré a quien saludar. Después me enfrentaré a los usurpadores de almas, una especie de seres que quieren robar el alma ajena y construirse con ella un paraíso de honestidad que desconocen, porque, al fin y al cabo, ¿qué es un hombre sin su alma? Mas yo no dejaré que me roben la mía que tan fielmente está pegada a mi piel, y que por los poros de su inconsciencia, también de su voluntad, rezuma lealtad para con el prójimo y es la herencia que quiero dejar a las generaciones futuras, pues todavía, amiga mía, hoy por hoy, nos mueve la fe. La fe de creer en nuestra condición de mujeres abiertas al futuro, de mujeres que aman y saben ser amadas. ¿No es acaso el amor la rueda mágica que hace girar el mundo? Yo, como tú, me estremezco con los besos de mi amante. He tenido su fresca juventud y gozado con sus palabras de deseo. Ahora tengo el calor de su sonrisa y aún me conmueven sus ojos. Mañana, no lo sé, confío en su mirada.
Y a tí, ¡qué puedo decirte! He tenido noticias de tu muerte y he sentido la fuerza de lo imposible, pero no me resigno a cerrar la puerta. Sé que seguimos soñando. Tú allí, desde tu cielo; yo aquí, rodeada de esperanza, hasta que un día nos encontremos de nuevo en el silencio de la noche.
En fin, en este maremagnum de sorpresas que supone vivir día a día, en este universo de ayer y hoy, todas somos mujeres de carne y hueso con el alma tan blanca como la aurora que cada amanecer nos tiende su mano.
Mi recuerdo siempre para tí, querida desconocida.
Una mujer del siglo XXI
P.D.: Recuerda que tú, como yo, donde quiera que esté tu hogar o tu tiempo, siempre serás “la que lucha, la que sueña, la que llora y sabe despertar, la que presta su mejilla a los besos del amor, la que remonta con alas de águila el sueño de la vida”.
Hace unos día cayó entre mis manos un libro que contenía los diálogos sobre la vejes y sobre la amistad, “Laelius o De Amicitia”, de Marco Tulio Cicerón, el primer humanista de Roma, maestro de la oratoria, defensor de la justicia, de la ley y de la república romanas. Nació en el año 106 a J.C. en Arpiño, pequeña ciudad de La Campania italiana. “De Amicitia” fue escrita en el año 44 a J.C. cuando Cicerón contaba 62. Fue el año de su vida de mayor fecundidad, ciertamente asombrosa, en cuanto a producción literaria-filosófica. Tal era el respeto y la admiración que despertaba que César, pese a sus desavenencias políticas, lo trataba de “Cicerón imperator” y fue apodado “pater patriae”, padre de la patria.
Tras el asesinato de César, se firmó uno de los pactos más ignominiosos para la historia de Roma: Antonio, Lépido y César Octavio acordaron repartirse el imperio y asesinar a dos mil hombres de entre los más poderosos de la ciudad. El final de la lista lo cerraba el nombre de Cicerón. Cuenta Stefan Zweig en “Los momentos estelares de la humanidad” que, tras su muerte, le cortaron las manos y la cabeza y que ésta fue expuesta en la tribuna de los oradores, la misma desde la que Cicerón pronunciara sus inmortales discursos en vida. Continúa Pedro Font Puig, en su prólogo a la obra que referimos, que la cabeza fue enviada a Fulvia, esposa de Antonio, la cual la coge en sus manos, la pone entre sus rodillas, le estira la lengua y la atraviesa con una aguja. Pobres necios sus asesinos y Fulvia, pobre necia, si con ello creyeron que matarían la libertad de pensamiento. Seguramente consiguieron sus fines inmediatos, pero nunca conseguirían borrar al clásico, lo esencial humano de un filósofo, de un escritor que, aún hoy y siempre, seguirá proyectando un hálito de actualidad sobre sus palabras bimilenarias.
Solo César Octavio se hizo al final con el poder cambiando el curso de la historia de Roma al nombrarse emperador. Muchos años después encontró a un nieto suyo leyendo una obra de Cicerón. El niño, al verse sorprendido por el abuelo, rápidamente la ocultó. Y Octavio que, aún admirándolo, había consentido su muerte en pro de su ansía de poder, se la devolvió al muchacho diciendo: “Era un hombre docto, hijo mío, docto y buen patriota”.
Para que podamos hacernos un alcance de la grandeza de este hombre, sólo bastaría leer la citada obra, en la que el propio Cicerón, bajo el nombre de Lelio, dialoga con sus yernos, Fanio y Escévola, sobre el valor de la amistad. En ella nos exhorta a que antepongamos la amistad a todas las cosas humanas. Insiste en que sólo puede haber amistad entre los buenos y manifiesta su superioridad sobre el parentesco. ¿Qué cosa más dulce que tener con quien te atrevas a hablar de todo igualmente que contigo? ¿Cómo disfrutarías tanto en las prosperidades si no tuvieras quien de ellas se alegrase igual que tú mismo? También comunicando las adversidades al amigo se hacen éstas más llevaderas. Nunca debe uno pretender de un amigo algo que no sea recto, ni concederlo. Expone su deseo de servir y dar consejos al amigo. Que sean comunes entre amigos las costumbres, pareceres y voluntades. Entre las amistades hay que elegir a las firmes, estables y constantes. Hay también cierta desventura a veces necesaria en tener que deshacer una amistad, pero nada es más vergonzoso que hacer guerra a aquel con quien se vivió amistosamente y, por tanto, hay que evitar que las amistades se conviertan en enemistades de las cuales nacen querellas, injurias y ultrajes. Primero hay que ser bueno antes de pretender la bondad en los amigos. La amistad no ha de ser compañera de vicios, sino auxiliadora de virtudes. La amistad es la única cosa entre los humanos acerca de cuya utilidad todos a una voz consienten. Entre amigos hay que decir aún aquella verdad que amonesta y reprende: que el que amonesta lo haga con libertad, no con aspereza, y que el otro lo reciba con paciencia, no con disgusto. La adulación y la lisonja es vicio de hombres falaces que todo lo dicen para complacer y nada para decir la verdad.
