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PETRA ÁLVAREZ RODRÍGUEZ

Activista social en la guerra civil y bajo el franquismo. Almería 1920-2013. Con su nombre en 2018 se funda una asociación para la memoria histórica

Almería 1920-2013. Actista social. Comunista. Repremidas y luchadora bajo el franquismo. Luchadora en la guerra civil, contra el franquismo y siempre por la clase obrera

Petra Álvarez Rodríguez

Tomado de la página de Facebook Asociación Memorialita Petra Álvarez, entrada del 11 de junio de 2018.

Por Sofía Rodríguez López. Madrid, 9 de mayo de 2018.

PONER FOTO DE PETRA Y, VER SI LA DE CARRICONDO. 


Nace en el almeriense barrio de El Diezmo el 4 de julio de 1920. Creció en una familia dedicaba a la floricultura. Su abuelo tuvo el primer vivero en la Avenida de la Estación, aunque su padre -Rafael Álvarez Fernández- y hermanos mayores, se encargaban del cuidado de otra huerta en Los Molinos, mientras su madre -Francisca Rodríguez Martínez- vendía flor cortada en la plaza de abastos. Cuando acudían al trabajo, dejaban a los menores al recaudo de las monjas del manicomio, bajo la obediencia de Sor Petra Román Otegui, a quien ella debía su nombre. Allí Petra mostró muy pronto su rebeldía política, enfrentándose a las monjas por su falta de religiosidad y la exhibición de la bandera republicana. Siendo la quinta de ocho hermanos, Petra tuvo que dejar las clases con sólo ocho años y hacerse cargo de los más pequeños, Antonio, Pepita y Alberto, a quienes llevaba a estudiar a la Carretera de Granada.

En cualquier caso, todos ellos destacaron por las convicciones republicanas del abuelo Antonio, siendo su militancia de izquierdas muy temprana. Entre los mayores, Carmen fue encarcelada por sus ideas anarquistas. A su salida de prisión consiguió trasladarse a Sevilla y reunirse allí con su marido, que se hallaba entonces en Senegal, donde terminaron marchando para pasar luego a Venezuela y Panamá. Le seguían después Rafael, Paquita, Elvira y la propia Petra.
En su casa recibían varios periódicos comos Tierra y Libertad, y el Mundo Obrero que conseguía en la Plaza Duimovich y ella repartía en la puerta de la plaza: “¡Mundo Obrero! Órgano Central del Partido Comunista”. Durante la guerra, Petra se mantuvo cercana tanto de las Juventudes Libertarias, con las que simpatizaban sus hermanas y amiga Encarnita Magaña, como a la Unión de Muchachas antifascistas, controlada por el Partido Comunista, aunque nunca llegó a afiliarse a ninguna organización política. Sí que acudió al frente a llevarles comida a los milicianos de Pitres y Vélez de Benaudalla.
Cuando los bombardeos amenazaban los barrios más pobres de Almería, todas acudían al refugio antiaéreo del manicomio, ubicado cerca de la casa familiar que le confiscaron en 1939, obligándolos a refugiarse en el corral de la burra.
Su hermano Rafael, afiliado a la FAI, se fue voluntario con 23 años al “Batallón Floreal”, junto a su amigo José Hernández Ojeda (el marido de Encarnita Magaña). Ambos tenían una fotografía de Buenaventura Durruti y Enrique Malatesta, y Rafael combatió más tarde en el frente de Teruel. Al término del conflicto fue conducido al cuartel de la Guardia Civil de Gérgal y poco después al Ingenio, de donde salió en el camión conocido como “la leona” para ser fusilado en las puertas del cementerio de Almería.
Poco antes, Pepe Hernández condujo a Encarnita Magaña hasta la casa de los Álvarez para esconderse. Allí se encontró con una segunda familia, comprometida con sus mismos ideales. Petra colaboraría incluso en la divulgación del “parte inglés” -los comunicados de la BBC sobre la marcha de la II Guerra Mundial- entre sus conocidos y los presos políticos. A su madre se lo hizo llegar en la puntilla de unas zapatillas, envueltas con esparadrapos.
Tras el definitivo encarcelamiento de Encarnita en 1941, Petra acudió al domicilio de ésta en la Calle Granada, de donde se llevó las dos máquinas de escribir con las que transcribían “el parte inglés”, para deshacerse de ellas y toda la documentación comprometedora en la Estación Sismológica ubicada en el Barrio de Los Ángeles.
A partir de entonces y durante demasiados años, la Guardia Civil obligaría a Petra a presentarse varias veces al día en el cuartel de Vicente Carricondo Herrera. Los delatores del Barrio Alto, como Antoñico “El Confitero”, la denunciaban continuamente a Falange, condenándola a maltratos continuos. En uno de sus encuentros, Carricondo la empujó contra un banco de granito y perdió un pecho, porque los facultativos que la atendieron en el Hospital Provincial le pedían un dinero que Petra necesitaba para atender a sus presos: sus padres, otras tres hermanas y su cuñada… que en 22 horas perdieron a tres de sus hijos en la misma cárcel por hambre. Otro enfermó de difteria y aunque Petra lo llevó a la consulta de don Antonio Herrera, en el mismo autobús de vuelta se le murió con cinco años.


