Escritora y Maestra (Villa del Río, Córdoba)
Tomado de la página http://www.isabelaguera.com/index2.htm ISABEL AGÜERA ESPEJO-SAAVEDRA. El Personaje. Visitada el 6 de agosto de 2008
Isabel Agüera Espejo-Saavedra nació en Villa del Río, provincia de Córdoba, en el seno de una prestigiosa familia de ascendencia literaria por parte materna. Tercera de nueve hermanos, desde muy niña, destacó por su afición a los libros, así como su gran facilidad para narrar y escribir cuentos y poesías, recibiendo sus primeros premios cuando sólo tenía nueve años.
De igual forma y a muy corta edad mostró una gran vocación por el magisterio, siendo una de sus grandes precocidades la enseñanza de la lectura a niños pobres a los que protegía y convertía en alumnos favoritos.
De ahí que Isabel, refiriéndose a su infancia, diga: Nací maestra y escritora. Y estas dos grandes vocaciones las materializaba en organizar teatrillos por las casas del pueblo, cuyos guiones inventaba y compartía con pequeños de su edad a los que dirigía e ilustraba.
Con referencia a su padre dice: “Mi primer maestro, mi mejor maestro fue siempre mi padre, pedagogo por naturaleza que dedicaba cada momento del día a educarnos y enseñarnos a ser personas cultas y refinadas en todo y para todos. Mis seis hermanos y yo éramos constante objeto de su atención que era estricto en urbanidad y conocimientos”
Isabel se escolarizó por primera vez en el Colegio Franciscano de la Divina Pastora de rancio abolengo en el pueblo. De sus años en este colegio, Isabel guarda recuerdos entrañables que recrea en sus novelas. Más tarde se trasladó a Córdoba al internado que la Institución teresiana tiene en la Plaza de la Concha donde terminó bachiller y curso Magisterio.
ISABEL AGÜERA, MAESTRA
Ilusionada con el espíritu de la Institución y sobre todo con la vida de sus fundadores, Pedro Poveda y Josefa Segovia, ingresó como aspirante en dicha Institución en la que permaneció unos años, hasta que, por razones de salud, se vio obligada a abandonar.
Tras lograr plaza por oposición, su primer destino provisional lo obtuvo en la unitaria número 5 de Palma del Río, correspondiente a una zona marginal del pueblo donde ejerció un auténtico apostolado, no sólo con las setenta alumnas que diariamente asistían a su aula, sino atendiendo, sin horario y sin medida, a la pobre gente de aquella zona en sus muchas necesidades, tanto materiales como espirituales y culturales.
Al año siguiente logra destino definitivo en una aldea de Córdoba: Fuente Carreteros. La estancia de Isabel en aquel rincón, olvidado entonces, fue de lo más prolífero que se recuerda en aquella aldea: teatro con niños y adultos, exposiciones, carrozas, visitas diarias a los enfermos, excursiones, actos religiosos de lo más variopinto y que pasaban desde la organización de un coro, cuyo armonio llegó a tocar de oído, hasta procesiones por las calles de la aldea y un largo etcétera imposible de enumerar. En la obra “Quisco mi amigo”, inspirada en un pequeño deficiente y que ubica en la aldea, Isabel termina diciendo: “Si puedo saber que he vivido es porque en mí siguen vivos los sonidos de la aldea”.
Un año después, y dado que las comidas de la aldea, basadas casi exclusivamente en derivados del cerdo, le ocasionaron grandes problemas digestivos, pidió traslado que consiguió en un pueblo de la provincia de Jaén, Villa Nueva de la Reina. Con referencia a los cuatro años que permaneció allí, Isabel dice en Memorias de una Maestra: Fueron aquellos años la Edad de Oro de mi magisterio. Años en los que según cuenta Isabel no salía del aula en todo el día, ya que, terminado el horario escolar permanecía allí atendiendo a jóvenes que acudían a bordar sus ajuares o a recibir clases de lectura y escritura.