En conclusión, la amistad está expuesta a muchos peligros – riquezas, poder, placeres, honores – y no deriva de la necesidad o la utilidad, sino de la naturaleza. La virtud es la que concilia amistades y las conserva y cuando se descubre su luz y se ve y se reconoce en otro, se recibe el resplandor que otro posee, con lo cual se enciende el amor y la amistad, pues una y otra palabra es derivada de amar: tener dilección por aquel a quien ames sin buscar utilidad; la cual, sin embargo, florece de la amistad aunque tú no la hayas buscado.
Un perfume de arrayanes, camomila y romero,
procedente del jardín,
envuelve el aire que respira,
y ella sueña, sueña...
Se sienta sobre el alféizar de la ventana,
reclinada en el muro de su silencio,
y contempla los campos solitarios de la niñez,
confesores de sus confidencias,
y las cumbres doradas en la lejanía,
Sésamo de sus delirios.
La tierra a sus pies
y ella..., en la cima del mundo.
El cabello ondulado,
templo de la tristeza,
acaricia los pechos desnudos
y su delicada mano reposa
sobre la blanca piel del pubis,
cerrado en noche profunda,
ocultando su intimidad a los ojos del deseo.
Siente los besos del amante
sobre los poros ardientes de su ser,
surtidores de pasión bajo la luna,
y se estremece...
De pronto vuela sobre los pasos del tiempo.
Quiere dejar su voz entre los ecos del poeta.
Y llora el esplendor de siglos pasados,
hoy sólo un bostezo de gloria.
Un perfume de arrayanes, camomila y romero,
procedente del jardín,
envuelve el aire que respira,
y ella sueña, sueña...
¡Oh mujer que otro día ocupará mi sitio en el alféizar!
(Poema dedicado a Wallada, última princesa Omeya del Califatode Córdoba, S. XI, poeta andalusí).
ANA HERRERA BARBA
Walläda nº 6. Edita: ALAS. Patrocina: Instituto Andaluz de la Mujer. Junta de Andalucía. ISBN-10:84-611-4140-7
Yo la amaba, la amaba desesperadamente, pero ella había rechazado mi proposición matrimonial, igual que hizo con la de todos sus pretendientes. A saber que hubiera pasado si Hipatia no hubiera reconocido el nombramiento de Directora del Museo, si no se hubiera entregado a la Biblioteca en cuerpo y alma. Probablemente yo no estaría aquí ahora corroído por los remordimientos, después de tantos años de vivir a medias la vida.
Aún recuerdo la cara de Teón cuando le anunciaron el nacimiento de la niña en aquel 370 d.C. Yo tenía apenas diez años y sé que aplaudió con fuerzas aquel regalo de la fortuna. “La educaré como a un varón. La llamaré Hipatia, pequeña rosa de Alejandría.” La niña creció bajo los cuidados y las atenciones del cariño paterno. ¡Cuánto amor y palabra de sabio por los corredores de su inocencia! Mi casa estaba cerca y podía ver sus ejercicios físicos por la mañana. A mediodía se dedicaba a tomar unos baños relajantes y al atardecer estudiaba ciencias, artes y música. El día que me comunicó su deseo de viajar por Italia y por Atenas no pude reprimir la emoción, pues mi amor por ella crecía a la par que su belleza y sus dotes de sabia. A su regreso, Hipatia conquistó con creces el corazón de la ciudad, pero aquellos tiempos difíciles no tardarían en volverse en su contra. El estupor y el miedo se apoderaron de mí cuando asistí horrorizado a su horrible final. Aquel grupo de fanáticos cristianos la arrancaron de su carruaje cuando iba a trabajar, rompieron sus vestidos y, armados con conchas marinas, la desollaron arrancándole la carne de los huesos. ¡Sus restos quemados, sus obras destruidas!
Han pasado los años y no puedo dejar de mirar al pasado. Era una bonita mañana del año 415 d.C. en la hermosa ciudad de Alejandría. Y murió la rosa.
2003 d.C. Prensa del día en la nueva Biblioteca Alejandrina:
“Papiro egipcio encontrado en recientes excavaciones. Historia de Hipatia, primera mujer científica y filósofa de Occidente lapidada y descuartizada en vida.”
“Nigeria: Amina Lawal, mujer nigeriana condenada por un tribunal de su país a morir lapidada en vida.”
Ana Herrera Barba
“Breviario” de Alas. Edita: Instituto Andaluz de la Mujer. DL: MÁ 8482-2003