Villaviciosa (Córdoba) 1908. Getafe (Madrid). Maestra, Institutriz, Represaliada por el franquismo. Comunista.
Artículo tomado del sitio “Unidad Cívica Por la República” http://www.unidadcivicaporlarepublica.es/nuestra%20memoria%20web%202009/laura%20contreras.htm Visto el 26 de diciembre de 2015. Enlace facilitado por Cesar Fernández Le Gal, familiar de Laura.
AL norte de Córdoba, donde los viñedos anteceden a la tierra
oscura y los caballetes del carbón se oxidan al sol, la tea de las
revoluciones campesinas estaba ya prendida para el inicio de un siglo
de intensa actividad política en la que tendrían un fuerte
protagonismo nombres y figuras de la capital y la provincia. Corría
el año 1908, Sánchez Guerra preparaba su cartera de Fomento en
Madrid con Eduardo Dato, y Julián Contreras Muñoz se asentaba en su
plaza de veterinario en Villaviciosa, cuando el lagar del Guadiato no
era aún la costa de recreo de esa comarca. Allí, contrajo
matrimonio con Rosa Fernández Carretero, de familia de
terratenientes, que nunca ejerció como tal, y cuya belleza sólo era
comparable a su bondad. Los jóvenes, unidos por su sensibilidad para
con la clase obrera, pronto se unieron, también en matrimonio, de
espaldas a la burguesía local. Se instalaron en una de las casas que
conformaban su considerable patrimonio y en ella nacieron Concha,
Laura, Micaela, Dorotea, Carmen, Asunción, Juan y Rodrigo,
impregnándose de la sencillez que hacía de la familia seres de
modales y actitudes excepcionales. La mayoría de los hijos optaron
por la noble tarea de enseñar al que no sabe, aunque sólo la
segunda de las hijas consiguiera obtener el título de maestra, en
tanto Carmen y Rodrigo vieron truncada su carrera por el golpe de
Estado de 1936.
Laura Contreras Fernández había nacido en
Villaviciosa el 30 de Junio de 1908; a los 23 años la Escuela Normal
de Magisterio de Córdoba le entregó su diploma, y un tiempo después
obtuvo por oposición la plaza de Maestra en Fuente-Tójar, en donde
permaneció durante el curso 1934-35, para regresar luego a su pueblo
natal. Allí había dejado ya la fama de activista política que le
valdría el alias de la "segunda Pasionaria", presente en
la memoria de los más viejos que, todavía en los años 80, la
recordaban entre banderas negras y rojas alzando la tricolor de la
República por las calles de Villaviciosa; posiblemente influida por
aquel 12 de Abril que marcara en Córdoba la llegada de Jaén
Morente, acompañado de Ruíz-Maya, al Gobierno Civil el día 14, y
la manifestación masiva en la que participó la Escuela de
Magisterio, de la que aún era alumna. Antes o después, había leído
Los Miserables y a Victor Hugo "culpó" de su despertar, si
bien toda la familia sintió y se comprometió con los más
desfavorecidos.
Su apuesta por la Escuela Libre de Enseñanza
chocó con los viejos poderes y encandiló a la nueva savia de
docentes. Su presencia dejó una honda huella en los diferentes
pueblos donde ejerció, y especialmente en Fuente-Tójar, que la hizo
suya en el libro Mujeres Cordobesas, su contribución al Patrimonio.
En él, dice el cronista Leiva Briones que los niños adoraban a doña
Laura, la amante de la República "que no permitía que a las
niñas ricas les llevaran los bocadillos sus criadas a la escuela",
por la sencilla razón de que otras pasaban hambre, y eliminó la
asignatura de religión de sus clases. Cuenta también que sus
pupilas no olvidaron sus canciones, a pesar de silenciarlas a partir
de 1936. Aquel año, Fernando Muñoz Carretero, primo de Laura y
alcalde de Villaviciosa fue asesinado tras la reunión-encerrona del
sábado de julio. El 8 de Octubre de ese mismo año la desgracia
entró en casa de los Contreras-Fernández, casi a la par que el
bombardeo y los gritos de las mujeres ante la llegada de las tropas
moras. La familia huyó hacia Espiel; el padre prefirió analizar la
última partida de leche que repartiría el Comité Revolucionario
antes de partir, pero lo acribilló la avanzadilla marroquí en la
calle La Colá. Pasaron cinco días antes que una samaritana lo
cubriera con una manta y se perdiera su rastro. Laura, al conocer la
noticia, se afilió al PCE en Villanueva de Córdoba. Y buscando el
rastro de su hermano Juan, halló una carta de ella en el archivo del
Ayuntamiento de Espiel allá por los 80. En el sobre azul pálido,
bajo el tampón del general, una nota en rojo rezaba: "¡Ojo!
Destacada marxista apodada la 2ª Pasionaria. Escupió al paso del
Ejército de Salvación". Ya en su pueblo se presentaba
diariamente a la Guardia Civil, antes de ser encarcelada en Córdoba
durante tres años, y después en Las Ventas. La ausencia de delitos
de sangre propició su excarcelación. Inhabilitada para el ejercicio
de la docencia y desterrada del pueblo -donde a la familia se le
incautó todo-, trabaja de institutriz con un importante político
catalán, dedicándose altruistamente a dar clases y cursos a las
prostitutas y a las presas hasta que la constante persecución
franquista la anima a huir a Francia. Lo hace a pie, por los
Pirineos, con Antonio Lizaga, un capitán de aviación del que no se
separaría, y con el que tuvo a su única hija, Laura.
En 1976
regresó a su pueblo con casi 70 años, un Seat 127 amarillo y una
bandera republicana. Sobre los primeros escenarios de la libertad,
volvieron a escandalizar y seducir sus planteamientos progresistas,
siendo elegida teniente de alcalde de Urbanismo por el PCE en el
primer Ayuntamiento democrático de Villaviciosa. Ya había muerto su
compañero "como del rayo" durante una corrida de toros en
Madrid, donde acabaron también los días de Laura junto a su hija. A
la maestra la enterraron en Getafe, mirando al Sur que siempre añoró,
rodeada de coronas, amigos y familiares. No hubo misas ni clérigos;
sí grupos de religiosas, compañeras en su labor, lamentando que
Laura "equivocara" su profesión de monja con su vocación
de libertaria.