No hubo nada ni nadie que no participara de los infatigables trabajos de Isabel por extender su magisterio: Teatros con niñas que enloquecían al pueblo que acudía masivamente al cine donde se repetían las representaciones. Teatro con adultos que, día tras día, en las noches, ensayaban en la casa de maestros que Isabel compartía con otras compañeras. Teatros que trasladaban a pueblos de los alrededores, y cuyos beneficios tenían como destino el arreglo de la parroquia. Carrozas ganadoras de Concursos provinciales, Coro de adultos y niños, Catequesis, Excursiones culturales en camiones a fin de que las alumnas conocieran lugares y monumentos. Clases particulares a alumnas que destacaban y que gratuitamente les preparó el bachiller. Hoy por hoy, todas, con destacadas carreras, reconocen, y agradecen, haber sido Isabel quién las puso en camino de ser lo que son.
En aquel pueblo conoció al que pronto sería su marido, hombre –dice Isabel- sencillo, afectuoso, abierto, divertido… Tras veinticinco años de matrimonio y tres hijos, falleció a muy temprana edad. “Para mí, sin él –dice isabel- el mundo se quedó vació”.
Para poder participar en concurso de diez mil habitantes y de cara a obtener plaza en Córdoba, donde trabajaba su futuro marido, Isabel tuvo que concurrir al Concurso de traslados, consiguiendo de nuevo, plaza en palma del Río y esta vez en una micro escuela y con más de sesenta alumnas.
Difíciles años aquellos que Isabel califica de indescriptibles por las numerosísimas dificultades: falta de medios económicos que sólo le permitían mal vivir con su marido y primera hija, en una habitación con derecho a cocina,. Enfermedad renal de su marido que no sólo le impedía el trabajo sino que precisaba de la atención constante de Isabel que para nada dejó de simultanear con múltiples y variopintas actividades extras en el aula, en la parroquia, en el barrio…
Al fin, y muy a su pesar, pero obligada por la enfermedad de su marido, en el 1970 logra plaza en Alcolea en el recién estrenado, entonces, Centro escolar Joaquín Tena Artigas. Isabel consigue comprar un pequeño piso en la incipiente, en aquellos años, barriada de Fátima. Allí permaneció diez años, dos de los cuales, y a instancias de la inspección, pasó dos en Córdoba en Comisión de Servicio, a fin de colaborar en la puesta en marcha de nuevos Centros: Santuario y Aljosami.
En estos diez años, y ya con tres hijos, Isabel multiplicó sus actividades a favor de la escuela: Exposiciones espectaculares a finalizar los Cursos, Belenes vivientes en los que participaban todos los alumnos, atención individualizada a numerosos alumnos problemáticos de cuyas experiencias y resultados hay buena cuenta de ello en sus obras, Periódico Escolar, Reuniones de Padres que auguraban las primeras Asociaciones, y un largísimo etcétera, al tiempo que comenzó su reciclaje mediante los primeros cursos que se impartieron para tal fin en Córdoba.
En el 1979 logra destino en Córdoba, en el Colegio Público Averroes donde permaneció hasta su jubilación, tras veinte años de ejercicio.
En estos veinte años, Isabel ha protagonizado Videos Pedagógicos que Procono televisaba en directo desde su aula, a fin de entrar en los hogares, ha coordinado Seminarios con gran participación de maestros, tanto de Creatividad como de Lenguaje, ha impartido Cursos de Creatividad y Lenguaje, Plásticas Creativas, Educación Infantil, etc. en Escuelas de Verano de toda nuestra geografía autonómica y Nacional; ha sido ponente de numerosos Congresos; Conferenciante en Centros Educativos a distintos niveles, pasando por la Universidad de Córdoba y Sevilla; ha protagonizado programas de radio, presentación de libros, tertulias literarias y pedagógicas: propulsora y fundadora de la Asociación Nacional de Maestros Jubilados, etc. etc.
Hablar con Isabel de su trabajo en la escuela –decía el bien recordado y fallecido Ambrosio Pulpillo, inspector y gran amigo de Isabel- es como recibir la impresión de un torrente que se nos desborda en trabajos, ilusiones, experiencias, creatividad, vocación sin límites, al tiempo que una vida repleta de espinas que ella iba tratando de convertir en rosas….
