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Justa y Rufina

Justa y Rufina, por Goya

Nacen entre los años 268 y 270 en Sevilla. Alfareras. Provocan su martirio. Santas patronas de Sevilla.

1) La polémica sobre si eran prostitutas las modelos del Cuadro de Goya

2) Devotas de Adonis. Hispalis (Bética) Siglo III

3) Justa y Rufina en la Wikipedia

1) La polémica sobre si eran prostitutas las modelos del Cuadro de Goya.

Reproducimos en Inglés y Castellano el resumen del artículo:

Macartney, H. (2007) Stirling, Ford, and nineteenth-century reception of Goya: The case of the Santa Justa and Santa Rufina: 'abomination' or 'appropriate composition'? Hispanic Research Journal, 8(5), pp. 425-444. (doi:10.1179/174582007X245294). Puede leerse el artículo completo en http://eprints.gla.ac.uk/49689/ . Página vista el 11 de agosto de 2015. Enlace externo.

Resumen:

Este artículo comienza esbozando un aspecto de la complicada relación entre los dos hispanófilos británicos más emblemáticos, Richard Ford y William Stirling, como prólogo a un análisis de la reacción de cada uno de ellos hacia el arte de Goya, en especial, a su cuadro de Sta. Justa y Sta. Rufina, 1817, (Catedral de Sevilla). En febrero de 1845, Stirling viajó a España para seguir investigando con destino a sus Annals of the Artists of Spain (1848), y llevó consigo uno de los escasísimos ejemplares de la edición suprimida del Hand-book for Spain (1845) de Ford. Sta. Justa y Sta. Rufina de Goya fue uno de los cuadros sobre los cuales Stirling apuntó comentarios. Ford había atacado dicho cuadro como ‘una abominación próxima a David’, insistiendo además en que las modelos para las santas vírgenes habían sido dos rameras. Stirling no coincidía con la valoración de Ford, pero cuando publicó los Annals en 1848, se había aproximado bastante al punto de vista de Ford. El presente artículo trata las razones del antagonismo de Ford hacia ese cuadro de Goya, junto a las del cambio de opinión por parte de Stirling. También se examina su evaluación del cuadro dentro del contexto del conocimiento de ambos de la obra de Goya en ese momento, incluso los ejemplos de su arte que habían visto, o sobre que habían escrito. Ford, igual que (más tarde) Stirling, había reaccionado contra las características neoclásicas de la pintura, factor que se considera aquí a la luz de la participación estrecha de Ceán Bermúdez en el encargo del cuadro para la Catedral de Sevilla, y su publicación de un panfleto sobre el mismo en 1817. Stirling, no obstante, llegó a ser un coleccionista importante de obras de Goya, algunas de las cuales ilustró o mencionó en los Annals. En esta entrada entretejió también otros mitos, además de los de Ford, especialmente algunos procedentes de Bartolomé José Gallardo y Théophile Gautier. Pero, con todo, era una entrada equilibrado que constituía la relación más extensa y aprobatoria del artista en inglés hasta 1848.

Abstract:

This article considers an aspect of the complex relationship between the two best-known British Hispanophiles, Richard Ford and William Stirling, as the starting point for an examination of their response to Goya’s art, in particular, his Sta. Justa and Sta. Rufina, 1817 (Seville Cathedral). In February 1845, William Stirling went to Spain to carry out further research for his Annals of the Artists of Spain (1848), taking with him one of the very few copies of the suppressed edition of Ford’s Hand-book for Spain (1845). Among the paintings he made notes on was Goya’s Sta. Justa and Sta. Rufina, which Ford had attacked as a ‘David-like abomination’, claiming also that the models for the virgin martyrs were strumpets. Stirling disagreed with Ford’s assessment but, by the time his Annals were published in 1848, he had come much closer to Ford’s view. The article ponders the reasons for Ford’s attack on this work by Goya, and for Stirling’s change of mind. Their assessment of the painting is also considered in the context of how much each knew about Goya’s art at this time, including other examples of his works they saw or wrote about. Both writers reacted against the Neoclassical aspects of the painting, and the article considers this in the light of Ceán Bermúdez’s close involvement in this commission for Seville Cathedral, and his publication of a pamphlet on the painting in 1817. Stirling, however, became an important collector of Goya’s works, some of which were illustrated or referred to in the Annals. His entry on the artist also incorporated other myths, in addition to that supplied by Ford, notably provided by Bartolomé José Gallardo and Théophile Gautier. Nevertheless, it was surprisingly balanced, and provided the most extensive and appreciative account of the artist in English by 1848.

Nota de BMA: Más sobre el cuadro de Goya en Mestre Badosa, Luis. Las Santas Justa Y Rufina, de Francisco de Goya y Lucientes. Trabajo de curso de doctorado publicado por "Fons d'articles breus, records i memòries de les gents de Manises"

http://www.manises.es/manisesPublic/dms/documentos/ayuntamiento/arxiu/salalectura/LAS-SANTAS-JUSTA-Y-RUFINA--de-Francisco-de-Goya.pdf Página vista el 11 de agosto de 2015


2) Devotas de Adonis. Hispalis (Bética) Siglo III

Extraido de La Bética en el Bajo Imperio, por José María Blázquez Martínez , puede leerse en

Devotas_Adonis.html . Se analizan las fuentes documentales enmarcándo los hechos en el contexto de los rituales de devoción a Adonis: la provocación realizada por Justa y Rufina y el castigo posterior,

3) Justa y Rufina en la Wikipedia

Tomado de https://es.wikipedia.org/wiki/Justa_y_Rufina Página vista el 11 de agosto de 2015

Justa y Rufina fueron dos hermanas nacidas en Sevilla los años 268 y 270, ambas murieron en el 287, son veneradas como santas por la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa. Su festividad se celebra en Sevilla el 17 de julio (siguiendo la tradición medieval hispánica) y en otros lugares de España el 19 de julio.

