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Vicenta Maturana y Vázquez (Celmira)

Cádiz 1793- Alcalá de Henares ,Madrid,1859. Poetisa, Novelista

2 Referencias

1) Vicenta Maturana y Vázquez por Francisco Arias Solis

Tomado de http://blogs.eldiariomontanes.es/franciscoarias/2007/12/29/vicenta-maturana-francisco-arias-solis/ página vista el 6 de Julio de 2013.

29 de diciembre de 2007.

VICENTA MATURANA Y VAZQUEZ Celmira
(1793-1859).
“Soy mujer, y también tengo
mi malicia sin segunda,
y como hijita de playa
algo de sal en mi pluma.”
Vicenta Maturana.
LA VOZ SALEROSA DE UNA ROMANTICA.
“Cádiz fue su cuna -escribía Adolfo de Castro y Rossi, escritor gaditano y director del Diario Constitucional de Cádiz-; Cádiz, donde la vivacidad de ingenio no es mérito, sino naturaleza…”.
Vicenta Maturana y Vázquez nació en Cádiz el 6 de julio de 1793. La carrera militar del padre, Mariscal de Campo, Caballero de la Orden de Calatrava y director general de Artillería, determinó el futuro de la niña, que tuvo que sufrir los inevitables traslados familiares impuestos por los sucesivos destinos del padre. A los cuatro años tuvo que abandonar su ciudad natal para residir en Madrid, donde recibió una educación fuera de lo ordinario en esa época. Estudió lengua francesa, baile y dibujo. En 1807 vivía con su familia en Sevilla, donde era llamada la Terpsícore del Betis, por su destreza en el arte de la danza.
Siendo todavía niña, escribía pequeños poemas y, según Adolfo de Castro, hubo de enfrentarse a la oposición de sus padres, que no consideraban fuera éste, un pasatiempo adecuado para una señorita. Ella misma, en el prólogo de su libro Ensayos Poéticos, confiesa su afición decidida por la poesía pero dice: …”afición que no ha sido de ningún modo cultivada, me he dejado dominar de ella para pintar mis propios sentimientos”.
En 1809 (sic) murió el Mariscal Maturana en la batalla de Bailén y su familia tiene que huir a Lisboa. Allí murió a los seis meses de su llegada la madre de Vicenta, y ésta permaneció sola en aquella ciudad hasta 1811 en que vuelve a residir en España. A partir de este año comienza a percibir una pensión vitalicia, por los méritos contraídos por su padre durante la Guerra de la Independencia, y en 1816 fue nombrada camarista de la reina María Josefa Amalia de Sajonia, hasta 1820 en que se une en matrimonio con el Coronel José María Gutiérrez Pérez Gálvez, oficial de la Secretaría de Guerra, y que trece años después lucharía en las filas de ejército carlista.
En 1814 y hasta 1819 comienzan a aparecer en el Diario Mercantil de Cádiz, sus primeras colaboraciones: algunos sonetos y letrillas bajo el seudónimo de Celmira. Su primera obra larga que publicó anónima, fue la novela Teodoro o el huérfano agradecido. Por esos años se había divulgado el rumor de que las poesías que se atribuían a la reina María Josefa Amalia, en realidad eran creación de doña Vicenta y que era ella misma quien lo afirmaba. Su posición ante la Reina podía verse perjudicada, y es por lo que se decide dar a conocer sus poesías y, de esta forma, justificar la falsedad de tal rumor y evidenciar las diferencias de estilo entre sus propias obras y las escritas por la Reina.
En el volumen de los Ensayos Poéticos encontramos reunidas alrededor de ochenta composiciones: odas, letrillas, sonetos y romances en los que predominan los temas sentimentale y algunas poesías “de circunstancias”. Se incluye además un romance firmado por Fileno, seudónimo del poeta sevillano Félix José Reinoso, que dedica a Celmira poco tiempo después del retorno de ésta a España desde su exilio lisboeta, a juzgar por las alusiones a la paz recientemente conseguida, tanto en este romance como en el que sirve de respuesta a Celmira. En sus correspondientes romances, ambos poetas se hacen promesas de eterna amistad. Así le contesta la poetisa gaditana: “Celmira, libre o esclava / de la pasión más funesta. / De ser de Fileno amiga / hace la firme promesa. / Esto Fileno, te basta, / con mis secretos me deja, / no quieras romper la nube / que mi existencia rodea. / Soy infeliz; mas la causa / no adivinarla pretendas / que mil veces ni yo misma / he podido comprenderla”.
Desde 1828 hasta 1830 colabora esporádicamente en el Correo Literario y Mercantil y publica otra novela Sofía y Enrique, dedicada a la infanta María Francisca de Asís. De todas sus obras es quizá a esta, a la que más atención prestó la crítica.
En 1830 comienza a trabajar en el Himno a la Luna, obra poética en prosa, inspirada por la lectura del Himno al Sol del Abate de Reyrac, y que dejaría inconclusa hasta 1836, a causa de sus numerosas obligaciones familiares, el cuidado de sus hijos y la tarea desempeñada en la Junta de Señoras encargadas en el Hospital de pobres impedidas e incurables de Madrid, de la que era Secretaria. En 1833, el pretendiente don Carlos se levanta en armas contra la monarquía constitucional y el marido de Vicenta, el coronel Gutiérrez, se alista en sus filas en compañía de su hijo que, con sólo trece años, decidió seguir a su padre. La escritora junto con sus hijas sufren el exilio en Francia hasta 1836, año en que pudo trasladarse a Berastegui, pequeño municipio de Guipúzcoa cercano a Tolosa, en donde concluye el cuarto canto del Himno a la luna. Años después, Pío Baroja nos diría: “… doña Vicenta, la poetisa gaditana, había publicado varias novelas, entre ellas Teodoro, el huérfano agradecido, Amar después de la muerte y acababa de dar a luz el Himno a la luna, en cuatro cantos, que el Gobierno carlista prohibió, no se sabe si por resentimiento contra doña Vicenta o contra la luna”.
Después Vicenta Maturana, conocida en su tiempo como la decana de las poetas españolas, se estableció en Alcalá de Henares donde residió los últimos años de su vida, y donde murió en 1859. Adolfo de Castro escribiría: “No se ha extinguido la llama de su ingenio. Su ingenio pertenece a Cádiz y Cádiz no puede perderlo mientras existan hijas que con su belleza y su talento, le de encanto, felicidad, orgullo y nombre”.
Francisco Arias Solis


2) Referencia Bibliográfica.

CANTOS CASENAVE, Marieta. “Escritura y mujer 1808-1838: los casos de Frasquita Larrea, Mª Manuela López de Ulloa y Vicenta Maturana de Gutiérrez”. Anales de Literatura Española. N. 23 (2011). ISSN 0212-5889, pp. 205-231 Puede encontrarse en internet http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/17553/1/ALE_23_07.pdf Enlace externo