Los testimonios escritos, tanto por alumnos, padres como por inspectores, en los que se halaga la gran labor pedagógica y humana de Isabel Agüera en lo que sobrepasó su trabajo profesional, son incontables. Un grupo de antiguos alumnos dicen de ella: Isabel no fue maestra de lápiz y papel; ella fue maestra de sueños, con ella todo era sencillo, divertido, alegre... Todo se aprendía de otra manera...
Un alumno, Francisco Cortés, hoy con dos brillantes carreras universitarias, dice: Yo no recuerdo a Isabel como maestra. La recuerdo, eso sí, como amiga, pero sobre todo como persona...
Testimonios escritos de centenares de maestros, asistentes a sus Cursos, son a juicio de Isabel su mejor legado
No obstante, esta increíble mujer, esta incansable y trabajadora mujer, sin tregua, fiel al lema de su vida, a las seis en punto de cada mañana ya está lista para el trabajo, gozando al mismo tiempo de los amaneceres que en palabras suyas son su reto con la vida. “La existencia –dice- es tan sólo un paseo por el transcurrir de los momentos en los que hay que ir sembrando ilusión y amor. No quiero perder ninguno porque deseo que mis ojos se cierren un día plenos de amaneceres y ocasos” -
Y así, su vida, momento a momento, ha sido, es, un crear ilusión, amor... en cada palabra, sonrisa, gesto... Pero sobre todo la vida de esta de esta villarrense tiene nombres propios: trabajo, creatividad, ilusión…
ISABEL AGÜERA ESCRITORA
Si el magisterio de Isabel Agüera sorprende a cualquier observador acerca del conocimiento humano y de su capacidad de rendimiento, su vocación literaria no lo es menos, dado que, desde niña, simultanea ambas vocaciones que caminan de la mano convergiendo en una inconmensurable obra dedicada, tanto a adultos como a padres, profesores, niños y jóvenes: Unas cuarenta y cinco obras editadas, reeditadas, traducidas muchas de ellas lo avalan
Investigadora incansable de temas educativos y escritora por vocación y profesión, lleva toda una vida tanto de actividades pedagógicas como literarias. ¡Largos y duros años simultaneando ambas actividades!
Su Primera obra, “Buscando en la vida” fue galardonada con el premio Blasco Ibáñez y editada el año 1979. De esta obra se han hecho varias reediciones.
En el 1980, fue publicada por Ediciones El Almendro, el premio Ciudad de Villa del Río, -otorgado en el 1974- la obra titulada “Tengo derecho a vivir”.
En el 1985, la Novela Sol de Otoño
Un año después, Edelvives edita Quisco, mi amigo, hoy en séptima edición.
Y a partir de entonces la publicación de obras de Isabel Agüera ha sido imparable, dándose el caso de tres y hasta cuatro obras en el mismo año y por editoras nacionales. En el presente curso, todo un record: siete nuevos títulos.
En la actualidad el número de obras editadas, reeditadas y hasta traducidas a varios idiomas asciende a más de 45.
Su obra está muy extendida y valorada por Latinoamérica, cuyos ministerios de Educación y Cultura las adquieren para Bibliotecas y Centros Escolares.
La Obra de Isabel Agüera impresiona, no sólo por el número de títulos publicados - en palabras de un gran amigo de la escritora - sino sobre todo, por la auténtica biblioteca de sus obras inéditas, casi imposible de enumerar.
El fallecido Ortiz de Lanzagorta, en el CORREO DE ANDALUCÍA, comparó a Isabel Agüera con la escritora Gabriela Mistral. Matías Prats, en el Diario CÓRDOBA, le dedicó numerosos y entrañables artículos, así como González Ripoll, Carlos Muñiz, etc
ISABEL AGÜERA TIENE ACTUALMENTE LAS SIGUIENTES PÁGINAS WEB:
http://isabelaguera.eresmas.com
EN UNA DE ELLAS COORDINA UN FORO DE GRAN NÚMERO DE PARTICIPANTES DESDE EL CUAL PROYECTA, AYUDA, TRABAJA EN UN PRESTIGIOSO TALLER DE PEDAGOGÍA Y ESCRITURA