Vicente Carretero se significó en la represión de Petra Álvarez Rodríguez

Foto  Foto del Blog de la Asociación  retirados de la Guardia Civil de Tráfico. Vista Junio 2018

Con toda su familia entre rejas y sin ayuda de nadie, por el miedo de sus propios vecinos y correligionarios a acercarse a una gente tan señalada, Petra se vio obligada a acudir a la tienda-asilo, donde las monjas les daban arroz, lentejas “con cocos” y fideos con boquerón, por Semana Santa”, que hizo enfermar a los pequeños y Anita, la hija de su hermano Rafael. También tenía que guardar algo para llevar hasta Gachas Colorás, donde se encontraban su progenitora y hermanas, Carmen, Paquita y Elvira. Esta última llegó a recorrer hasta siete penales, acusada nada menos que de irse al frente con el General Miaja. Su cuñada se encontraba en mejor situación, por ser madre lactante. La mayor, doña Francisca Rodríguez, permaneció allí tres años, al cabo de los cuales salió desterrada hacia Viator, donde estuvo otro año más con su marido, pero sin sus hijos, y es que en el expediente militar que les instruyeron a ambos, fueron acusados de “engendradores de monstruos”.
Las penalidades por las que tuvo que atravesar Petra en los momentos más duros del hambre y la represión de posguerra son incontables. Siempre según su propio testimonio, la condujeron hasta tres veces al cementerio con una manta para simular su fusilamiento y reírse de ella… Antonio Pérez, miembro de la Guardia Civil de Los Molinos era quien solía amenazarla con el “paseo”, mientras la subían al coche y la dejaban allí tirada de madrugada. También la pelaron dos veces, una más que a su propia madre, a quien “El Caracolero”, Juanico “el de Alhama”, le puso un lacito rojo con un poco de alquitrán para ridiculizarla…
Cobijados en el corral, pero sin cartillas de racionamiento, burra, ni carro, Petra tuvo que meterse en una casa a trabajar para comer y dar parte de los restos destinados a las gallinas, a sus pequeños Antonio y Alberto, que seguían descalzos y muertos de hambre. También estraperlaba con harina de maíz, con panizo tostonero, con patatas o acelgas de los hortelanos que conocía. Entraba en la iglesia del manicomio y se llenaba los bolsillos de las algarrobas del mulo para llevárselas a sus niños…
…Las estrategias de resistencia y gestos de oposición política de Petra Álvarez y sus hermanos son incontables y cargadas de anécdotas, que no vamos a reproducir aquí, pero que merecen un total reconocimiento histórico, como símbolo de tantas familias condenadas por su ideología por la dictadura franquista…
Cuando la situación económica de Almería mejoró, gracias a la colonización agraria, el padre de Petra y sus hermanos menores, que seguían solteros, recuperaron el negocio familiar y pudieron recomponer su precaria situación gracias a que la dictadura necesitaba de sus flores para sus ritos religiosos y la Semana Santa… Incluso entonces Petra se negó a poner los ramos en la cruz de los caídos que encargaba Carmen Góngora y la Sección Femenina.
En la clandestinidad de los años centrales de la dictadura, Petra siguió recibiendo el Mundo Obrero desde Barcelona y distribuyéndolo, como otrora el Parte Inglés, entre sus conocidos de Almería y Granada. Quien la puso en contacto fue “un amigo”, Pepe Lores -pareja de su hermana Elvira-, con quien dio su primer viaje a Barcelona con 19 años… “era yo muy jovencilla y muy guapilla… Entonces fue a la Cárcel Modelo con dinero y una documentación que le tenía que entregar por conducto de Antonio Mota, un joven que vivía en Las Chocillas y acabaría suicidándose… Paco Lores Blanes -hermano de Pepe y vecino también de Los Molinos - se convertiría, en cambio, en su pareja y el padre de su hija, aunque ese tema era muy duro de narrar para Petra. Él se esfumó en un barco inglés el 24 de agosto de 1941, tras pasar un tiempo en la cárcel, y rehízo su vida formando otra familia fuera de Almería. Petra perdería también a su hija poco después, con 14 meses.
Próxima ya la Transición, se vinculó con su hermano Alberto al Partido Comunista. Asistió con otros compañeros de Almería al entierro de Pasionaria en Madrid, a quien le llevó rosas rojas, al homenaje que le hicieron por su aniversario en el Palacio de los Deportes, e incluso acudió con Simón Sánchez Montero a la fiesta del PC. Y ella remarcaba que siempre trató de convencer a su gente de la necesidad de mantener a las izquierdas unidas, mostrando con su propia trayectoria vital, era posible conciliar a todos los antifascistas.
Sofía Rodríguez López
Dra. Historia Contemporánea
Madrid, 9 de mayo de 2018


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