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Hospital de Mujeres de Cádiz. Hospital de Nuestra Señora del Carmen (Cádiz)

Se inauguró el 16 de octubre de 1749.clausura del hospital en 1963 (Si bien en sus etapas finales no fue solo de "mujeres").


Tomado de http://cadizpedia.wikanda.es/wiki/Hospital_de_Nuestra_Señora_del_Carmen_(Cádiz)  Página vista el 6 de Julio de 2013. Donde se pueden encontrar Características arquitectónicas y más información texual y visual.

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En 1598 sólo existía en Cádiz un hospital llamado de la Misericordia, que se encontraba en la plaza pública. Atendía a todos los enfermos y heridos de la ciudad y de las naos que partían o arribaban al puerto de Cádiz, estando asistido por hermanos de San Juan de Dios. Contaba con 20 camas, de las cuales 10 eran para enfermedades de calenturas, 4 para convalecientes, 4 para heridos y 2 para mujeres, que resultaban del todo insuficientes para una población que se calcula para aquellos años en 10.000 personas. La situación se hizo insoportable pues siendo Cádiz puerto muy frecuentado y con gentes sin residencia en espera de su paso para las Indias, las mujeres enfermas y desvalidas morían con frecuencia en los portales de los edificios públicos.

Se cita el año 1634 como el inicio de las gestiones de lo que sería llamado Hospitalito de Mujeres. La beata Antonia de la Cruz andaría afanosa recogiendo y atendiendo a sus pobres enfermas en una casa dentro del Barrio del Pópulo alrededor de aquella fecha. Un ilustre miembro de la nación vizcaína, el capitán Diego de Aguirre, otorgó su testamento en Cádiz el 28 de abril de 1634. Se compró la capilla de los vizcaínos en la iglesia en construcción de San Agustín. Dos de los albaceas del testamento de Diego de Aguirre (Manuel de Iriberri y Antonio de la Yust) destinaron una serie de limosnas para remediar a las mujeres enfermas, comprando unas casas en la calle de la Carnicería del Rey, frente al corral de las comedias, donde establecieron un modesto hospital para la curación exclusiva de ellas.

 El Hospitalito y la Madre Antonia de la Cruz con sus terciarias del Carmen

Cuenta Fray Gerónimo de la Concepción que los gaditanos secundaron con sus limosnas la iniciativa de los vascos y que, después de realizar las obras necesarias, en el año 1657, siendo obispo Don Fernando de Quesada, se procedió a la bendición y dedicación de la Iglesia y Hospital con el título y advocación de Ntra. Sra. del Carmen,colocando en ella una imagen devotissima de esta Señora con asistencia y concurso de toda la Ciudad.

En el Hospital de Mujeres, hoy Obispado, se conserva una pintura de gran tamaño con el tema de Nuestra Señora del Carmen, atribuida desde siempre a Meneses Osorio, con la particularidad de representar en l azona inferior una escena narrativa: aparece la sala de las enfermas en sus camas y atendidas por dos beatas con hábito marrón y toca blanca. A la izquierda, en la puerta, se ven dos caballeros con capa y sombrero de ala ancha y, a la derecha, al fondo de otra puerta que sirve de punto de fuga al espectador, la figura de un clérigo con manteo y teja, sin duda el administrador y capellán del Hospitalito.

La Madre Antonia se preocupó también de proporcionar a sus enfermas una asistencia religiosa permanente y propia, fundando una capellanía para el administrador eclesiástico. La meritoria fundadora del Hospitalito, aunque apartada de sus obligaciones, siguió junto a sus enfermas y hermanas carmelitas hasta su fallecimiento. Las compañeras de la Madre Antonia continuaron con su obra caritativa agrupadas en un beaterio. Los prelados gaditanos consideraron esta casa como objeto de su atención y cuidado pastoral y nombraban a un eclesiástico como administrador y capellán, depositando en él la dirección inmediata tanto material como espiritual del mismo y de las beatas consagradas al cuidado de las enfermas.

 La laboriosa gestación del Hospital Nuevo de Mujeres

Pasaron los años y el Hospitalito de la calle Columela, esquina a la de Feduchy se hizo insuficiente para la cantidad de pobres enfermas que tenía que atender en el Cádiz de la segunda década del siglo XVIII, donde la población gaditana alcanzó la cifra de 70.000 habitantes.

Aunque obispo gaditano desde 1715 entró en la ciudad a gobernarla en 1717 el Excmo. Sr. D. Lorenzo Armengual y de la Mota, que había sido Gobernador del Consejo de Hacienda y Consejero de Estado. Con su caudal creó un mayorazgo anejo al título de Marqués de Campo Alegre y le agregó diferentes obras pías dentro y fuera de la diócesis y costeó la construcción de la Parroquia Auxiliar de San Lorenzo dotándola suficientemente. Antes de morir buscó un solar para la construcción del Hospital Nuevo de Mujeres. Hubo dificultades pero, al fin, encontró otro sitio cerca de la nueva ayuda de parroquia, tratando luego de comprarlo y prevenir los materiales para la construcción. Su fallecimiento se lo impidió y dejó el encargo a su hermana, Dª Jacinta, Marquesa de Campo Alegre, que dio poder al canónigo Cayetano de Vara el 14 de abril de 1733 para invertir 12.000 pesos en la compra de terreno y principiar la edificación. Se adquirió un sitio de 1.830 varas cuadradas frente a la calle de la Cuna, propiedad de las Monjas de Santa María, ante el escribano Francisco Pérez Angulo, por escritura del 30 de diciembre de 1733.