Narración de su vida y martirio según la leyenda cristiana

Justa y Rufina fueron hermanas carnales, nacidas en Hispalis bajo el dominio romano; Justa en 268 y Rufina en 270, de modesta familia de cristianos clandestinos dedicados al oficio de la alfarería.Nota 1 En estos tiempos, las hermanas dedicaban su tiempo a ayudar al prójimo y al conocimiento del Evangelio.

Era costumbre celebrar una vez al año una fiesta en honor a Venus en la que se rememoraba el fallecimiento del admirado Adonis. Se recorrían las calles de la ciudad pidiendo limosnas para la fiesta. En cierta ocasión, los seguidores de Venus llegaron a casa de Justa y Rufina solicitando el dinero correspondiente, pero las hermanas se negaron a pagarlo por ser el fin de éste contrario a su fe, y no sólo esto sino que decidieron hacer añicos la figura de la diosa entre ambas, provocando de esta manera el enfado general de las devotas que se lanzaron hacia ellas.

El prefecto de Sevilla, Diogeniano, mandó encarcelarlas, animándolas a abandonar sus creencias cristianas si no querían ser víctimas del martirio. Las santas se negaron a pesar de las amenazas. Sufrieron el tormento del potro para a continuación ser torturadas con garfios de hierro. Diogeniano esperaba que el trato que se le daba sería suficiente para que renunciaran a su fe, ellas aguantaron todo. Viendo que no surtió efecto el castigo las encerró en una tenebrosa cárcel donde sufrirían las penalidades del hambre y la sed.

Estoicamente sobrevivieron a su condena, por lo que fueron castigadas de nuevo, esta vez debían caminar descalzas hasta llegar a Sierra Morena. Tuvieron la suficiente fuerza para conseguir el objetivo. Viendo que nada las vencía mandó encarcelarlas hasta morir, la primera en fallecer fue Santa Justa, su cuerpo lo tiraron a un pozo, recuperado poco tiempo después por el obispo Sabino.

Una vez que hubo acabado con la vida de Justa, Diogeniano creyó que Rufina sucumbiría a sus deseos con más facilidad, pero no lo consiguió, y decidió acabar con su vida de la forma más lúgubre en aquellos tiempos, la llevó al anfiteatro y la dejó a expensas de un león para que la destrozase. La bestia se acercó y lo más que hizo fue mover la cola y lamer sus vestiduras como haría un animal de compañía. El Prefecto no aguantó más, la mandó degollar y quemar su cuerpo. Nuevamente tras este hecho el obispo Sabino recogió los restos y la enterró junto a su hermana en el año 287.

Por tan cristiana acción, fueron canonizadas. Se les nombró Patronas de Sevilla, y de los gremios de alfareros y cacharreros. También son veneradas como patronas de otras localidades, por ejemplo Orihuela, donde la leyenda cuenta que las santas se aparecieron en forma de dos luceros sobre la sierra de Orihuela tras la conquista cristiana sobre los musulmanes. También son patronas de Payo de Ojeda en Palencia, de la ciudad conquense de Huete y de Maluenda, en la provincia de Zaragoza.

Concilio de Elvira

La negativa de las futuras santas a entregar vasijas a los paganos que seguían la procesión de la diosa semítica Sambó produjo un altercado en el que las cristianas derribaron y rompieron el ídolo, a la manera del gesto provocador de San Polieucto. Algunos años más tarde los padres del Concilio de Granada, en su canon 60 promulgaron que:

"...Si alquien destruye un ídolo y lo condenan a muerte, dado que se trata de algo que no está indicado en el Evangelio y no nos parece que se actuara así en tiempos de los Apóstoles, hemos decidido que estos cristianos no sean recibidos en el número de los mártires..."

Sin embargo hubo una difusión oficial de su culto en la Bética durante la época visigoda, tuvieron en Sevilla su basílica martirial y San Isidoro compuso un himno en su honor. Ambas seguían siendo festejadas en Córdoba en el siglo IX. Cuando en el califato Omeya de Al-Andalus, durante los reinados de Abderramán II y Mohamed I se produjeron persecuciones de los cristianos mozárabes, estos tuvieron que refugiarse en Toledo donde fundaron una parroquia bajo la advocación de ambas santas.

Veneración en la ciudad de Sevilla

Las santas Justa y Rufina son especialmente veneradas en Sevilla. La tradición las señala como protectoras de la Giralda y la Catedral, considerando que por su intercesión no cayeron tras el terremoto de 1504. De esta manera, suelen estar representadas junto a la Giralda, portando palmas como símbolo del martirio y con diferentes objetos de barro alusivos a su profesión de alfareras. En la propia Catedral hay una capilla dedicada a las Santas y en él figuran sus esculturas, que proceden de la Iglesia del Salvador (Sevilla) y fueron realizadas por Pedro Duque y Cornejo en 1728.

En el Colegio Salesiano de la Santísima Trinidad, también en Sevilla, se conserva una antigua galería subterránea considerada tradicionalmente la cárcel donde estuvieron presas las dos hermanas. En su interior tienen un altar dedicado.

Su festividad se celebra en Sevilla el 17 de julio en otros lugares de España el 19 de julio.

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