El canónigo Vera dirigió el 18 de julio de 1736 un memorial al Ayuntamiento solicitando permiso para dar principio a la fábrica, que comenzó el 10 de septiembre siguiente. No pudo hacerse la inauguración hasta trece años después. El Cabildo de la ciudad puso la piedra, que se sacó de San Sebastián y de Santa Catalina, y 16.000 ducados del reoctavo del vino, por lo que sus armas adornarían las enjutas de los arcos del patio principal del nuevo edificio. Pero no fue suficiente lo anterior, ni las aportaciones del pueblo y las reiteradas limosnas del obispo Fray Tomás del Valle. Se recurrió a Madrid y se concedió un censo de 90.000 reales por Su Majestad. El canónigo Alejandro de Pavía, director y administrador de las obras desde la primera piedra, marchó a Madrid en 1748, aunque se desconoce el resultado de esta entrevista.

El sobrino del Obispo Armengual, D. Bruno Verdugo, Marqués de Campo Alegre, y el canónigo Pavía suplieron de sus peculios particulares lo necesario para la inauguración del nuevo Hospital. El gasto total de la obra, incluidos los útiles, las camas, colchones, sacristía, hábitos y tocas de las madres y hermanas, etc., ascendió a la cantidad de 1.034.977 reales y 4 maravedíes de vellón.

El Hospital de Ntra. Sra. del Carmen es uno de los más bellos edificios barrocos de mediados del siglo XVIII, obra del maestro mayor Pedro Luis Gutiérrez de San Martín, más conocido como Maestro Afanador. Su amplia y ricamente adornada fachada y su patio de columnas toscanas con larga galería superior cerrada, sus cuatro amplias salas para las enfermas, la enfermería, las oficinas y dependencias para el administrador, las madres y hermanas, las empleadas y mozos, su iglesia, profusa y delicadamente revestida y adornada al gusto y al estilo rocalla de la época, su escalera imperial y otros detalles impresionaron el 16 de octubre de 1749, día de su inauguración.

Para colocar el Santísimo Sacramento en su iglesia se celebró en aquella fecha una procesión general que salió de laCatedral Vieja de Santa Cruz, con el Cabildo eclesiástico. Presidía el obispo, Fray Tomás del Valle y le seguían personas relevantes, las naciones extranjeras, el Comercio, los Tribunales y, por último, la Religiosa, Política, Cristiana, Nobilísima, Generosísima y Devota Ciudad de Cádiz, representada por su cabildo civil.

Período de esplendor

Instaladas las enfermas en una casa nueva y espléndida, dio comienzo la mejor etapa de la historia del Hospital de Mujeres. El antiguo Hospitalito de la calle Columela fue reformado y alquilado como viviendas particulares para engrosar el capital necesario para el sostenimiento y demás gastos de la obra pía. Afectados por los incendios de la Guerra Civil de 1936 fueron derribados sus muros y arcos para levantar una tienda de tejidos.

En 1773 se construyó en el Hospital nuevo la sala de convalecencia y, dos años más tarde, la sala de San José.

Decadencia del siglo XIX

Cuando Antonio Ponz visitó el Hospital de Mujeres del Carmen en 1791, escribió que casi podía decirse que superaba a los demás en la asistencia y aseo, tanto que pocas casas de particulares habría que le excedieran en este aspecto y poquísimas que le llegasen. Muy ajeno estaba el viajero a los cambios y deficiencias que pronto habría de experimentar la institución hospitalaria.

La Guerra de la Independencia, el Trienio Liberal y la Desamortización de Mendizábal con la etapa de gobierno progresista fueron otras tantas etapas de prueba para el Hospital del Carmen y sus esclavas enfermeras. El famoso obispo, Fray Domingo de Silos Moreno supo defender, ante el proyecto de la Junta de Beneficencia para unir los Hospitales de San Juan de Dios y del Carmen, su gobierno con respecto al culto en su Iglesia como al nombramiento del director.

La Iglesia Gaditana encontró una solución para mantener abierto el Hospital del Carmen, cuando la Ley de Beneficencia con sus recomendaciones y exigencias, y la angustia económica obligó al obispo D. Juan José Arbolí y Acaso en 1860 a la sustitución de las últimas religiosas esclavas del Carmen por una comunidad de Hermanas Terciarias Carmelitas de la Caridad. Procedían últimamente del Hospital Militar establecido en San Roque con motivo de la Guerra contra Marruecos.

El Hospital de Mujeres fue testigo y sirvió de ayuda en los acontecimientos difíciles que vivieron la nación y la ciudad, como son las epidemias de la segunda mitad del siglo XIX, sobre todo la de cólera de 1885, el Desastre del 98 con el retorno de los soldados enfermos y heridos de Cuba, Puerto Rico y Filipina, la Guerra de África y la Guerra Civil, que convirtió el centro en hospital de sangre de retaguardia.

El edificio sufrió en 1909 el hundimiento del salón principal junto a la fachada, que causó la caída parcial de las bóvedas de la iglesia. Este contratiempo sirvió para restaurarlas espléndidamente por el obispo Manuel Rancés y Villanueva(1842-1919). La demanda de servicio hospitalario motivó la ampliación interior del centro con nuevas dependencias de enfermería y demás oficinas en torno a un patio más, ajustándose al estilo del histórico y artístico Hospital de Mujeres.

La falta de medios económicos obligó al obispo Antonio Añoveros Ataún a la clausura del Hospital de Mujeres en1963, al traslado de las carmelitas de la Caridad al Hospital de San José de la cercana población de San Fernando y al destino de las rentas para la dotación de dos camas en el Hospital de San Juan Dde Dios, adaptándose el edificio a los fines y usos de Casa de la Iglesia, en los que perdura hoy.

En 2007 se (..comienza...) la restauración de la Iglesia del Hospital,...